Del Club El Ideal al desafío libertario: Karina vs. Marra, el quiebre que llegó a las urnas

En 2023, el broker era presentado por Milei como su candidato en Villa Lugano. Hoy, va por fuera de la fuerza que ayudó a fundar, lo que empujó al vocero presidencial, Manuel Adorni, a encabezar la boleta oficialista. Una pulseada que en mayo se medirá en votos.
La escena transcurre en junio de 2023, en el Club El Ideal, en el barrio de Villa Lugano. Javier Milei toma el micrófono, recibe una placa de su exentrenador de futsal y presenta a Ramiro Marra como su candidato a jefe de Gobierno porteño. “Un placer estar con el queridísimo Ramiro”, dice el entonces precandidato presidencial, mientras repasa los orígenes de su fuerza: “Somos la línea fundadora de La Libertad Avanza”. No está Victoria Villarruel esa tarde, pero su nombre suena fuerte desde el escenario durante la primera gran recorrida política de Milei desde 2021. Ese acto, en apariencia menor, hoy es espejo de una historia que se quebró.
Casi dos años después, esa postal fundacional está hecha trizas. Villarruel, corrida. Marra, expulsado. Milei, en la cima. Karina, en control. La fractura en el corazón del mileísmo se volvió explícita en el cierre de listas para las elecciones legislativas porteñas del 18 de mayo. La candidatura de Ramiro Marra como legislador porteño por fuera del partido oficial, bajo el sello de la UCeDé, marca una ruptura directa con Karina Milei y su estrategia de control vertical. Es, también, un desafío: por primera vez desde que Milei llegó al poder, el universo libertario enfrenta un desafío público, ruidoso y con consecuencias.
El anuncio de Marra llegó apenas horas después de que Manuel Adorni, el vocero presidencial, fuera confirmado como cabeza de lista del oficialismo. No es una coincidencia, sino un gesto calculado. La candidatura del portavoz no fue un lanzamiento, sino una decisión ejecutada desde el corazón del poder, y responde a una lógica pura: lealtad total, sin matices ni autonomía.
Marra, en cambio, plantea otra cosa. Aunque reivindica los logros económicos del Gobierno y se cuida de no criticar a los Milei, su jugada representa una disidencia con el núcleo duro. Fuera de la estructura oficial, pero no necesariamente en la vereda opuesta. Un exilio táctico, con aspiraciones de disputar el mismo electorado.
Esa ruptura no fue un estallido espontáneo. Fue el desenlace de una escalada silenciosa. La tensión con Karina Milei llevaba meses y tuvo su punto de no retorno en abril del año pasado, tras el desplazamiento de Oscar Zago de la jefatura del bloque en Diputados. A nivel local, la jugada se replicó: Karina logró que seis de los nueve legisladores porteños de LLA firmaran la remoción de Marra como presidente del bloque y colocaran en su lugar a Pilar Ramírez, su referente personal en la Ciudad. La maniobra fue leída como lo que era: una demostración de fuerza. Karina no solo controla el sello partidario: maneja también las puertas de entrada, salida y el reparto interno del poder.
Tras su desplazamiento, a Marra le ofrecieron integrar el flamante Consejo de Asesores Económicos de Milei. Un premio consuelo. O una invitación al ostracismo. Un año después, expulsado formalmente en enero por “contradecir los ideales del Presidente” luego de votar a favor del presupuesto de Jorge Macri, Marra se replegó a su búnker de siempre: la oficina de Bull Market, en la Torre Fortabat de Puerto Madero, esa que supo ser el principal punto de encuentro con Milei durante sus épocas felices.
Antes de lanzarse a jugar por fuera del aparato que ayudó a fundar, Marra analizó sondeos, respondió a su entorno y evaluó el escenario político en la Ciudad. Vio que varios de esos estudios lo ubicaban con buena imagen entre el electorado libertario. Uno de ellos, de la consultora Federico González, terminó por reforzar esa lectura: el legislador porteño obtiene el 26,5% de las preferencias en una pregunta de identificación simbólica, superando a Adorni, que aparece con el 13,3%.
