Entre homenajes y tensiones, la Fundación Libertad fue testigo del distanciamiento Milei-Macri

La cena anual dejó en evidencia la puja entre La Libertad Avanza y el PRO: el Presidente ausente, el dirigente amarillo en escena y Santiago Caputo siguiendo de cerca los movimientos de una noche cargada de señales.
Las mesas ya están servidas en Parque Norte. El murmullo de las conversaciones llena el salón, los mozos se abren paso entre trajes oscuros y vestidos de gala, y las luces apuntan al escenario donde más de 1.100 invitados se acomodan para una nueva edición de la cena anual de la Fundación Libertad. Sin embargo, a pesar de las formalidades, los brindis y los discursos preparados, hay algo que se nota desde el primer momento: la silla que debería ocupar Javier Milei permanece vacía.
La ausencia del Presidente, explicada de manera oficial por compromisos de agenda tras su regreso de Roma —donde participó del funeral del papa Francisco—, se comenta en voz baja entre los asistentes. Para muchos, el motivo es evidente: evitar un cruce directo con Mauricio Macri, que sí se encuentra esta noche en Parque Norte, instalado en una de las mesas principales.
Macri llegó junto a su esposa, Juliana Awada, en una aparición que, aunque enmarcada en el homenaje al escritor Mario Vargas Llosa, terminó de cristalizar la fractura política que desde hace semanas se cocina a fuego lento entre el PRO y La Libertad Avanza. El expresidente compartió panel con su par uruguayo Julio María Sanguinetti, en una escena solemne, pensada para el recuerdo, pero leída inevitablemente en clave de tensión política.
En representación del Gobierno, Manuel Adorni —vocero presidencial y candidato a jefe de Gobierno porteño— ocupa esta noche el lugar que habitualmente era reservado para Milei. Su presencia fue previamente negociada: pidió condiciones de “ámbito favorable” para evitar roces con figuras críticas del PRO o economistas a los que, en privado, el oficialismo llama “econochantas”. Circula de manera medida, consciente de que su exposición no puede forzar cruces indeseados. Lo acompaña Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, quien mantiene su tono técnico habitual en un evento donde la política asoma en cada rincón.
Pero la sorpresa mayor llegó poco antes de las primeras palabras de homenaje: Santiago Caputo, principal asesor presidencial, aparece acompañado de su mesa chica. Su presencia, inesperada, generó comentarios inmediatos. “Nos auto-invitamos”, bromearon cerca suyo. Aunque se movió con perfil bajo y evitó los focos, su sola aparición refuerza la señal política: el círculo íntimo de Milei prefirió no dejar el terreno completamente en manos ajenas, a pesar de la ausencia física del Presidente.
Sin embargo, la tensión y los chispazos acumulados por las negociaciones fallidas quedaron, por unos minutos, en suspenso. Macri, que había evitado gestos hacia los libertarios durante toda la noche, se acercó y se fundió en un abrazo cargado de sonrisas con Caputo. El saludo fue breve, pero suficiente para disparar comentarios en varias mesas.
La organización del evento estuvo a cargo de Alejandro Bongiovanni, diputado santafesino del PRO y figura cercana a Macri. Desde su equipo buscaron mantener el tono institucional del encuentro, centrado en el legado de Vargas Llosa. Pero ni el formato ni los discursos logran disipar el telón de fondo: el distanciamiento creciente entre La Libertad Avanza y el PRO se palpa en las ubicaciones de los invitados en las mesas, en las charlas de pasillo, en los saludos esquivos.
La cena, que en otras ediciones funcionaba como una postal de unidad liberal, hoy refleja una postal de ruptura. La tensión se nota en la falta de fotos conjuntas, en las agendas separadas, en la incomodidad que late detrás de cada brindis.
Entre los invitados, empresarios, dirigentes y asesores leen el clima político como quien repasa un mapa de alianzas rotas. Se habla de la elección en la ciudad de Buenos Aires, de los armados en la provincia, de la frágil posibilidad de un acuerdo entre libertarios y macristas que, a esta altura, pocos ven como viable.
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