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Macri teje un plan para reinventarse sin chocar con Milei y dilata una definición orgánica sobre Lijo

Macri teje un plan para reinventarse sin chocar con Milei y dilata una definición orgánica sobre Lijo
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Sin premura, el titular de Pro se alista para levantar el perfil y reaparecer tras la sanción de las leyes económicas de LLA en el Congreso; prepara una estrategia para hacer equilibrio y estirar las decisiones electorales

La estrategia de Mauricio Macri tiene tres pilares: fortalecerse y acumular poder en Pro; permanecer del lado del “cambio” y cooperar con Javier Milei, pero recuperar la identidad de su partido; y esperar antes de mover las fichas.

Macri, quien viajó ayer a Chile para participar de un homenaje a Sebastián Piñera, cultivó el segundo plano en el primer semestre para no interferir y darle tiempo a Milei para que pusiera en marcha la gestión con su impronta. Sin ostentar una influencia decisiva, el exmandatario vio de lejos los últimos cambios en el Gabinete. No fue consultado ni intercedió en la decisión de Milei de echar a Nicolás Posse y promover a Guillermo Francos. Tampoco fue el nexo entre Sandra Pettovello y Lucas Aparicio (Pro), nuevo número dos de Capital Humano, aunque en las semanas más críticas mantuvo contactos reservados con la ministra predilecta del Presidente. Macri bendijo el ingreso de Aparicio, pero no lo apadrinó ni arbitró en la negociación. Pese a que se lleva bien con el Presidente, el nuevo titular de Pro se siente vedado por la mesa chica de la Casa Rosada. Sin embargo, no sale a confrontar y aguarda su momento. Macri espera.

Conforme con la actuación de Pro durante la sesión en que el Senado aprobó las leyes de Milei -Guadalupe Tagliaferri fue la única que se desmarcó-, el expresidente se prepara volver la primera línea de batalla e intentar recuperar los casilleros perdidos en el nuevo tablero político. Lo hará, como estaba previsto, con un acto de Pro en el que procurará escenificar el nivel de respaldo que cosechó en su partido en detrimento de Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, quien decidió romper con Macri. El 4 de julio será una fecha crucial para Pro. ¿Macri mantendrá el acuerdo para darle la titularidad de la Asamblea Partidaria? Si ese pacto se frustrara, Bullrich podría soltar amarras e independizarse.

El acto de Pro que prepara el expresidente aún no tiene fecha definida. Podría ser en julio o agosto. Ese día Macri aspira a reunir a los referentes de Pro y presentar a las nuevas autoridades del partido. El evento servirá como plafón para una suerte de relanzamiento político de Macri.

Después de que el Congreso apruebe la Ley Bases y el proyecto impositivo, Macri estará liberado para enviar mensajes a quienes se esmeran por prescindir de su figura. Es decir, el círculo íntimo de Milei. Por eso, ese eventual logro político del Presidente podría convertirse en un punto inflexión en el vínculo con Pro.

El expresidente planea diferenciarse de Milei en temas puntuales y apelando a las banderas históricas que levanta Pro en las etapas proselitistas: la gestión del Estado y la propuesta institucional. Lo hará de forma prudente y sin obstaculizar a Milei, según describen integrantes de su tropa. “El Pro va a ser el garante del cambio con equilibrio”, resumen en la cúpula del partido amarillo.

Cerca suyo remarcan que el éxito de la “batalla cultural” contra el modelo kirchnerista que lleva adelante Milei con tono épico dependerá de una buena implementación de las reformas. Allegados a Macri consideran que el Gobierno deberá dar “señales claras de sustentabilidad” y que el “cambio” deberá replicarse en cada “área” del Estado.

Una vez aprobada las leyes económicas -el instrumento para que Milei asuma toda la responsabilidad de la gestión-, Macri y los suyos prevén que ya no habrá un alineamiento automático de Pro a las medidas del Gobierno, sobre todo, en los debates legislativos.

El expresidente ya escuchó quejas de integrantes del bloque de diputados que conduce Cristian Ritondo respecto de la actitud ultra-oficialista de los soldados bullrichistas. Los notan más interesados en ganarse la confianza de la Casa Rosada que cuidar los intereses de Pro.

Mientras tanto, Macri se mantiene bajo radar -asumió por Zoom la presidencia de Pro- y oculta sus cartas. Hasta ahora, solo ha dado señales de apoyo al Gobierno. Sus laderos arguyen que lo hizo convencido de que el rumbo es el correcto, pero también porque observa un mandato claro por parte del electorado antikirchnerista: cooperar con Milei. Sus adversarios internos, en cambio, creen que “especula” y aguarda la evolución del experimento de libertario para reposicionarse. “Hay que ser pacientes. Nuestro mandato es ‘ayuden y no se peleen’”, retrata un consejero de Macri en el llano.

Por el momento, el expresidente no ha expuesto sus disidencias con el estilo y la praxis de Milei. Por caso, mantuvo el silencio respecto del caso de Ariel Lijo -Maximiliano Ferraro, titular de la Coalición Cívica, le pidió ayer a Martín Lousteau (UCR) y Macri que se pronuncien-. Hasta ahora la bancada que lidera Luis Juez no recibió instrucciones. “Mauricio ya se bajó de este colectivo, pero no lo va a decir nunca ni va a hacer nada para lesionar a Milei”, interpreta uno de los exsocios de Macri.

