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De la frustración a la acción: Víctor Küppers explica cómo centrarse en lo que está en nuestras manos

De la frustración a la acción: Víctor Küppers explica cómo centrarse en lo que está en nuestras manos
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En diálogo con La Fórmula Podcast, el conferencista y autor español destacó la importancia de centrarse en los valores y la actitud para transformar nuestras vidas. Explicó cómo cultivar buenos hábitos, practicar la gratitud y enfocarse en lo que realmente podemos cambiar. ¿Es posible encontrar la ilusión y recuperar la motivación?

Algunas personas destacan por su luz propia, irradiando alegría y entusiasmo, mientras que otras parecen apagadas. ¿Qué tienen en común aquellos que captan la atención de todos? La respuesta radica en una actitud positiva y una auténtica bondad, cualidades que brillan especialmente en un entorno social a menudo desalentador. Según los expertos, estas personas suelen sonreír y transmitir buen humor, lo que no solo mejora el ambiente, sino que también fomenta una mayor satisfacción y productividad en el ámbito profesional.

En este episodio de La Fórmula Podcast, el conferencista y autor español Víctor Küppers explicó que la clave para mantener una actitud positiva y transformadora radica en repetir los buenos hábitos hasta que se integren en nuestro comportamiento cotidiano. Además, remarcó la importancia de centrarse en lo que está en nuestras manos y relativizar los problemas para poner el foco en lo que es realmente importante: valorar a nuestros seres queridos y vivir con propósito. El episodio completo podés encontrarlo en Spotify y YouTube.

Víctor es doctor en Humanidades y socio de Küppers & Co., es profesor en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Internacional de Cataluña, además de colaborar con ESADE y la Universidad de Navarra. Ha sido assistant professor en IESE y vicepresidente de Barna Consulting Group. Ha trabajado como formador en empresas de renombre como Nestlé, BBVA, El Corte Inglés, Procter & Gamble, entre muchas otras.

El especialista arribará muy pronto a Buenos Aires para realizar una serie de conferencias, en el marco del Tour Mentes Expertas. Trata temas como los valores humanos y la productividad en el trabajo desde un punto de vista divertido, práctico y motivacional, transmitiendo la importancia de luchar cada día por ser tu mejor versión en el ámbito laboral y personal. Serán en el Teatro Coliseo el próximo 30 y 31 de octubre. Las entradas ya están a la venta.

— Hay una metáfora que utilizas en tus charlas y libros de que todos somos bombillas, acá en Argentina le diríamos foquito de luz. Hay personas que tienen una luz normal, algunas están un poco más apagadas y otras siempre están completamente iluminadas y son esas personas que transmiten alegría y entusiasmo. ¿Qué características tienen en común y cómo podemos convertirnos en esas personas que brillan? ¿Cuál es este secreto?

— Oscar Wilde tiene una frase maravillosa que va con lo que tú has dicho. Decía que “hay personas que te hacen sentir bien cuando llegan, otras cuando se van” ¿Qué tienen esas personas que transmiten? ¿Qué tendríamos que hacer? Y esta pregunta me la he hecho muchas veces. Primero, son personas que sonríen, nos gustan las personas que sonríen y no nos gustan las personas que no sonríen, que tienen caras serias, que van de mal humor. No se trata de ser chistoso o payaso, eso es ser pesado, pero hay personas que tienen sentido del humor.

Yo creo que el concepto más importante que hay en psicología positiva es la bondad, entonces hay personas que son buenas y lo transmiten, entonces nos gustan esas personas que transmiten alegría, bondad, porque además estamos en una sociedad que tiende mucho al desánimo, a la tristeza, al enfado, entonces nos gustan esas personas que transmiten esos valores humanos que ya los ha explicado Aristóteles.

Elegimos a nuestro jefe o jefa ideal de la misma manera, no lo elegimos por su forma de vestir o por su universidad o por su auto; lo elegimos por su calidad humana, al final decidimos a las personas por su manera de ser, si piensas en las personas que te gustan, las que admiras, las admiras por su calidad humana y a nosotros nos valoran exactamente de la misma manera, cada uno de nosotros vale su calidad humana, a veces nos hacen creer que valemos el tamaño de nuestro televisor, la marca de nuestro auto o el cargo profesional, no; tú vales tu calidad humana.

