Macron nombró al centrista François Bayrou como primer ministro tras el colapso del gobierno en Francia
El socio clave de la alianza del presidente ocupará el cargo tras la destitución histórica del gobierno de Michel Barnier por una moción de censura, un hecho inédito en la Quinta República
PARÍS.- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, nombró el viernes a su aliado centrista François Bayrou como primer ministro luego de que una histórica moción de censura destituyera al anterior gobierno la semana pasada.
“El presidente de la República ha nombrado primer ministro al señor François Bayrou y le ha encargado formar gobierno”, anunció la presidencia francesa en un breve comunicado. Ambos se reunieron durante casi dos horas a primera hora de la mañana.
Bayrou, de 73 años y un socio crucial en la alianza centrista de Macron, ha sido una figura conocida de la política francesa durante décadas. Su experiencia política se considera clave en los esfuerzos para restaurar la estabilidad, ya que ningún partido tiene mayoría en la Asamblea Nacional.
Líder de la formación centrista llamada Movimiento Demócrata (MoDem) y aliado fundamental de Macron, Bayrou ha ocupado cargos clave, como el de ministro de Educación en el pasado. Recientemente, Bayrou fue absuelto en un caso por presunta malversación de fondos del Parlamento Europeo.
En su carrera política, encadenó los mandatos de diputado, eurodiputado, alcalde como líder de su formación centrista MoDem desde 2007 y se presentó en 2002, 2007 y 2012 a la elección presidencial en Francia, sin éxito.
Para la elección de 2017 decidió apoyar a Macron, quien irrumpió desde el centro con un discurso reformista “ni izquierda ni de derecha”, y este le correspondió nombrándolo ministro de Justicia, cargo en el que sólo estuvo 34 días.
Una investigación judicial sobre la contratación fraudulenta de asistentes en el Parlamento Europeo lo forzó a dejar el cargo. En febrero de este año, la justicia condenó a MoDem pero absolvió a su fundador en nombre del “beneficio de la duda”.
Aunque el caso sigue abierto después que la fiscalía recurriera la sentencia, esto no impidió su nombramiento. La incertidumbre ahora es saber si logrará una mayoría parlamentaria. La composición del futuro gobierno y sus prioridades serán claves.
Bayrou, que se convierte en el cuarto primer ministro de Francia en lo que va de año -un récord siniestro-, debe formar un gabinete capaz de sacar adelante los proyectos de ley en una Cámara Baja del Parlamento fracturada e irritable.
Lo más urgente es que el nuevo gobierno tendrá que ultimar un presupuesto de emergencia antes de mediados de diciembre para evitar el cierre de los servicios esenciales del Estado, aunque la oposición de Macron ha sugerido que no se interpondría en el camino de tal medida.
Y Bayrou debe hacer todo esto sin ser destituido. Su predecesor, Michel Barnier, fue derrocado junto con su gobierno por un voto de censura la semana pasada y se vio obligado a dimitir después de sólo tres meses en el cargo, rompiendo un récord para el gobierno de menor duración en la historia moderna de Francia.
La votación marcó un hecho excepcional en la Quinta República, siendo la primera vez que un gobierno cae por una moción de censura desde 1962. Michel Barnier, quien asumió el cargo tras las elecciones legislativas adelantadas en junio, lideraba un gabinete con apoyo insuficiente en una Asamblea Nacional profundamente fragmentada entre tres bloques irreconciliables: izquierda, centroderecha y extrema derecha.
Macron prometió la semana pasada que permanecerá en el cargo hasta el final de su mandato en 2027.
Pero ahora está sometido a una enorme presión, ya que Francia tiene que hacer frente a una deuda y un déficit desorbitados, que se han convertido en los más elevados de Europa. Sólo los intereses de la deuda absorben 60.000 millones de euros, lo mismo que el gasto del país en defensa, señaló Barnier antes de dimitir, advirtiendo de un futuro económico aún más oscuro si el país no empezaba a tomar medidas para reducir su deuda.
Macron optó en esta ocasión por acercarse más a los partidos de izquierda -a excepción de La Francia Insumisa- y dejar de lado a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, si bien está por ver ahora si el nuevo Ejecutivo será capaz de sumar un mínimo nivel de apoyo entre los legisladores y evitar futuras mociones.
El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, tanteado como potencial apoyo, reclamó durante las negociaciones el nombramiento de un primer ministro de izquierda y descartó respaldar a algunos de los nombres que figuraban en las quinielas, como el centrista François Bayrou.
Agencias AP y Reuters