La salida de Lourdes Arrieta y de Francisco Paoltroni de los bloques libertarios de diputados y del senado, respectivamente, no son episodios comunes. En los hechos, para encontrar otro caso hay que ir hasta 1997, cuando la expulsada fue nada menos que Cristina Fernández de Kirchner.

En aquel momento CFK fue echada del bloque de senadores del Partido Justicialista, y la explicación no fue, al menos exclusivamente, las críticas al gobierno de su propio espacio, el que comandaba Carlos Menem, sino por su negativa a apoyar el texto de creación y composición del Consejo de la Magistratura, que en ese momento le impidió a su bancada llegar al número para la sanción.

La impronta de Cristina Kirchner era la de la senadora rebelde y desfiante. Dura con el Poder Ejecutivo, también hacía mucho ruido entre los propios dentro del Congreso

Al poco tiempo de llegar, fue la única de su bloque que votó en contra de la prórroga del Pacto Fiscal II, que extendía su vigencia hasta fines de 1996. Otro ejemplo de sus posturas disruptivas fue su embestida contra el ministro de Defensa, Oscar Camilión, ante la sospecha de que las armas argentinas que tenían a Venezuela como destino oficial hubieran sido desviadas a Ecuador. Cuando el ministro fue al recinto, la senadora por Santa Cruz lo enfrentó cara a cara y le pidió que renunciara. "Senadora, usted no tiene edad ni antecedentes para solicitarme mi renuncia”, fue la particular respuesta de Camilión.

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Cuando le preguntaban si temía ser echada del partido o del bloque, Cristina respondía: "No creo que sean tan antiguos". Las posturas de la senadora oriunda de La Plata generaban rechazo entre sus pares, que le negaban la palabra o le hablaban encima cuando lograba intervenir.

Pero el motivo principal la expulsión del bloque del Justicialismo fue la negativa de la senadora a apoyar el texto de creación y composición del Consejo de la Magistratura. El contexto político era que la Cámara alta quería dar muestra de que el poderío menemista estaba intacto, cuando ya se libraba la batalla entre Menem y Eduardo Duhalde por la sucesión en 1999, año de las elecciones presidenciales.

Con la idea de que ella misma se corriera de la bancada, el bloque la desplazó, sin avisarle, de las comisiones que integraba. CFK estaba en las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto; Asuntos Penales y Regímenes Carcelarios; Educación; Familia y Minoridad; Economías Regionales; Coparticipación Federal de Impuestos; Asuntos Administrativos y Municipales, y también intearba la Bicameral de Esclarecimiento del Atentado a la Embajada de Israel y la AMIA.

Cristina dijo que el castigo que le aplicaban no era contra ella sino "contra la provincia de Santa Cruz" y recogió el apoyo de varios diputados del PJ, que firmaron un proyecto de resolución para expresar su desacuerdo con la exclusión. Ellos y ellas fueron: Rita Drisaldi, Irma Roy, Mario Das Neves, Rodolfo Gazzia, Julio Migliozzi, Julio Salto, Fernando Maurette, Darci Sampietro, Carlos Vilches, Sara de Amavet y Sergio Acevedo.

Se abrió un debate sobre la legalidad de la medida, y como la involucrada se plantaba, directamente resolvieron separarla de la bancada.

Augusto Alasino, Eduardo Menem, Eduardo Bauzá y Jorge Yoma suscribieron la decisión. Consideraban "insostenible" su continuidad. Era mayo de 1997.

"Yo no soy la recluta Fernández para obedecer las órdenes de Augusto Alasino (el titular del bloque)", fue la frase que más se recuerda de esos tiempos. "Esto es una actitud fascista y una represalia", fue otra.

Cuando le preguntaron si pensaba irse, además, del partido, la respuesta fue tajante: ."¿Irme del PJ? Si no lo hice en la época de López Rega…".

Armó bloque propio, PJ Santa Cruz, pero unos meses después dejó su banca para encabezar la lista de diputados para las elecciones de medio término de ese año. Como era de esperarse, en su adiós no pasó desapercibida: "Es como oxigenarme, el Senado está desconectado de la realidad".

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