Yo siempre he pensado, después de leer tanto estoy influido por estos libros que leo, pero lo más anti que hay en la vida es aspirar a ser buena persona, entonces uno no puede ser líder si no es buena persona, porque el líder es una persona que inspira, influye, contagia, transmite y es imposible influir o transmitir si no te admiran, y te admiran por tu manera de ser.

— Ser mejor persona y mantener una actitud positiva es importante. Todos entendemos la teoría, pero ¿cómo hacemos para pasar a la práctica?

— A mí no me gusta hablar de “felicidad” sino de “satisfacción personal” para vivir con alegría auténtica, aunque no siempre seas feliz, porque no siempre es posible, pero sí siempre puedes vivir con ese orgullo de estar luchando para ser la persona que quieres ser y tener la vida que quieres llevar, para eso las ideas que hay son muy pocas, son las mismas que explicaba Aristóteles 380 años antes de Cristo.

Chesterton decía: “No necesitamos que nos digan las cosas, necesitamos que nos las recuerden”, y yo digo: “Llevo 19 años hablando de los mismos conceptos: vive con ilusión, cuida tu salud mental, relativiza los problemas, agradece las cosas buenas que tienes, quiere mucho a las personas que más quieres”; siempre son las mismas y te puedo asegurar que después de 19 años cada día hay un momento en que pienso: “Aplícatelo” porque no es fácil. Fácil es explicar, la idea es muy sencilla, pero dónde está la clave, la clave está en desarrollar el hábito.

Cuando tú repites mucho una cosa al final no tienes que recordarlo, ya forma parte de tu manera inconsciente de actuar. Cuando coges una idea, por ejemplo: “Valora las cosas positivas” ¿Cuál es el hábito? ¿Qué es lo que hay que repetir muchas veces? Pregúntate: “¿Qué hay de fantástico en mi vida?” y cuando te lo has preguntado muchas, muchas veces, te sale solo.

Hay un hábito que es céntrate en lo que está en tus manos, entonces cuál es la pregunta que hay que repetirse constantemente, a partir de aquí: “¿Yo qué puedo hacer? y cuando tú te obsesiones con “¿qué depende de mí? ¿yo qué puedo hacer?”, al final forma parte de tu carácter, lo has incorporado. La clave no está en escuchar un concepto, en que te guste el concepto, la clave está en repetir tantas veces una cosa para que se convierta en tu forma inconsciente de actuar, de vivir, y eso es lo difícil.

— ¿Tenés algún hábito que a vos puntualmente te ayude, te funcione?

— Agradezco una vez al día. Utilizo cinco minutos para agradecer todas las cosas buenas porque vivimos en un mundo donde es muy fácil caer en la queja continua en que todas son malas noticias, disgustos, problemas, a mí eso me ha ayudado mucho y es muy recomendable para todo el mundo. Antes me quejaba muchísimo, todo era una queja y al final lo que más me ayuda es un dibujo que me hizo un médico que lo tengo en mi libreta de trabajo.

Yo tuve muchos años dolor crónico, 24 horas, nadie sabía lo que era, me dolían las piernas, la cadera, y estuve cinco años así, hasta que un doctor me dijo: “Tú tienes esto, esto y esto”, me operó y me quitó el dolor. Para mí fue como una vida nueva y dije: “¡Wow! No me duele nada, nada”. El primer día estás emocionado, el segundo también, la primera semana sigues contento, la tercera semana te estás acostumbrado, la cuarta te has olvidado y empiezas a quejarte por otras cosas, entonces a mí esta imagen, este hábito de mirarla, cada día la miro, me ayuda a pensar “no me duele” y al pensar que “no me duele” ya no me quejo o me quejo mucho menos.

Es el hábito de darme cuenta de que hay cosas importantes y cosas que no lo son. Importante es si tienes un dolor que no se te va nunca, que se estropee la impresora no es importante y yo me enfadaba porque la impresora se estropeaba. Ahora ya no me enfado, he cogido ese hábito, me cuesta enfadarme, pero lo he trabajado mucho.

— Mencionabas antes la importancia de decir: “¿Qué puedo hacer?”, en vez de dar excusas aun cuando las situaciones son complicadas. ¿Qué herramientas nos pueden ayudar a desarrollar este hábito?

