La movilización contra el veto de Milei terminó con represión y al menos un detenido a las afueras del Congreso
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desplegó desde temprano un fuerte operativo, con un vallado reforzado y una enorme cantidad de efectivos en la calle. Las escenas de tensión comenzaron tras la votación que ratificó el decreto presidencial contra el aumento jubilatorio, cuando un grupo de manifestantes tiraron las vallas apostadas en la esquina de Callao y Rivadavia.
La movilización de jubilados autoconvocados y organizaciones sociales en contra del veto de Javier Milei a la nueva ley previsional, terminó con represión y al menos un detenido a las afueras del Congreso luego de que la Cámara de Diputados ratificara el decreto firmado hace dos semanas por el Presidente. Hasta ese momento, una tensa calma había marcado el clima en las inmediaciones del palacio legislativo, mientras en el recinto de la Cámara de Diputados los bloques opositores buscaban infructuosamente desafiar la decisión oficial y votar nuevamente a favor del proyecto que preveía recomponer en un 8% las jubilaciones pulverizadas por la inflación.
Las escenas de tensión y corridas comenzaron tras la votación en el Parlamento, cuando un grupo de manifestantes tiraron las vallas apostadas en la esquina de Callao y Rivadavia que hasta ese momento impedían el paso de todo aquel que intentaba acercarse a la puerta de lateral del edificio. El hecho motivó el accionar de las fuerzas federales, que avanzaron sin miramientos contra las columnas utilizando gases y balas de goma y dejando al menos 9 heridos, según informó el SAME.
Más temprano, en el marco de un fuerte operativo que contó con más de un millar de uniformados, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había desplegado sobre la avenida Entre Ríos un camión hidrante que impidió que la columna de la CGT llegase a la Plaza de los Dos Congresos.
“Yo vengo acá a defender nuestro derecho a cobrar nuestra jubilación, porque lo que nos están pagando es aberrante”, le dijo Carlos a elDiarioAR, un jubilado que, como tanto otros, marchó cada miércoles a las puertas del Congreso. “Yo lo único que le voy a decir a la Bullrich que si quiere la sangre mía se la tiro ya acá en la plaza, pero que los jubilados cuando se vayan a dormir a la noche tengan para comer”, sostuvo, conmovido, al asegurar que la semana pasada ya sufrió las consecuencias de la represión que terminó con varios adultos mayores afectados por los gases que arrojaron las fuerzas de seguridad.
Héctor, de 72 años, llegó a las puertas del Congreso desde el barrio de Villa Pueyrredón, donde tiene su casa. “Un medio kilo de bizcochitos vale lo mismo que lo que cobra un jubilado por un día”, calculó, indignado. “Estoy con una bandera y vine por mí mismo”, aclaraba ante la consulta de este medio, mientras a escasos metros un grupo de gendarmes hacían un cordón.
Este martes, el vocero presidencial, Manuel Adorni, había anunciado un “operativo de seguridad especial”. Durante su conferencia de prensa matutina apuntó que “se va a cumplir a rajatabla con el protocolo vigente” y anticipó que el Gobierno “supone” que se están “planificando actos de violencia”.
En la previa a la movilización, desde el Gobierno evitaron precisar el número de efectivos por razones de seguridad, pero sí anticiparon que se haría uso del protocolo antipiquetes “de ser necesario”. En los alrededores del Congreso hubo efectivos de la Policía Federal, la Prefectura Naval, la Gendarmería y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
“¡Este Gobierno es una vergüenza!”, gritaba Alicia, una jubilada de 68 años que cobra la mínima y que llegó a la plaza acompañada de su sobrina. “Ojo los políticos que están en el Congreso, porque les va a ir muy mal si no apoyan al pueblo”, advirtió la mujer en diálogo con elDiarioAR, que no dudó en apuntar directamente contra el grupo de diputados radicales “comprados” que se reunieron con Milei este martes en Casa Rosada y que fueron claves para la ratificación del veto en el recinto.
El Polo Obrero, organizaciones de izquierda, las CTA y demás movimientos sociales convocaron a concentrarse desde las 13 en las afueras del Congreso. También Pablo Moyano, cosecretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), fue parte de la convocatoria. En su cuenta de X, la central obrera expresó su “total apoyo al reclamo de las y los compañeros trabajadores jubilados, por una mejora en sus ingresos, en resguardo de su acceso a la salud y en decidido rechazo al veto presidencial contra el aumento de sus haberes”.
Otra bandera que estuvo presente en la plaza fue la de ATE, que anunció un paro de 24 horas para este miércoles. “Los diputados que voten en favor del veto estarán condenado a los jubilados a pasar hambre, enfermarse y morir. Los estatales nos vamos a movilizar de manera masiva y rechazamos cualquier posibilidad de que se aplique el protocolo anticonstitucional de Bullrich”, había dicho el secretario General de ATE, Rodolfo Aguiar.
Quien también se plegó a la movilización en contra del veto de Milei fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. “Los recursos que designaría esta ley son el equivalente a los impuestos que le perdonó a los más ricos de la Argentina cuando cambió Bienes Personales”, sostuvo el mandatario ante la consulta de la prensa, acompañado por su vicegobernadora, Verónica Magario. “Acá no hay un problema de si hay plata o no hay plata, sino para qué se usa”, lanzó.
Hace dos semanas, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, había pedido a los representantes legislativos que alcancen el número para poder rechazar la decisión del oficialismo. “Hoy en el país hay 5 millones de jubilados que están por debajo de la línea de pobreza. Repudiamos la medida y les pedimos a los diputados y senadores que consigan los dos tercios necesarios para ponerla vigente”, planteaba el funcionario de Kicillof horas después de conocerse el veto presidencial.
PL/MG