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Argentinos y españoles contra Pedro Sánchez: memes y el sueño de un imperio de la ultraderecha

Argentinos y españoles contra Pedro Sánchez: memes y el sueño de un imperio de la ultraderecha
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La tensión entre ambos países tuvo su correlato en las redes sociales, donde usuarios identificados con el presidente Javier Milei convirtieron el conflicto diplomático en una proeza.

La reciente visita de Javier Milei a España para participar de un mitin de ultraderecha organizado por Vox –acaso el análogo español de La Libertad Avanza– estuvo plagada de controversia y el presidente Javier Milei fue protagonista. Al igual que en su participación en el Foro Económico de Davos hace unos meses, Milei se presenta ante el mundo como un referente de un movimiento político que excede a la Argentina pero que muestra a nuestro país como ejemplar: el primero en abrazar las ideas de la libertad.

Vimos a públicos políticamente orientados, tanto locales como del exterior, exaltar la participación del mandatario argentino mediante la narrativa memética del Chad, un personaje hiper-masculino que se desentiende de las reglas, formas y protocolos, y por eso obtiene los mejores resultados.

A menudo al Chad se lo enfrenta con un personaje antagónico que es su contraparte moral e intelectual: un hombre virgen de cualidades más modestas, un progresista o una feminista que lloran de impotencia ante la evidencia de sus errores; o un NPC (non playable character, en la jerga de la cultura gamer) sin pensamiento propio ni personalidad. A veces su antagonista es una mezcla de todo eso. Sobre estas dos “plantillas” se colocan los actores de la coyuntura. El Chad y su contraparte (como el perro grande y el perro chiquito, o como el “novio distraído” que va de la mano de su pareja pero mira a otra mujer) son como envases vacíos que los usuarios “llenan” con sus referencias a lo que ocurre en la actualidad, en este caso el enfrentamiento de Milei con su homólogo español Pedro Sánchez. 

Versión ilustrada del meme, por el dibujante Patrick O’Jota, quien ha publicado otras ilustraciones virales a favor de Milei en el pasado. Aquí Milei es una mezcla de dos memes: el Chad y Trollface (un meme más viejo, de los rage comics, que representa al bromista en foros y redes). Pedro Sánchez aparece con la gestualidad del Wojak llorón, impotente ante la realidad que el Chad le expresa.

Aunque se han visto versiones de centro izquierda o progresistas que buscan invertir los roles del Chad y su contraparte para favorecer las posiciones propias (en la campaña presidencial vimos el nacimiento del Chad Massa), hay algo en la matriz propia del meme que lo vuelve más apropiado para el imaginario de derecha: el Chad es un hombre de pocas palabras, explicaciones simples y pensamiento individualista. Una de sus versiones más conocidas y populares es justamente la del “YesChad”, que responde con un lacónico y contundente “sí” ante diversas acusaciones y denuncias de sus antagonistas, por lo general enunciados largos y sofisticados, de naturaleza técnica o teórica. El Chad se anima a contradecir todo eso. Es una figura de valor.

Esta idea de animarse a decir lo que es obvio y que la mayoría no quiere ver (porque está enajenada o porque es inmoral y corrupta), prevalece en la circulación del Chad, que es sin duda uno de los memes más populares, al menos en la discusión política. La capacidad para buscar la explicación más simple y maniquea, que resume los problemas sociales y políticos en enfrentamientos entre buenos y malos, que denosta a las instituciones democráticas y la complejidad de su funcionamiento, se muestra como un rasgo común del discurso populista de derecha –como los de Milei, Vox y Trump– que sintoniza muy bien con esta economía visual y lingüística del meme. Quizás no sea tanto como dice el dicho “the left can’t meme” (ciertamente se puede y se han hecho memes populistas de izquierda), pero sin duda hay, en los memes, un límite a los niveles de despliegue y complejidad retórica en los que cierta izquierda, especialmente la más intelectualizada, se siente cómoda. De ahí la popularidad tanto de los memes como del discurso populista de derecha, que suponen una retórica inclusiva que empodera y permite la participación en el debate político de personas de nivel educativo bajo y escasa formación.

Pero la eficacia de los memes no se agota en esta capacidad para vehiculizar la visión de las derechas, sino que proviene también de su carácter participativo. Los memes tienden a producir más memes. Esto se debe a que son fáciles de hacer, tienen un estándar visual y estético deliberadamente bajo (no existen memes “mal hechos”, o en todo caso, todo meme visual es una imagen “mal hecha” y eso es parte de su gracia) y abundan los sitios y aplicaciones donde cualquiera puede hacer uno. Una vez que lo hace, colocado en la conversación correcta, con la comunidad adecuada, los memes entran fácilmente en un circuito de validación fácil e inmediata, ajena a toda comprobación de veracidad o consistencia lógica. Lo importante de un meme es que nos mueva a risa, indignación o algún tipo de emoción fuerte. Esto produce el deseo de replicarlo, comentarlo y likearlo. En esa maquinaria de refuerzos positivos proliferan por montones, y con ellos su caracterización de la política y sus figuras.

Para los memes argentinos y españoles contra Sánchez (y por ende, al menos en este caso particular, mileIstas) la ofensa del presidente sudamericano se justifica en una lógica infantil del “él empezó”. Hace referencia a los comentarios del Ministro de Transporte español, Oscar Puente, que insinuó que Milei consume sustancias, a principios de este mes. La respuesta del gobierno argentino a este agravio fue desproporcionada, y apuntó contra Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, que era objeto de una denuncia por tráfico de influencias realizada por la organización de derecha Manos Limpias (denuncia que hasta ahora no ha presentado pruebas fehacientes que la incriminen).

Memes publicados con el hashtag #PedroVigilaATuEsposa, que fue tendencia en Argentina y España y canalizó el ataque en redes contra Sánchez, así como el apoyo a Milei.