Quienes orbitan cerca confirman que el expresidente es crítico de la candidatura de Lijo y considera que Milei debe darle un marco sustentable a la reforma económica. Eso implica, retratan, cuidar las instituciones y preservar una Justicia independiente para darle seguridad jurídica a los inversores. No obstante, no está definido aún si Macri motorizará la instrucción orgánica de rechazar el pliego. Es más, tomó fuerza la posibilidad de que dé libertad de acción al bloque de senadores. Sería una manera de preservar el vínculo con Milei. A su vez, pediría que los que voten a favor de Lijo, también respalden a García Mansilla. “Mauricio podría hacer una crítica genérica. De alguna manera, Mansilla equilibria la llegada de Lijo. El gobierno dice que son lo dos o ninguno”, apunta un interlocutor habitual de Macri. En Pro inquieta la demora del Ejecutivo en enviar los pliegos de unos cien jueces, fiscales y defensores. Es el tema que más moviliza a los gobernadores y complica el funcionamiento de la Justicia.

Por lo pronto, Tagliaferri, a cargo de la Comisión de Acuerdos, ya mantuvo contactos con LLA. La cúpula libertaria quiere acelerar y tratar los pliegos cuanto antes. El proceso, que se iniciará recién con el llamado a audiencias públicas, demorará al menos veinte días o un mes. “Nos tenemos que juntar con Mauricio para evaluar el tema”, reconoce un jerarca de Pro, quien aguarda recibir directivas en los próximos días. Lijo divide aguas en Pro: el larretismo y Bullrich o María Eugenia Vidal y Guillermo Montenegro lo apoyan. En cambio, Juez o Laura Alonso lo cuestionaron con dureza. Macri opera en ese terreno inestable.

El titular de Pro también evitó condenar los ataques de Milei contra el Congreso o periodistas; criticar la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados, las subas de las prepagas y la eliminación de la obra pública. Tampoco cuestionó los traspiés en el manejo de la política exterior. Hasta ahora prefirió esperar y no ir al choque con el Presidente, quien preserva altos niveles de respaldo popular pese al ajuste y el clima recesivo.

Quienes visitaron a Macri en sus oficinas de Olivos lo notaron decidido a recuperar el terreno perdido en Pro y limpiar de las filas de su partido a los conversos al mileismo. Repite ante quien quiera escucharlo que deben cuidar la identidad partidaria y no sumarse al plan de convergencia que promociona Bullrich.

Mientras Karina Milei acelera el armado de LLA en todo el país -ayer viajó a Chubut, terruño de Torres-, dirigentes de confianza de Macri admiten que más pronto que tarde los armadores de ambos espacios deberán sentarse a discutir si serán coequipers o contrincantes en 2025. Descuentan que el eventual frente electoral deberá evaluarse distrito por distrito. Prevén un reparto equilibrado -acompañar o encabezar la lista- y que los dos terrenos más calientes serán la ciudad, bastión de Jorge Macri, y Buenos Aires. Este martes, en una entrevista con TN, el Presidente anticipó que piensa en “el profe” José Luis Espert y Manuel Adorni como postulantes de LLA en Buenos Aires. En Pro siguen con atención los movimientos en suelo bonaerense, sobre todo, Diego Santilli o Diego Valenzuela, quienes pulsean por liderar la oposición a Axel Kicillof en 2027 en una convergencia con “las fuerzas del cielo”. Macri, entre tanto, se garantizó que Cristian Ritondo estará al frente del partido y tendrá la llave para negociar lugares en las listas. “Mauricio no tiene apuro en pegarse ni distanciarse. Falta tiempo para lo electoral”, dicen un macrista fiel.

En el seno de Pro admiten que están frente a una encerrona, ya que su núcleo duro apoya a Milei y la marca de Pro podría licuarse. Sin embargo, avistan que podrían competir en distritos donde gobiernan o tienen candidatos rentables en términos electorales. Macri intenterá defender, ante todo, la Capital, donde Milei arma y cuenta con una carta de alto voltaje: una candidatura a senadora de Bullrich.

En el macrismo no descartan exhibir los dientes en momentos en que perciben una actitud displicente de Karina o Santiago Caputo respecto de la chance de discutir una acuerdo global o integral con Pro. “Queremos mostrarles que tenemos capacidad de daño”, dicen en la cúspide partidaria.

Con ese trasfondo, los libertarios insisten en que Milei tendrá la lapicera y colocan al macrismo en el rol de partenaire. Y a Macri, en el papel de expresidente: un jarrón chino en el universo de LLA. En cambio, los feligreses de Macri dudan de que Milei y su equipo tengan capacidad para reglamentar y gestionar las reformas. “Estamos entrando un proceso en el que vamos a tener que hablar en otros términos e idioma”, sintetiza un colaborador de Macri en Pro sobre el vínculo con Milei. Ya nadie se atreve a descartar que, a futuro, surja un enfrentamiento entre ellos.

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