Fue duro, fuerte, shockeante. El momento que les tocó vivir a los jugadores de Boca cuando fueron llegando al predio después de dos días de descanso y confirmaron que no estaría Miguel Ángel Russo lógicamente los sacudió en las fibras íntimas, más allá de que todos conocían la noticia y se lo esperaban. Es que no estuvo ese DT que los recibe diariamente con un saludo cordial, uno por uno, a veces con un afectuoso choque de palmas.

En Boca hay preocupación lógica por la situación, principalmente por el estado de su salud. No por la vuelta o no de Miguel al trabajo. En un claro orden de prioridades puesto por Juan Román Riquelme. A tal punto que saben que si fuera por el DT, habría dejado la clínica ayer mismo para decir presente y pararse delante de sus futbolistas, según revelaron desde su entorno.

El plantel seguirá trabajando sin problemas bajo las órdenes de los ayudantes Claudio Úbeda y el colombiano Juvenal Rodríguez, tal como ocurrió ayer por la tarde en Boca Predio. También sabiendo que no hay partidos hasta dentro de diez días, cuando llegue el momento de visitar el domingo 14 a Rosario Central.

En Boca, tal como quedó claro, no lo van a apurar de ninguna manera a Miguel. Porque ya sabían cuando lo fueron a buscar como bombero para que apague el incendio (insultos a la CD de Riquelme en los últimos partidos del semestre pasado) que en esta etapa delegaba buena parte de las tareas semanales a sus colaboradores.

Su figura, sin embargo, serviría como escudo durante el Mundial de Clubes y lo que vendría después. Sin insultos incluso en medio de una racha de 12 partidos sin ganar, la peor de la historia. De hecho, dentro de del club, hay críticas para Román por “usar” a Russo.

Lo que no se contempló en ningún momento fue que la exigencia de Boca es infinitamente superior a la de San Lorenzo y Rosario Central. Bastaron tres meses para confirmarlo, con Miguel sintiendo el desgaste en su cuerpo, expuesto en los últimos partidos y conferencias, pese a que casi nunca faltó a un entrenamiento ni a un encuentro con la prensa (apenas por falta de voz tras el empate con Racing).

La diferencia también es que en Boca Predio todo se sabe. Si no arranca los entrenamientos para evitar el frío, si lo acompañan al vestuario y lo ayudan a abrir las puertas de blindex, si necesita que lo sostengan para subir la escalera del micro. La viralización de una imagen suya en la que parece dormido durante el partido ante Aldosivi basta como ejemplo para la caja de resonancia que es el Mundo Boca.

Sin presiones del lado de Boca, el debate sobre la continuidad de Miguel se da puertas adentro de su casa. Ya hace tiempo se dijo que su familia no quería que siguiera trabajando, aunque luego su hijo Nacho lo negó y salió al cruce de esas versiones, y atribuyó lo que se decía a la mala racha que atravesaba el equipo.

Más allá de lo que vayan a decir en esta ocasión, existe y existirá el tironeo entre el DT y la familia. Él queriendo seguir metido en el fútbol, trabajando pese a todo. Ellos queriendo que se descanse y se cuide, haciendo caso a la recomendación médica.

Hugo Gottardi -  

Boca de Selección - Radio del Plata AM 1030.

“No le va a dar ni cinco de bola. Nunca le dio bola a la familia en asuntos de trabajo. En eso, primero el trabajo y segundo la familia. Es su lema”, anticipó días atrás su ex ayudante Hugo Gottardi.

Por lo pronto, Boca espera que se desarrollen las cosas. Una posibilidad que ya estaba sobre la mesa al ver las primeras señales de fragilidad era seguir hasta fin de año y luego analizar los pasos a seguir.

Russo fue el entrenador elegido para un momento puntual muy importante como el Mundial de Clubes, con toda su historia en el club y el respeto que genera en la gente. Pero ni Úbeda ni Juvenal Rodríguez fueron los nombres elegidos por Riquelme para su Boca. Por eso, por el momento, esperan sin apuro por su gran DT.