River jugó muy bien y luego bajó la guardia: un triunfo contra México con señales del viejo ciclo de Gallardo
En el Monumental, el equipo millonario se impuso por 2 a 0 sobre el seleccionado azteca; Galoppo y Borja, autores de los goles
Se viene River. Qué duda cabe: se viene el River de Gallardo, ahora sí, como autor intelectual desde la pretemporada hasta el final de 2025. Defensa made in Qatar, presión alta y dos goles de colección, en una primera mitad que invita a soñar. Con los cambios y la guardia más baja, sufrió apenas un poco en el final del partido amistoso contra México. El triunfo por 2 a 0 abre el juego de un año con múltiples desafíos: River puso primera con algunas dosis del primer ciclo del Muñeco. El que extrañan todos.
El primer capítulo fue estupendo. No se trata de una exageración: aún con los coletazos del trajín de la pretemporada y frente a una selección de segundo orden, River expuso lo mejor del primer ciclo de Marcelo Gallardo. Fortaleza defensiva, control y juego, presión alta y dos goles, que pudieron ser dos más. México se pareció a un partenaire, ante más de 80.000 hinchas en el Monumental, que convirtieron un amistoso y la presentación de los refuerzos, en el primer paso de una soñada revolución.
Giuliano Galoppo fue el abanderado del festín de esos primeros 45 minutos. Suerte de acompañante de Enzo Pérez en la zona media, como si se tratase de un doble cinco disfrazado, se corrió a la derecha, como clásico número 8 y hasta apareció por sorpresa como centro delantero. Abrió el marcador, de zurda, casi al ángulo a la salida de un córner, a los 7 minutos.
Montiel y Martínez Quarta (como segundo marcador central, a metros de Pezzella, como en una etapa de Fiorentina) expusieron las diferencias siderales entre los de aquí y los de allá. Aún con algún desliz, se toma nota: los que juegan (o no juegan tanto) en Europa, les sobra pasta para destacarse en nuestro medio. Aunque, en realidad, jugaron casi todos bien. Lanzini, por ejemplo, como una suerte de conductor: mostró que todavía puede dar más.
Un pase de autor, por ejemplo, derivó en un zurdazo de Borja, que tapó el arquero. La misma conexión, un puñado de minutos más tarde, se resolvió con otra estupenda intervención de Andrés Sánchez, con la pierna derecha. Hasta que tuvo su premio, el colombiano. Un zapatazo directo al ángulo, desde unos 20 metros, luego de otra buena acción colectiva, en este caso, bajo el mando de Meza. Mostró el escudo el colombiano: se trata de un mensaje a los desconfiados de las redes sociales.
En una noche primaveral, una hora después de presentar a los refuerzos con Gallardo y Jorge Brito, el presidente, en el centro del ring, River no necesitó de pelear, de luchar contra la selección de México dirigida por Javier Aguirre. Se dedicó a jugar, a presionar hasta las nubes (¿cuánto puede durarle en un partido y en una temporada, tanto desgaste físico?) y en crear combinaciones exitosas. El amistoso le sirve de exitosa preparación para comenzar su participación en el Torneo Apertura.
¿Quiénes fueron los titulares? En el arco estuvo Franco Armani, que el viernes pasado no pudo jugar ante Universidad de Chile (en el triunfo por 2-1) por una sobrecarga muscular. En la defensa actuó Gonzalo Montiel (todo un símbolo, si se tiene en cuenta que no pasó ni una semana desde su vuelta a Buenos Aires), Germán Pezzella, Lucas Martínez Quarta y Milton Casco (Marcos Acuña entró en el segundo tiempo), mientras que en el mediocampo se destacaron Enzo Pérez (Kranevitter ocupó su lugar en la parte final), Giuliano Galoppo, Maximiliano Meza (por la izquierda) y Manuel Lanzini, algo más adelantado.
Arriba, Miguel Borja (no fue insistente con la presión) y Facundo Colidio, corrido a la izquierda.
Insistió River con la propuesta, que marcó cierta satisfacción en el rostro de Gallardo, aunque a medida que transcurrieron los minutos y los cambios transformaron la escena, el desarrollo se fue diluyendo en todos los ángulos. ¿Quiénes más jugaron? Algo más de media hora, el chileno Tapia (actuó como puntero derecho), Paulo Díaz (¿se queda, al final?), Simón y Aliendro.
Este encuentro fue el último de preparación para River antes de comenzar su participación en el certamen local, en el que debutará este sábado, a las 21.30, ante Platense.
México, en el encuentro anterior, había conseguido una buena victoria por 2-0 ante Inter, en Porto Alegre. No pudo replicar las buenas sensaciones expuestas en Brasil. Pareció un equipo dormido, atrapado en el laberinto que le propuso el gigante.
En los minutos finales, hubo tiempo para otro de los nuevos, Matías Rojas, Nacho Fernández y Pablo Solari. Abundancia de la buena para River, que evidentemente no está dispuesto en ceder a los jugadores que en un principio no va a utilizar desde el arranque. Es un arma de doble filo: por un lado, la cantidad de partidos que habrá en el año es infinita, pero por el otro, la hipótesis de mal humor de los caciques que no jueguen la mayoría de ellos será un tema a tener en cuenta.
Mientras tanto, arrancó River, en la noche del reencuentro. Pura emoción por Enzo, por Cachete. Y con señales del viejo ciclo del Muñeco, el que enamoró a tantos.