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El peronismo discute quién negocia con Milei los pliegos de la Corte y Cristina Kirchner busca imponerse

El peronismo discute quién negocia con Milei los pliegos de la Corte y Cristina Kirchner busca imponerse
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Despliega señales de que nadie más que ella puede definir eso dentro del PJ; lo cruzó a Mayans cuando insinuó un acercamiento a Villarruel; la clave detrás del enojo de De Pedro con Massa

“Nosotros vamos a hablar en los espacios institucionales”. Con esa frase lacónica buscó graficar un colaborador directo de Cristina Kirchner la postura del interbloque de Unión por la Patria (UP) en el Senado, donde las principales espadas legislativas del peronismo se llamaron a un “prudente silencio” que solo romperán una vez que se conozca el dictamen de la comisión de Acuerdos sobre los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Mientras tanto negocian las sillas de la Corte con el Gobierno de Javier Milei, con el problema adicional de que son varios actores del PJ los que intentan meter la cuchara en un plato que conocen apetitoso.

Cristina Kirchner viene desplegando señales, algunas explícitas y otras soterradas, de ser ella quien buscará definir los términos de la conversación con los libertarios, que nadie reconoce oficialmente pero que distintas fuentes deslizan fuera de micrófono. De hecho, la expresidenta no tuvo prurito alguno en cruzar días atrás al senador José Mayans -con peso propio en el PJ legislativo- luego de que insinuara un acercamiento con la vicepresidenta Victoria Villarruel para abrir otro canal de diálogo con el oficialismo. Mayans no es solo un personaje pintoresco: detrás de él están el gobernador Gildo Insfrán y otros mandatarios peronistas.

Otro chisporroteo interno en UP reveló hasta qué punto hay distintos sectores interesados en negociar con el Gobierno los pliegos de Lijo y García-Mansilla -sobre todo el del juez federal, de reconocidos vínculos con el peronismo- en la antesala de la firma del dictamen: el enojo que sugestivamente hizo público el senador Eduardo “Wado” de Pedro, del grupo más afín a Cristina Kirchner, con el excandidato presidencial del espacio Sergio Massa. El exministro del Interior le reprochó al tigrense haber supuestamente “operado” que Wado estaba negociando con el Gobierno, con el agregado de que él mismo estaría interesado en ser juez de la Corte.

En el kirchnerismo sostienen que De Pedro realmente “se hinchó las bolas” con las versiones, que atribuyó a Massa, pero en el fondo lo que pasó es que el senador quedó marcado como uno de los negociadores con los libertarios. “Supongo que la ampliación de la Corte les interesa demasiado”, ironizó un dirigente peronista que forma parte de UP y que conoce los movimientos del Instituto Patria y La Cámpora. Por su parte, en el Frente Renovador massista abundaron: “Es preocupante que le tiren a Axel (Kicillof), a Mayans y a nosotros, y que no se preocupan por los problemas de la gente”, afirmaron en en bunker en la avenida Libertador.

Allí también lo escucharon sentenciar al propio Massa: “Yo no soy empleado de CFK ni de La Cámpora”. Sin embargo, puertas afuera los renovadores fueron mucho más suaves con De Pedro y salieron por arriba del entuerto en el que el mercedino los había metido: “Necesitamos aunar esfuerzos mostrando que hay otro camino, sin caer en chicanas o ambiciones personales”, señalaron en un comunicado. En términos políticos y teniendo en cuenta la personalidad de ambos líderes, se podría decir que así como Cristina Kirchner no mencionó a Mayans a la hora de retarlo, Massa tampoco lo invocó en forma directa a De Pedro.

