La discusión electoral que atraviesa a Pro se trasladó hacia sus bloques en el Congreso y amenaza con quebrar la aparente armonía. Allí coexisten dirigentes que reconocen el liderazgo de Mauricio Macri y se rehusan a que el espacio pierda identidad, con aquellos que consideran que el partido debe fundirse en un acuerdo con los libertarios. Si bien esta tensión fue constante a lo largo del primer año de Gobierno de Javier Milei, se espiralizó en las últimas semanas.

El expresidente enfrenta dos desafíos en simultáneo. Por un lado, deberá neutralizar el descontento que se potenció después de que el partido acusara de “autoritario” al Gobierno por excluir el presupuesto 2025 en el temario de proyectos que se debatirán en extraordinarias. Por el otro, batallará con la estrategia manifiesta del Gobierno de cooptación por goteo de dirigentes Pro sin un acuerdo de cúpulas.

Los libertarios lo lograron con Luis Juez, el jefe del espacio en el Senado, quien anticipó a LA NACION que dejará la conducción de la bancada Pro tras manifestar diferencias con el exjefe de Estado. Es la misma estrategia que el oficialismo adoptó con su par de Diputados, Cristian Ritondo, quien mantiene línea directa con el asesor presidencial, Santiago Caputo, en pie de guerra con Macri. De hecho, Ritondo es uno de los invitados mañana a la Casa Rosada para reactivar las sesiones extraordinarias.

Durante el primer año de gestión de Milei, los bloques de Pro fueron de las pocas bancadas que tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados lograron permanecer unidas. La cohesión entre sus miembros se sostuvo en la mayoría de las votaciones: solo se rompió en ocasiones puntuales, como el rechazo del decreto por que el Gobierno incrementó los gastos reservados de la Secretaría de Inteligencia (SIDE). En la antesala de la pelea electoral, este armisticio pareciera haber llegado a su fin.

Fue Juez quien tomó la delantera. Anticipó que dejará la presidencia del bloque Pro en la Cámara Alta por tensiones y diferencias con el expresidente. Dijo haberse sentido “desautorizado” por Macri durante la sesión en la que se expulsó al entrerriano Edgardo Kueider –detenido en la frontera con Paraguay con US$200.000 en efectivo–, donde cuatro miembros de su tropa lo desoyeron y apoyaron la suspensión, en línea con el jefe nacional del partido.

No fue el primer roce. El vínculo entre Macri y Juez hacía rato que sufría altibajos: el cordobés resintió especialmente la orden del expresidente de suspender el almuerzo del bloque Pro con Milei tras uno de sus tantos cortocircuitos. Según el senador, había trabajado “un montón de meses” para coordinar esa cumbre obturada.

Mientras la relación de Juez con el jefe de Pro se erosiona, su cercanía con el Presidente se consolida. “Me encantaría ser el candidato a gobernador de Javier Milei en Córdoba”, aseguró, a la vez que repitió: “Yo no soy un especulador”. “Está comprando acciones relativamente baratas en La Libertad Avanza (LLA)”, replicó un legislador amarillo alineado con Patricia Bullrich.

La ministra de Seguridad gana terreno entre la dirigencia descontenta con la conducción “purista” de la mesa nacional del partido. Fue Bullrich quien inauguró la estrategia libertaria de sumar referentes Pro sin hablar con el líder del espacio. El último en dar el salto fue el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela quien, al igual que Juez, ya se anotó en la pelea por la gobernación de su provincia, Buenos Aires, en representación de LLA.

La pregunta que se desprende de la renuncia de juez a la jefatura del bloque Pro es quien lo reemplazará. El nombre que más suena es el del senador misionero Martín Goerling, de buen vínculo tanto con Macri como con Bullrich. También se habló de Alfredo De Angeli, un macrista de pura cepa, pero en el bloque lo descartan: al entrerriano se le vence su mandato como senador a fin de año y señalan que su foco estará puesto en su futuro político.

El bloque Pro en Diputados también cruje. Ritondo, su conductor, cuenta con línea directa a la Casa Rosada, algo que erosiona el poder de fuego de Macri. Su rol no está en juego ni tampoco hay rumores de renuncia: referentes de ambas tribus coinciden en que su salida podría derivar en una ruptura definitiva de la bancada. “Nadie quiere dar ese debate”, evalúan. Ritondo armoniza las tensiones entre el jefe nacional de Pro y la ministra de Seguridad.

Esto no implica que el expresidente esté contento con que referentes del Gobierno hablen con Ritondo sin su aval. Pero en este contexto, su corrimiento podría ser más perjudicial. Cada vez hay menos legisladores que se alinean sin fisuras a las órdenes del expresidente. “Hay mucho descontento”, repiten en la bancada Pro.

Ritondo enfrenta una denuncia en la Justicia por presunto enriquecimiento ilícito. Algunos interpretan la filtración de la información que motorizó la presentación judicial como un acto de fuego amigo, destinado a desplazarlo de la jefatura del bloque sin tener que echarlo.

La dicotomía interior-Capital Federal condensa las principales tensiones del espacio. Asediado por los libertarios, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, motorizó las últimas estrategias para distanciar a Pro de la Casa Rosada. Presionó al partido para reclamar la coparticipación adeudada a la Ciudad, adelantó los comicios locales para proteger su gobernabilidad e instó al expresidente a postularse como senador en la Capital para enfrentar al candidato de Milei. Quienes exhiben mayor sintonía con LLA le atribuyen a Jorge Macri la redacción del último comunicado del partido que embistió contra el Gobierno. Hoy, envió a la Legislatura el proyecto de ley para suspender las PASO en el distrito.

“Hay mucha bronca”, reconoce un “acuerdista” sobre el texto que se difundió desde la cuenta oficial de Pro para dejar constancia sobre la posición institucional del espacio sobre el llamado a extraordinarias. Esta porción de la dirigencia, que reúne a legisladores, intendentes y gobernadores de todas las provincias, incluída Buenos Aires, hablan con desdén de “los 011″, para referirse a los capitalinos que buscan preservar su bastión.

Algunos de los referentes del interior que miran con buenos ojos una confluencia electoral con los libertarios son los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut), los diputados Diego Santilli y Ritondo, y el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Presionan a Macri para negociar listas conjuntas con el Gobierno. Consideran que Pro comparte una buena parte del electorado con LLA y reconocen la debilidad desde donde el macrismo negocia. Entienden que puede ser costoso electoralmente si optan por jugar por separado: creen que la ciudadanía espera un entendimiento para enfrentar al peronismo.