Los memes y las imágenes participativas digitales hacen más que comentar la realidad política; la construyen. Así se puede ver con la activación de las militancias derechistas argentina y española alrededor del enfrentamiento con Sánchez a través del hashtag #PedroVigilaATuEsposa, que esta semana llegó a ser tendencia en ambos países. En este topic se pudo ver a usuarios arengando a otros a que participaran. A los lemas ya conocidos como “Que sea tendencia YA” (un clásico de trolls libertarios como el Gordo Dan), se sumaron pedidos específicos de cantidad de respuestas, presumiblemente las que necesita el algoritmo para posicionar el hashtag.

Publicación con un Milei Bart Simpson meándole la cara a Sánchez, que pide quinientos comentarios con el hashtag #PedroVigilaATuEsposa

Allí se vio una acción coordinada de publicación de memes y tweets orientados a apuntalar la narrativa de que, por un lado, Pedro Sánchez “se la buscó” (por hablar mal de Milei, aunque en realidad no lo haya hecho) y que, por otro lado, la ciudadanía movilizada por liderazgos como los de Vox y Milei ya no se callan nada, ya no son sumisas sino que se rebelan contra la corrupción y las injusticias del socialismo. Participar en esta tendencia, por consiguiente, confiere a quienes lo hacen de un estatus de rebelión y enfrentamiento con el poder en el que estos grupos se autoperciben y celebran.

Tweet de David Santos, un influencer de derecha español, retuiteado por Milei. “Se os acabó la hegemonía del pensamiento” sentencia Santos, en esta lógica de la insurrección ciudadana contra los poderosos que promueven las derechas.

Los usuarios libertarios incluso llegaron a difundir una imagen que parece la captura de un tweet eliminado de Sánchez en el que el mandatario exige a los que participan del hashtag sobre su esposa que desistan, y advierte que hará una denuncia en el “Ministerio de Igualdad y Mujeres”. El tweet es falso, como advirtió Twitter/X, y el ministerio en cuestión, inexistente. Pero la sola apariencia de una declaración semejante basta para activar el enojo y la reacción de más usuarios que sienten aversión por Sánchez, el feminismo y figuras plausibles como la del ministerio ficticio. A través de la provocación se motivó más participación en el hashtag.

La afrenta contra Sánchez se sirvió, a su vez, de declaraciones del presidente español durante la campaña electoral argentina en las que se expresó a favor del competidor de Milei, Sergio Massa. Este archivo también fue reflotado en la discusión para fomentar la idea de que “se la buscó” y que “empezó él”, en este caso respecto a la crítica que se le hizo a Milei por participar de un acto partidario opositor en España. Según la lógica del presidente, que fue amplificada en las redes, Sánchez intervino en nuestra política mucho antes (y eso, por ende, justifica la intervención de Milei).

Begoña Gómez, blanco del ataque sexista de la cibermilitancia derechista, se convierte en un personaje lujurioso, aquí en brazos de un marroquí, un verdadero agente foráneo peligroso (a diferencia de Milei), para el imaginario derechista.

Muchas de estas expresiones no escatimaron en componentes racistas, sexistas y de mal gusto, que lejos de ser secundarios o meramente estilísticos, transmiten valores ideológicos nodales de las nuevas derechas. La caracterización negativa de Pedro Sánchez y Begoña Gómez, alrededor de un hecho dudoso de corrupción, se complementa con una narrativa de la infidelidad de la primera dama, que es representada en brazos de otro hombre o en pleno acto sexual mientras el presidente ignora por completo la situación (lo cual, dentro de la lógica machista de estos grupos lo presenta como un “boludo” que no tiene control de su mujer, de ahí que se lo llame a vigilarla).

En estas representaciones sexistas, Begoña Gómez aparece a menudo teniendo relaciones y amoríos con personas árabes, con lo cual se ironiza sobre otro tema que es fuerte en la agenda de las nuevas derechas: la inmigración, especialmente árabe, la cual percibe como un problema que atenta contra la seguridad de los ciudadanos y la integridad de su cultura nacional. Pedro Sánchez queda así representado como un líder incapaz (o “incompetente”, como dijo el propio Milei) de controlar la perversión moral de su mujer y la entrada de los verdaderos agentes foráneos nocivos para España. La derecha española ve una debilidad y una corrosión con respecto a su historia de imperialidad y conquista (la cual reivindican), valores que aparecen mejor representados hoy en la Argentina de Milei, como sugieren memes de soldados medievales españoles con los colores de nuestra bandera.

En este episodio hemos vuelto a ver la coordinación de públicos locales y extranjeros, políticamente orientados, que conforman una verdadera internacional reaccionaria, encolumnada detrás de partidos y liderazgos institucionales como los del Gobierno Nacional y de partidos como La Libertad Avanza y Vox, pero que son, a su vez, absolutamente plebeyos. Vehiculizan la participación de personas y lógicas ajenas a los de la institucionalidad política tradicional, promueven falsedades y razonamientos inconsistentes que habilitan, no obstante, encuadres atractivos, que explican y dan sentido a los problemas y malestares del presente con mucha simpleza y eficacia. Esto permite a más personas sumar su voz, hacer crecer la narrativa y recibir la aprobación de sus pares.

Para estos grupos políticos, el desencanto con lo actual se resuelve en un proyecto de restauración pre-democrático, que idealiza un pasado lejano de grandeza que, para colmo en nuestro caso (el argentino), no nos pertenece. El deseo de ser potencia, de ser imperio, de estar en la cima y desde ahí aplastar a todo lo demás es un gran vehículo emocional para el apoyo de este proyecto político. Los memes y el contenido digital son parte de su abundante combustible.

NC/DTC

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