Según trascendió, tanto Cristina Kirchner -y sus negociadores habilitados- como el propio Massa tendrían un inconveniente relevante desde los últimos días: la desaparición pública del asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, quien se ausentó llamativamente de la Casa Rosada luego de que el expresidente Mauricio Macri lo apuntara como responsable de los cortocircuitos entre La Libertad Avanza y Pro en distintos ámbitos, pero especialmente en el Congreso. Caputo, quien lleva las negociaciones por los pliegos de Lijo y García-Mansilla, le habría asegurado a sus contactos dentro del PJ que esperen novedades la semana próxima.

Tal como publicó LA NACION, la idea es que el bloque de diputados de LLA presente en los próximos días un proyecto para ampliar la integración de la Corte Suprema de Justicia a nueve jueces, con lo cual la aprobación de los pliegos de Lijo y García-Mansilla sería a cambio de que se abran otras cuatro vacantes en el máximo tribunal de justicia del país. En los pasillos del Congreso también deslizan que el kirchnerismo quiere “intercambiar figuritas” por centenares de cargos en la justicia federal, pero ahí también tallan los gobernadores peronistas, siempre celosos de los nombramientos judiciales en sus distritos.

Pese a la pelea por definir quién negocia con el gobierno de Milei y quién saca más provecho de esa situación, que quedó expuesta en los últimos días, el peronismo debate en forma paralela cómo armar un frente político-electoral para derrotar a los libertarios en 2025. Los armadores de UP sostienen que es necesario meter una cuña en la sociedad entre LLA y los amarillos de Macri cada vez que se pueda, de modo de dividirlos. Aunque accidentada, la negociación por el pliego del juez Lijo es un ejemplo de esta estrategia, pero hay otros que pasan bajo el radar.

En el caso del controvertido juez, el kirchnerismo opera en beneficio propio. Esto es, negocia con el gobierno por otros lugares en el máximo tribunal, pero también sabe que su postura divide a LLA de Pro, que no está dispuesto a votar a Lijo. Se trata de un asunto que genera ruido entre Milei y Macri, al que el peronismo explota.

En sentido contrario, Cristina Kirchner, Massa y Kicillof -que no se mete en la negociación por Lijo pero está en pleno posicionamiento de cara a 2027- rechazan la propuesta de un sector menor del espacio, que encarna Guillermo Moreno, para avanzar con un juicio político en el Congreso contra Milei. La lógica que los guía es que una jugada en esa dirección solo aglutinaría a los libertarios con el macrismo y sectores de la UCR en una suerte de escudo defensivo, tanto en el Parlamento como a la hora de sellar alianzas en los próximos meses.

“Son ideas de algunos sectores rancios”, dijo a LA NACION un referente kirchnerista, mientras que desde el Frente Renovador massista despotrican tanto por las propuestas que lanza al ruedo Moreno como por las apariciones mediáticas de Juan Grabois, otro de los socios minoritarios de UP. “Con algunos no se puede coordinar ni cómo cebar un mate”, graficó un dirigente del espacio.

Moreno viene asegurando, en las últimas semanas, que las consecuencias que dejará el gobierno de Milei serán “peores que la crisis de 2001″, con lo cual sostiene que debe ser terminado “dentro de la ley y el orden”, es decir, con un juicio político en el Congreso y la posterior votación de un presidente provisional. Señala incluso que el diputado Miguel Pichetto es “el único que está en condiciones” de hacerse cargo, así como lo hizo Eduardo Duhalde en 2002, tras la renuncia de Fernando de la Rúa.

Desde su oficina del Instituto Patria, Cristina Kirchner mandó a su tropa en el Senado a cerrarle el paso a las ideas de Moreno. En una reunión entre Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti -de la que dio cuenta este diario- se acordó plantarse definitivamente en la vereda de enfrente de Victoria Villarruel, tras el acto de reivindicación a las víctimas de Montoneros y ERP en los años ´70, como así también despegarse del fantasma del juicio político. Para ellos, se trata de un elemento de distracción, o peor aún de una intromisión de dudosa intencionalidad, sobre las negociaciones que se tornarán intensas por los pliegos de la Corte.

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