— Hay dos cosas que son difíciles de aprender, pero que son indispensables. La primera es: hay que aceptar que en la vida las cosas son como son, hay que aprender a vivir con la adversidad, es muy frustrante muchas veces la vida, muchas veces es injusta, es un fastidio, pero hay muchas cosas que no dependen de nosotros, hay que aprender a vivir con la frustración porque sino es imposible que vivamos con alegría porque no todo siempre es perfecto.

La vida tiene un componente de sufrimiento enorme, aceptarlo no quiere decir resignarse, para nada; cuando uno acepta también existe el derecho al enfado, por supuesto, el desahogo, el cabreo es muy necesario, somos humanos y es terapéutico, pero a partir del enfado yo no puedo cambiar esta situación, a partir de lo que está en mis manos, sí.

Lo explica muy bien una doctora que se llama Bárbara Fredrickson y es el concepto esencial en psicología positiva: céntrate en lo que está en tus manos, pierde poco tiempo en lo que nos vas a cambiar, acéptalo aunque te moleste, aunque te fastidie, y no pierdas tiempo porque no vas a cambiarlo, dedica todas tus energías a partir de esta situación mirar hacia adelante e intentar mejorar.

¿Yo qué puedo hacer para mejorar lo que está en mis manos? ¿yo qué puedo hacer? Me despidieron de mi trabajo, pues tengo derecho a estar enfadado durante un tiempo, me abandonó mi mujer, pues tengo todo el derecho a estar enfadado, amargado, a no sonreír. Pero un tiempo, hay un momento en que tienes que decir “a partir de aquí” ¿qué está en mis manos? ¿yo qué voy a hacer?

— En tus conferencias mencionás “los valores llevan a tus pensamientos, tus pensamientos a tu actitud, la actitud a la acción, la acción al hábito, al carácter y al resultado”, ¿por qué son tan importantes en nuestra vida?

— Tiene que ver con el concepto de ser buena persona. Los estudios dicen que todos queremos sentirnos bien; pues, lo que mejor nos hace sentir bien es cuando somos buenas personas, cuando vivimos en base a principios y valores, por eso es tan importante aprender a desarrollar valores.

Necesitamos educar a nuestros hijos también en valores, no sé en Argentina, en Europa cuando preguntan a la gente joven qué quiere ser de mayor, lo primero que dicen es influencer, lo segundo es Youtuber y dentro de las cinco posiciones primeras está ser famoso, no hay ningún valor ahí. Hablábamos antes de lo importante de sonreír, ser alegres, pero no es lo único, porque una persona que sonríe, que es muy alegre pero no tiene valores, tampoco sería suficiente.

Queremos una persona que sonría, sea alegre, pero al mismo tiempo sea íntegra, honesta, que ayude a los demás, que tenga valores. En España, el principal pecado es la envidia, entonces da mucha envidia cuando viene de una manera tan alegre, porque yo no estoy alegre, entonces hay ese rechazo. También porque hay personas que son muy exageradas y parecen artificiales, entonces también genera rechazo.

— Tenés una fórmula que habla sobre actitud, conocimientos y habilidades, ¿cómo se aplica la vida diaria?

— Es una fórmula que he explicado durante mucho tiempo porque me costaba mucho cómo transmitir la idea de que la actitud es importante, entonces yo hablaba de una fórmula que decía que el valor de una persona es “(C + H) x A”, donde la C y la H eran conocimientos y habilidades.

Entonces, quería decir que los conocimientos y habilidades son importantes, suman, pero hay una cosa que multiplica que es la A, la actitud. Con eso quería reflejar que la diferencia entre las grandes personas y el resto no están en el conocimiento y en las habilidades. La diferencia entre el padre grandísimo y el que no lo es, entre el camarero fantástico y el que no lo es, la diferencia está en la actitud, eso es lo que intentaba reflejar con la fórmula.

— Es un mal actual sentir monotonía y falta de motivación. ¿Qué recomendarías a alguien que se siente así? ¿Qué te da ilusión y qué cosas prácticas se pueden hacer para encontrar entusiasmo?

