Bajan la inflación, el dólar y el riesgo país, ¿y si sale bien?
Milei y Luis Caputo culminaron una semana de logros económicos, pero hay dudas de cuán rápido seguirá descendiendo el IPC y se advierte que demorará la salida del cepo cambiario y el regreso a los mercados internacionales para refinanciar deuda. Debate sobre si el tipo de cambio está atrasado, mientras corre a toda velocidad la bicicleta financiera, bajo la amenaza de que un día se detenga y salte la divisa.
“El día que las vacas vuelen y que en la Argentina baje la inflación”, cantaban antes las hinchadas. El índice de precios al consumidor (IPC) mensual bajó en septiembre último a 3,5%, el menor nivel en casi tres años, desde el 2,5% de noviembre de 2021. Los dólares paralelos también descendieron al valor que tenían hace cinco meses: el blue, a $1.180; el MEP (Mercado Electrónico de Pagos), a $1.134 y el contado con liquidación (CCL), a $1.177. Están cada vez más cerca del oficial, a $998. Es el efecto de un blanqueo de capitales exitoso e inversiones especulativas. El riesgo país, indicador de la confianza en los títulos de deuda pública en dólares, se redujo a 1.126 puntos básicos, un piso que traspasó hace cinco años, cuando Alberto Fernández, decidido a reestructurar el pasivo, le ganó las primarias presidenciales a Mauricio Macri. Es el resultado de aplicar la motosierra fiscal a casi todo, incluso a la universidad, con tal de honrar el pasivo. ¿Y si le sale bien?, se preguntan sobradores los libertarios. ¿Se liberará ya el cepo y se unificará el mercado cambiario? ¿La Argentina podrá refinanciar su deuda en el mercado internacional? ¿Comenzará un periodo de recuperación económica y del empleo que mejora la vida de la población? Hay economistas que, pese al optimismo del Gobierno y los mercados, aún alertan sobre los riesgos de que salga mal.
El presidente Javier Milei ha dicho muchas cosas de las que después se desdijo, pero en las últimas semanas ha explicado que para que se elimine el cepo la inflación debe llegar al 0%. Pero no se refería al IPC. Aclaró que del 4% que había en los meses anteriores a septiembre, el 2% venía derivado del alza programada del dólar oficial y el 0,5% de factores externos, por lo que lo que él considera inflación doméstica era 1,5%. Por tanto, cuando el IPC baje al 2,5% mensual, es decir, no quede nada de lo interno y sólo suba por efecto de la depreciación gradual del peso y del contagio global, entonces en ese momento se quitará el control cambiario y los exportadores podrán dejar de financiar, por ejemplo, a quienes pasean por el exterior. Hay que reducir entonces un punto más la inflación. Pero después de esas declaraciones de Milei, su secretario de Política Económica, el chileno José Luis Daza, sumó otro condicionante para eliminar el cepo: que las reservas netas del Banco Central (activos menos pasivos) sean positivas, cuando ahora rondan los US$5.000/6.000 millones negativas. Daza, exsocio del ministro de Economía, Luis Caputo, en negocios financieros, iba a ocupar ese cargo en su país si ganaba las elecciones presidenciales el ultraderechista José Antonio Kast en 2021, pero las perdió y recaló en la Argentina. Nació en Buenos Aires porque su padre diplomático estaba aquí destinado, pero no tiene nacionalidad argentina y por eso en su designación aparece el número de pasaporte chileno.
Un trader colega de Caputo y Daza en el mercado local apuesta a que el cepo se liberará recién después de las elecciones legislativas de 2025 para evitar que su eliminación impacte en el sendero de baja de la inflación, principal capital político de Milei para vencer en ese momento. Otro colega también de una de las sociedades bursátiles más grandes considera que faltan reservas para liberar el cepo y que también es necesario esperar a que el riesgo país baje de 1.000 puntos para que se puede refinanciar deuda en el mercado. Sin ese acceso, hay que recurrir a las reservas o al préstamo Repo, como se llaman los que entregan bancos a corto plazo y con una fuerte garantía, para afrontar los vencimientos por US$2.900 millones de enero próximo. Ese crédito se está negociando por estos días. “Tenés que poder emitir en el mercado a un dígito de tasa, al 9% o 9,5%, pero 10% no. Para eso falta. Por eso, se empieza con un Repo, que podés sacarlo a un dígito. Con eso podés pilotear 2025, pero después tenés que conseguir reservas genuinas, mejorar el balance del Banco Central. Pero ahora devaluar un 5, 10 o 15% no sirve, porque se iría a precios. Todavía tenés que seguir bajando la inflación hasta el 2%, así no se te atrasa el tipo de cambio, que tampoco está tan bajo, y eliminar los problemas de stocks que dejó el gobierno anterior”. opina este último broker.
Otros expertos, en cambio, consideran que el tipo de cambio real (ajustado por inflación) multilateral (en relación al dólar, el euro, el yuan y el real) está muy bajo, lo que desalienta la producción nacional de bienes y servicios y alerta sobre el riesgo de una futura devaluación. Está en 85, tomando 100 de referencia cuando Macri liberó el cepo en 2015. Se encuentra apenas por encima de 83, el nivel en que lo dejó el gobierno anterior, antes de que Milei arrancara su gobierno devaluando hasta llevarlo a 132. ¿Cuándo el tipo de cambio estuvo tan bajo como ahora? En 2017, antes de que Macri devaluara al año siguiente. En 2015, en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, antes de que su sucesor quitara el cepo y devaluara por primera vez. Más atrás en el tiempo hay que remontarse a la administración de Carlos Menem entre 1997 y 1998, antes de que Brasil devaluara en 1999 y nuestro tipo de cambio se apreciara aún más, bajara a alrededor de 70 hasta 2001 incluido y hundiera la economía en una larga y profunda recesión.