En términos de representación de nuevas ideas, Marra también se impone con el 28,6% frente al 19,8% del vocero presidencial. Incluso en una hipotética discusión sobre pensamiento liberal-libertario, el excandidato a jefe de Gobierno aventaja a su excompañero: 26,6% contra 21,8%. La imagen de Adorni sólo se afirma levemente en el rubro de “practicidad económica”, donde alcanza el 16,1% contra el 11,9% de Marra.
Sin embargo, el escenario se vuelve más complejo con los datos CB Consultora. Según su último estudio, La Libertad Avanza se perfila para ganar en la Capital con un 27% de los votos, pero ese número podría verse amenazado por la candidatura disidente de Marra. Unión por la Patria aparece con 23% y el PRO con 22%. Pero en imagen positiva, Santoro lidera con 49,6%, seguido por Adorni (45,9%) y Marra (41,3%).
La candidatura de Adorni, en este contexto, se vuelve mucho más que una elección legislativa: es una declaración de principios. Pero no fue una decisión fácil. El vocero no quería ser candidato. Karina Milei dudaba. La decisión se terminó de tomar sobre la hora, luego de negociaciones entre el entorno del vocero y Eduardo “Lule” Menem, una de las figuras más cercanas a la secretaria General de la Presidencia. Fue Lule quien tuvo la llave para destrabar el caso.
Adorni temía “quemar” una carta valiosa demasiado pronto. No quería dejar su rol de vocero, ni alejarse de la Casa Rosada. Pero Lule lo convenció con un argumento decisivo: él cree que Adorni puede ganar la elección y salir primero, incluso por encima de Leandro Santoro. Con esa convicción, logró torcer la decisión. El anuncio llegó el jueves a las 18, apurado por la confirmación del lanzamiento de Marra, que ya había decidido competir por fuera y estaba a punto de publicar su video en las redes. La idea original era largar al candidato oficial más cerca del cierre de listas, pero la inminente movida del legislador porteño alteró los tiempos.
Adorni, entonces, hará campaña desde el atril. Con micrófono encendido, respaldo de Karina y la duda de qué pasará el día después. De acuerdo a lo que pudo saber elDiarioAR, en el oficialismo descartan una eventual candidatura testimonial y aseguran que asumirá su banca. Pero si deciden que Adorni continúe como vocero al mismo tiempo que como legislador, podrían toparse con un impedimento legal: el artículo 73 de la Constitución porteña establece que el ejercicio de cargos ejecutivos nacionales es incompatible con el rol legislativo local, salvo casos puntuales como docencia o investigación.
Mientras tanto, Marra camina otro sendero. Afirma que su candidatura no es una venganza, sino una apuesta por recuperar “la libertad y el orden” en la Ciudad. Se muestra crítico del “kirchnerismo, los trapitos, la basura y las ratas”. Pero su verdadero mensaje está en su propia figura: un exsocio del Presidente que eligió no callar.
“Las ideas están por arriba de cualquier tipo de rótulo”, buscó desdramatizar el viernes el broker financiero, en una de sus primeras apariciones televisivas, en TN. “Votar a Adorni no está mal. Yo no compito contra él”, sostuvo, ante un panel de periodistas sorprendido, tras ser consultado por la posible división del voto liberal-libertario. “Mi rival es el kirchnerismo”, continuó Marra. El mensaje es claro: su campaña no estará centrada en “decir lo que está mal del gobierno nacional”, sino en evitar que el krichnerismo sume bancas en la Legislatura. “Tenemos que tener las voces suficientes para ponerles un stop”, añadió. Sobre la gestión de Jorge Macri, poco y nada.
En mayo, cuando los porteños vayan a votar, el mileísmo se pondrá a prueba no solo en las urnas, sino frente al espejo. No se trata solo de elegir legisladores, sino de definir qué forma tendrá el poder libertario en su etapa de consolidación: si será una maquinaria de obediencia vertical o si las disidencias, hoy personificadas en Marra, pueden convertirse en una piedra en el zapato. En esa tensión, la Ciudad es el primer escenario. Y Karina Milei, la gran curadora del orden.
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