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Apoyo internacional al cine argentino: un grito desde San Sebastián

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El Festival de Cine visibiliza la crisis dedicando un día a apoyar institucionalmente al cine argentino. Con 16 películas seleccionadas, la comunidad cinematográfica internacional se unió a la delegación argentina en un acto de resistencia, con críticas a las políticas del gobierno de Javier Milei y defendiendo la importancia de la producción cultural nacional.

Pocos festivales en el mundo le dedican desde siempre tanto espacio al cine argentino como el de San Sebastián, pero lo de este año ha sido inédito no solo en cantidad de películas seleccionadas en las diversas competencias (16), films en distintas etapas de desarrollo dentro de los apartados de industria (10) e invitaciones (a cargo de o gestionadas por la propia organización) sino también en la visibilización de su crisis. Por eso, le ha dedicado buena parte de la jornada de este martes 24 a difundir la situación y a manifestar de forma institucional su apoyo incondicional a la industria audiovisual nacional.

La elección del día no ha sido casual. Hoy se proyectó en el Kursaal 1, la sala más importante de la imponente sede del festival, “El hombre que amaba los platos voladores”, película de Diego Lerman con Leonardo Sbaraglia como el periodista sensacionalista José de Zer (aquel que rompía récords de rating en el noticiero Nuevediario con sus “investigaciones” sobre presencias extraterrestres en el cerro Uritorco) que compite por la Concha de Oro de la sección oficial; y también hoy se exhibió “Traslados”, el documental de Nicolás Gil Lavedra sobre los denominados Vuelos de la Muerte que el festival eligió como parte de esta movida política.

Lerman y Sbaraglia se presentaron por la mañana en la conferencia de prensa junto al resto del equipo de “El hombre que amaba los platos voladores” y no ahorraron críticas contra la política cinematográfica, cultural y general del gobierno de Javier Milei.

“Tenemos un cine del cual nuestros gobernantes y el presidente Milei deberían sentirse orgullosos, películas diversas elogiadas en todo el mundo, una industria que funciona, que da trabajo a miles de familia, pero la voluntad política esta siendo ciega, no hay apuesta al diálogo. Se ha generado un escenario de conflicto que nosotros no iniciamos. Duele ver cómo destruyen una industria”, opinó Sbaraglia.

Por su parte, Lerman, director de “Tan de repente”, “Mientras tanto”, “La mirada invisible”, “Refugiado”, “Una especie de familia” y “El suplente”, agregó que la situación del cine argentino es de “incertidumbre total, parálisis, tristeza e impotencia. Somos una generación que creció con la Ley del Cine y duele ver este ataque sistemático y violento”.

Luego fue el turno de un acto en las escalinatas de acceso al Kursaal 1 en el que la comunidad cinematográfica internacional acompañó a la delegación argentina, que incluyó a representantes de todas las películas presentes en esta edición, para una foto grupal. José Luis Rebordinos, director de la muestra, leyó una declaración oficial del equipo que lidera y cuya frase final es toda una declaración de principios: “Hoy, el Festival de Cine de San Sebastián como manifestación cultural que es, no puede permanecer al margen del desmantelamiento de una cinematografía que es de las más importantes de América Latina por parte de un gobierno que, además, justifica a una dictadura militar que asesinó a miles de ciudadanos ¡Aguante el cine argentino!”.

Luego de la lectura del texto también en euskera e inglés (aquí se manejan los tres idiomas de manera igualitaria), fue el turno de la directora y dramaturga Lola Arias, la actriz y cineasta María Alché y la intérprete Maricel Alvarez, quienes leyeron un duro comunicado de los artistas argentinos: “En la próxima edición de San Sebastián no habrá 26 películas. Probablemente haya 5, 2, ninguna. Imaginemos lo que eso significa en los cines de la Argentina, sin películas nacionales que proyectar, en las que nuestro público pueda verse, pensarse. Al igual que la ciencia, la universidad pública, los jubilados, el cine es una moneda de cambio más en una guerra cultural que a nadie beneficia y que no aporta nada a la nación. Más bien parece una cortina de humo para distraer a la sociedad en una economía donde día a día se hace más difícil acceder a las cosas más elementales, generando hambre, ignorancia y odio. Esto es parte de la agenda de un gobierno ultraliberal que intenta promocionar como libertad la destrucción de nuestra memoria y nuestra soberanía cultural”.

Luego del acto y de un cóctel para la delegación argentina organizado por el festival, elDiarioAr conversó con Diego Lerman en una entrevista realizada en el histórico hotel María Cristina de esta ciudad minutos antes de la función de gala de su flamante película. “El hombre que amaba los platos voladores no se podría hacer en el actual contexto. En ese sentido, el financiamiento por parte de Netflix fue la clave para un proyecto de esta envergadura con un extenso rodaje en pueblos de San Luis o en desiertos de Mendoza, con una minuciosa reconstrucción de época, mediados de los años '80, o con un soundtrack que incluye temas de Charly García y Sumo. No sé de qué manera, con las plataformas de streaming o de forma totalmente autogestiva e independiente mientras el INCAA siga paralizado, pero seguiremos haciendo cine. Si atravesamos y superamos la crisis de 2001 no tengo dudas de que vamos a resistir esta”, concluyó.

DB/JJD

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