— Me ha pasado muchas veces, amigos o conocidos o clientes que me dicen “no tengo ningún motivo especial para estar enfadado, pero me noto que voy bajo de ánimo, estoy como triste, resignado, no hay nada que me haga ilusión”, y siempre recomiendo una cosa que me recomendaron a mí hace muchos años y que me fue muy bien: haz voluntariado, deja de pensar tanto en ti, en tus problemas, haz algo que ayude a los demás.

Tendría que ser obligatorio para nuestros hijos hacer voluntariado, porque cuando haces voluntariado acompañando a personas discapacitadas o yendo a un comedor de personas que lo están pasando mal, cualquier tipo de voluntariado, tú descubres lo bonito que es ayudar a los demás y al mismo tiempo descubres cosas fantásticas tuyas, pero la tercera gran ventaja es que aprendes a relativizar tus problemas, a dejar de darle tantas vueltas a lo que te pasa a ti y entiendes un poco más que en la vida hay más que “yo y yo”.

Respecto a las ilusiones, el problema de las ilusiones es que las esperamos, esperamos la ilusión, pero no hay que esperar las ilusiones. A veces vienen, qué suerte, pero hay que provocarlas, hay que buscarlas. No las esperes, busca tú las ilusiones, y a veces las ilusiones son cosas sencillas. A mí me gusta jugar al tenis, cada semana busco partidos de tenis para la semana siguiente, mi pueblo es pequeñito, pues todavía no tengo partido para la semana que viene, pero estoy buscándola y cuando alguien me diga: “Sí, yo puedo jugar”, eso es una ilusión.

Mi mujer está de viaje, cuando venga mañana a casa nos iremos a tomar una cervecita al pueblo, eso me hace ilusión; me hace ilusión ir a Argentina, ir a Latinoamérica en general. Una cosa que me ayuda mucho también es a mantener la alegría, aunque parezca una tontería, una cosa superficial, la música tiene una capacidad enorme para cambiar estados de ánimo.

— ¿Cuáles son las cosas importantes a las que deberíamos prestarles más tiempo y atención?

— Yo tengo un amigo que es doctor, es oncólogo, y muchas veces me ha dicho: “Todo el mundo debería pasar por un proceso de biopsia”. ¿Por qué? Porque cuando te cogen un tumor y te dicen: “Hay que hacer una biopsia a ver si es bueno o malo”, todos hemos pasado por eso directa o indirectamente, estás diez días que no piensas en otra cosa, se ha parado el mundo, no hay nada más importante que el resultado de la biopsia.

Woody Allen decía: “Las dos palabras más bonitas no son ‘te quiero’, las dos palabras más bonitas son ‘es benigno’”. Este amigo mío me contaba: “Cuando vienen a ver el resultado y les digo a los pacientes ‘es benigno’ la gente se pone a llorar, se caen al suelo, me dan abrazos, es como empezar la vida de nuevo”. Vamos anestesiados, vivimos en un capitalismo tan salvaje que sólo importa trabajar, producir, casi todas las personas que trabajamos lo único que importante es trabajar, los resultados y sólo cuando la vida nos da grandes golpes nos damos cuenta de que realmente lo importante no es eso, lo importante es las personas que queremos, lo más importante en la vida es querer y sentirte querido, entonces lo más importante es nuestra familia, nuestros amigos, pero con la sinergia del día a día vivimos anestesiados, y claro que lo sabemos, pero a veces vivimos tan rápido que no nos damos cuenta.

Pensar en que un día no estaremos nosotros o nuestros seres queridos te amarga, pero te ayuda a recordar que la vida es finita, que lo más importante que tienes no es lo que tienes sino es a quién tienes, esas personas a las que quieres. De ahí viene la frase de (Stephen) Covey: “Lo más importante es que lo más importante sea lo más importante”, y a veces olvidamos eso.

— Si tuvieras que decir una cosa que aprendiste del ser humano desde tu experiencia personal y en tu carrera profesional, ¿qué sería?

— He aprendido que me gusta mucho más la gente sencilla que la gente importante. He aprendido mucho más, por ejemplo, de personas que están en la recepción en un edificio de oficinas que del director general. He aprendido mucho de las personas humildes, sencillas, de las personas que la sociedad no las destaca tanto. He aprendido que se puede aprender más de las personas sencillas que de las personas importantes, aunque sea una paradoja.

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