\'Movete, River, movete”. El clásico hit de reclamo de los hinchas ya se empezó a escuchar -con intensidad moderada- en los últimos partidos porque la gente está inquieta con la falta de triunfos y la acumulación de cuatro empates consecutivos, una racha inédita en el ciclo Demichelis y que puede poner en riesgo la clasificación a los playoffs de la Copa de la Liga si el equipo no suma de a tres este miércoles contra el recién ascendido Independiente Rivadavia en el Monumental. El entrenador lo sabe, los fanas también. Es la hora de ganar. Urgente.

A pesar de que River mantiene el invicto en 2024 y es uno de los equipos más goleadores (con 15 tantos, igual que Talleres), los números no le están cerrando en este tramo del campeonato y, mucho menos, el rendimiento colectivo e individual. Con ciertas excepciones, como la efectividad de Borja y Solari en la definición, las gambetas y asistencias de Barco, la consolidación de Villagra como volante central de marca, el liderazgo de Paulo Díaz en la cueva y la reguralidad de Armani.

A nivel general, River sigue siendo un equipo inestable en una etapa decisiva del semestre en el que ya tendría que haber logrado un funcionamiento más aceitado, sólido y eficiente que lo posicione de otra manera para afrontar lo que viene en los próximos días: el clásico ante Independiente, clave porque el Rojo es el líder de la Zona A de la CLP, la final de la Supercopa con Estudiantes (miércoles que viene) y el inminente inicio de la fase de grupos de la Libertadores, la primera semana de abril.

En este momento, que River aún esté dentro del top 4 que clasifica a la fase definitoria del campeonato, se explica más por las circunstancias del grupo que por su nivel: sus competidores cercanos tuvieron una irregularidad similar en los resultados. Ahora, en caso de continuar con esta seguidilla de partidos sin victorias podría quedar afuera de la zona de clasificación y el crédito de apoyo para Demichelis alcanzaría el punto más bajo en el ciclo.

Porque así como fue ovacionado por el andar del equipo en la LPF 2023, hoy está en observación partido a partido -algo que se potenció con el 1-1 en el superclásico y el 2-2 en Córdoba por los cambios, luego de ir ganando en ambos casos- y con un clima popular de pronóstico reservado que aún no quedó expuesto en el Monumental salvo por algunos murmullos. Y es que para Demichelis hay medio vaso lleno (invicto hace 13 partidos y en todos los clásicos, con dos títulos en 2023) y medio vacío (el affaire con Enzo Pérez que le bajó popularidad, un equipo que desde que ganó la LPF no se consolida, la deuda internacional). Rápidamente el vaso puede terminar de llenarse o perder más agua.

Esta situación coloca a River y al entrenador en estado de cierta urgencia para el duelo ante Independiente (R) delante de 85.000 hinchas ansiosos por un triunfo y exigentes con ver una notoria y necesaria evolución futbolística en un equipo que sigue sin transmitir mentalidad ganadora y oficio para cerrar los partidos. Que parece contar solamente con el chip de atacar sin la variable de cambio de adaptarse a diferentes momentos y desarrollo de partidos. Con una defensa que en cuestión de minutos pasa de muralla a zona liberada.

Por lo tanto, si bien la categoría del rival mendocino presenta posibilidades para que Demichelis aplique la rotación para regular las cargas de los futbolistas con más actividad (Paulo y Enzo Díaz, Nacho, Aliendro, Barco), la necesidad de conseguir los tres puntos en el Monumental -que dejó de ser la fortaleza del 2023- tal vez lo impulsen a no cuidar demasiado para ir a Avellaneda, cuatro días antes de la primera final de River en 2024, inevitable punto de inflexión para plantel y deté.

Es la hora de ganar, de moverse mejor en la cancha y de trepar en la tabla. Para que los hinchas se vuelvan a sentir movilizados por una basada ilusión.