River avanza a fondo por Maxi Salas y evalúa ejecutar la cláusula
Un deseo de Marcelo Gallardo puede llegar a cumplirse con una mayor celeridad que la programada producto de la necesidad: River avanza a fondo por Maximiliano Salas, a punto tal que evalúa ejecutar la cláusula de rescisión que el jugador tiene fijada en su contrato con Racing. Un vínculo que de palabra el punta acordó extender hasta diciembre de 2028, aunque hasta el momento el compromiso verbal no se trasladó a la firma de los documentos.
Y es por eso que en Avellaneda están en alerta. Porque saben que el futbolista le habría manifestado a Gustavo Costas su deseo de ser dirigido por Gallardo. Que la oportunidad lo atrae. Y si bien la posición oficial que mantienen en Racing es la de confiar en la palabra que desde Núñez le habrían dado a Diego Milito de no fichar a Salas a través del canon de rescisión, entienden que si el río (el River) suena es porque algo traerá.
En las oficinas del Monumental se está estudiando, entonces, la chance de hacer la inversión por la cláusula de Salas. Un monto que asciende a 8.000.000 de euros netos para Racing, en una operación que ascendería a 10.000.000 de euros contemplando los impuestos. De ser así, sería la primera vez que en River activen este método para fichar: hasta aquí siempre se había decidido pagar por encima aunque entablando una negociación.
Gallardo, por lo pronto, ya mantuvo un diálogo con Salas. Le presentó su proyecto y hasta lo sugirió al no negarlo en la conferencia de prensa previa al encuentro frente al Urawa Red Diamonds. “Si vos querés a un jugador, primero tenés que hablar con él para saber si hay una intención del jugador de venir. Después, vienen las partes, de club a club. Esto es normal”, había expresado MG.
Incluso, el Muñeco relativizó el supuesto malestar de Diego Milito -presidente de Racing- por los movimientos de seducción telefónica que encaró el deté de River al decir que “he jugado varias veces al pádel con él” y que “si está enojado, me lo haría saber, y no pasó”. Insistiendo en que “en el medio se envían muchos mensajes porque no tienen los huevos para decirlo”.
La situación ha llevado a River a acelerar. Porque si bien el deseo del Muñeco de tener a Salas viene de hace tiempo, el contexto ha cambiado: con Sebastián Driussi prácticamente descartado para jugar los octavos de la Libertadores y un Miguel Borja cuyo éxodo está latente (si no es en este mercado, será en el próximo), entonces en Núñez se estudia cuándo y de qué modo bajar el martillo.
Entendiendo que la inversión por este morrudo y temperamental delantero de 27 años se amortice dentro de la cancha, con rendimientos, como ocurrió en 2018 con Lucas Pratto. Confiando en que el Gordo entre y juegue sin que le pese la tensión competitiva. Él tiene ganas.