El ex viceministro de Economía de aquellos años 1999-2001, Daniel Marx, opina que la salida del cepo y el regreso a los mercados de deuda serán un proceso “lento”. Coincide el consultor Hernán Hirsch: “Despacio”. O el trader Juan Manuel Pazos, de la sociedad TPCG, concuerda en que falta tiempo para eliminar el control cambiario y refinanciar pasivos colocando bonos y también opina que “el tipo de cambio no es tan bajo”. “Los números del balance de pago (entrada y salida de divisas del país, entre exportaciones, importaciones y vencimientos de deuda) cierran por los próximos meses. En parte, porque tenés cepo”, admite Pazos.
Juan Miguel Massot, vicerrector económico de la Universidad del Salvador, observa que “el Gobierno seguirá dando pasos según evolucionen las condiciones que se requieren para una plena desregulación del mercado cambiario”. “Es una gestión prudente dadas las circunstancias, porque no se puede cometer el error de idas y vueltas en esta cuestión ya que seria muy perjudicial para las expectativas, con todo lo que ello conlleva. Creo que en el mismo sentido irán las decisiones del regreso a los mercados internacionales de bonos soberanos”, completa Massot.
Otro prestigioso economista, que prefiere mantener el anonimato, se muestra más crítico. Opina que el tipo de cambio se atrasa y en cualquier momento puede saltar: “Si ves que el tipo de cambio se aprecia y ves que va a seguir así, entonces los inversores hacen carry trade (bicicleta financiera, vender dólares, apostar al peso porque ofrece mejor tasa hasta que un día dejar de confiar y vuelven a la divisa). Por eso, bajan los dólares paralelos. También porque los exportadores liquidan 80% al oficial y 20% al MEP o CCL. Y además el Gobierno interviene para bajarlos. Por eso se te atrasa no sólo el dólar oficial sino el paralelo. Esto dura hasta que dura. Todo lo que es insostenible un día cae. Con un tipo de cambio bajo y sin reservas, no podés dejarlo flotar. Y como no podés devaluar, lo primero que subirá es el paralelo. No dan los números, vas a acumular déficit, ¿donde están las entradas de capitales reales? ¿Te vas a meter a este país? Milei ostensiblemente piantado. Entran sólo especuladores financieros a comprar bonos porque te dan 10 puntos porcentuales más que los títulos de Estados Unidos y hay una convicción de que van a pagar la deuda en enero”. Además recuerda los papers de economistas como Roberto Frenkel, del Centro de Estudios Estado y Sociedad (CEDES), o Dani Rodrik, de la Universidad Harvard, que advierten de que el tipo de cambio bajo o sobrevaluado está reñido con el desarrollo de los países emergentes. Por el contrario, una moneda devaluada permitió el salto de naciones como Corea del Sur, Taiwan o China.
Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, suma luces amarillas: “Al Gobierno le costó hacerla bajar. Estuvo cuatro meses en 4% y finalmente perforó ese piso. Lo logró gracias a que bajó el impuesto PAÍS y que mueve cada vez menos los precios regulados (tarifas). En octubre bajó la nafta y el gas. Y lo hace porque necesita que la inflación baje más rápido al nivel del tipo de cambio del 2%. Es un problema que no se dé rápida esa convergencia porque estás con el tipo de cambio real multilateral mínimo que tuviste con Macri. Con reservas netas negativas, necesitás que la economía deje de apreciarse. Es cierto se está apreciando a menor ritmo. La menor brecha y el menor riesgo país están muy apalacandos en un blanqueo de capitales muy exitoso y en el carry trade. Hoy a una empresa que se puede endeudar en dólares le conviene hacerlo porque la tasa es baja, al 6% o 7%, y localmente la tasa es mucho más alta en pesos porque el tipo de cambio oficial sigue al 2%. Mientras los agentes locales piensen que el dólar oficial se mueve al 2% mensual o menos, según el presupuesto 2025, te conviene endeudarte en dólares o desarmar posiciones en dólares y ponerlo en pesos al 3,5% o 4%, es decir, una tasa en dólares del 1,5% o 2% mensual. El problema de la bicicleta financiera es que cuando te quedás sin piernas esto se revierte. Y aún te falta un año para las elecciones. Incluso Macri ganó las de medio término y después fue el primer presidente que se presenta a la reelección y la pierde”, advierte Sigaut Gravina.
En un reciente informe del banco español BBVA se destaca la baja de la inflación, el déficit fiscal cero y algunas señales de reactivación económica, pero también se alerta sobre riesgos. ¿Cuáles? “Los principales riesgos de cara a 2025 se resumen en: i) ocurrencia de eventos climáticos extremos que afecten a la producción agrícola -en referencia a una sequía que ya está azotando otra vez-, ii) pérdida de aprobación social del Gobierno -habrá que ver el impacto del veto a las universidades, después del que afectó a los jubilados-, iii) el retraso en remover controles cambiarios que ocasione una pérdida de confianza del mercado y gatille presiones cambiarias”, señaló el reporte de BBVA.
AR/JJD