La ayuda a Argentina que unió a Soros, Bessent, Caputo, Daza y su mujer, y el factor Adorni

Scott Bessent antes de ser secretario del Tesoro de Estados Unidos fue, entre otras cosas, la mano derecha del mega inversor George Soros.Estados Unidos rescató a la Argentina y no solo garantizó los dólares necesarios para llegar a las elecciones, también el pago de la deuda.
A una semana de las elecciones todavía se le buscan respuestas al resultado. El contundente triunfo de La Libertad Avanza (LLA) sorprendió al peronismo, al propio Gobierno y también al mercado. La mejor muestra fue la extraordinaria suba que marcaron las acciones, los bonos y la baja del riesgo país.
Sin embargo, sin la ayuda de Estados Unidos, que rescató a la Argentina cuando estaba a punto de quedarse sin dólares para enfrentar una corrida que amenazaba llevarse puesto lo que se cruzaba adelante, todo hubiese sido diferente.
Hay un análisis geopolítico que dice que la Argentina es un aliado estratégico para Estados Unidos de cara a la guerra comercial que tiene la principal economía del mundo con China.
Hay otro análisis que afirma que la relación del presidente Javier Milei con su par Donald Trump fue fundamental para llevar a cabo el rescate argentino.
Todo lo anterior es cierto, pero en los análisis hay una pata que falta: el vínculo del equipo económico con Scott Bessent. Es que el secretario del Tesoro de Estados Unidos es un viejo conocido de gran parte del staff que hoy comanda los destinos económicos de la Argentina.
Bessent antes de ser secretario del Tesoro de Estados Unidos fue, entre otras cosas, la mano derecha del mega inversor George Soros. También fundador de fondos de inversión y donante de la campaña de Donald Trump. Pero Bessent, además, tiene un vínculo de años con José Luis Daza, el viceministro de Economía de bajo perfil que tiene nacionalidad chilena, pero nació en Buenos Aires. Es la persona que casi con seguridad va a ser, además, el secretario de Finanzas en reemplazo del flamante canciller Pablo Quirno.
Daza, que ya había trabajado con el ministro de Economía, Luis Caputo en su paso por el banco JP Morgan, fue el fundador del fondo QFR Capital Management en Nueva York junto a los argentinos David Sekiguchi, ex Deutsche Bank y Damián Reidel, el físico y economista que fue vicepresidente segundo del Banco Central y jefe de Gabinete de Asesores de Milei y que ahora preside de Nucleoeléctrica Argentina.
Uno de los principales inversores del fondo QFR fue nada más y nada menos que Bessent. De hecho, lo hizo cuando representaba a la firma Protégé Partners y cuando volvió a trabajar con Soros. Bessent también intentó convencer a Daza para que trabaje con él en Square Capital Management, una firma que el actual secretario del Tesoro había creado cuando había dejado de trabajar de forma directa para el magnate húngaro. Hay más: la esposa de Daza, Tania Reif (nació en Iowa, Estados Unidos, pero creció en Venezuela), es una reconocida economista ex Fondo Monetario Internacional (FMI) y exintegrante del equipo de Soros Fund Management, donde Bessent era una figura rutilante.
Como se ve, las relaciones y las negociaciones en Wall Street como en la política comienzan mucho antes. En el plan político de la segunda mitad del Gobierno, el nuevo jefe de Gabinete Manuel Adorni pasará a tener un rol preponderante en las reformas estructurales que impulsará el Gobierno.
Bessent, por otra parte, un antiguo colaborador de la política (no solo donó fondos para la campaña de Trump, antes también había apoyado a candidatos demócratas), tiene una historia particular en el mundo financiero. En Wall Street saltó a la fama en los 90, cuando trabajando para Soros puso en jaque al Banco Central de Londres.
Desde 1990, describe muy bien la revista Mercado, la libra esterlina estaba atada al marco alemán a una paridad fija de 2,95 marcos por libra, con una banda de fluctuación del 6%. La decisión, tomada bajo el gobierno de John Major, buscaba dar estabilidad a la inflación británica, imitando la disciplina monetaria del Bundesbank. Pero esa estabilidad tenía un costo: una economía en recesión, un desempleo creciente y un sistema financiero presionado por tasas de interés altísimas.
Mientras Alemania enfrentaba las tensiones fiscales de la reunificación (en 1989 había caído el muro), su banco central mantenía una política contractiva que arrastraba al resto de Europa. El Reino Unido, atrapado en ese esquema, debía sostener artificialmente una moneda sobrevaluada. Cada punto de aumento en los tipos de interés se traducía en cuotas más elevadas para las familias endeudadas con hipotecas a tasa variable, que representaban la mayoría. La libra, sostenida por la voluntad política más que por los fundamentos económicos, se transformó en una presa fácil.
Fue ahí cuando un joven Bessent, con el fondo de Soros, apostó contra el Banco de Inglaterra, situación que terminó provocando la devaluación de la libra esterlina por parte del Reino Unido.
La operatoria fue de riesgo. El fondo de Soros tomó prestados activos, luego los vendió en el mercado a la espera de que su precio bajara. Cuando bajó, los recompró más tarde a un valor menor. La apuesta le salió bien a Bessent, provocó una devaluación abrupta de la libra esterlina y cerca de US$ 1.000 millones de ganancias. El 16 de septiembre de 1992 pasó a la historia en Inglaterra como el ‘miércoles negro’.
Ahora Bessent juega otro partido. ¿Pensará, como parte de sus colegas, que el peso hoy está sobrevaluado como lo estuvo la libra en 1992? ¿O el nuevo valor cercano a los $ 1.500 que deja conforme a Caputo y a la Unión Industrial Argentina (UIA) es el de equilibrio?
