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Nosferatu: cómo un plagio de Drácula se convirtió en un ícono de la cultura popular

Nosferatu: cómo un plagio de Drácula se convirtió en un ícono de la cultura popular
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La historia de uno de los personajes más icónicos de la cultura popular, el vampiro Nosferatu, permite entender por qué la nueva remake es un éxito atípico que logra convocar a los espectadores de nuevo a las salas de cine.

AI
  • 🦇 **Icono del cine**: Nosferatu, creado para evitar derechos de autor de Drácula, se ha convertido en un ícono del cine, rivalizando en popularidad con la obra de Bram Stoker.
  • 🎥 **Primer vampiro en pantalla**: Nosferatu, lanzada en 1922, fue la primera película que mostró un vampiro en el cine.
  • 🧛‍♂️ **Diferencias con Drácula**: Aunque ambos personajes son vampiros, Nosferatu (Conde Orlok) es un monstruo horrendo, mientras que Drácula tiene una apariencia más humana y melancólica.
  • ✨ **Éxito y controversia**: A pesar de su éxito, la heredera de Bram Stoker demandó a los creadores de Nosferatu, y la película fue ordenada a ser destruida, aunque sobrevivió.
  • 🎬 **Influencia cultural**: Nosferatu ha influenciado numerosas obras y adaptaciones, incluso aparece en producciones como Bob Esponja y Los Simpson.
  • 🖼️ **Estilo artístico**: La dirección y estética de la película, bajo F.W. Murnau, reflejan influencias del expresionismo y el arte romántico alemán.
  • 💔 **Interpretaciones sociales**: Nosferatu ha sido analizada como un reflejo de la crisis social y económica de Alemania post Primera Guerra Mundial, aunque algunas interpretaciones han sido cuestionadas.
  • 🔄 **Remakes y legado**: La versión de 2024, dirigida por Robert Eggers, mezcla elementos de adaptaciones anteriores y se estrenó en un periodo inusual, pero logró un gran éxito de taquilla.
  • 🕯️ **Misterio de su éxito**: Nosferatu sigue resonando con el público actual, tal vez porque la historia aborda temáticas de oscuridad y mal que resuenan en la sociedad contemporánea.

Es la encarnación del mal. El portador de la peste. El amo de la oscuridad. Vive en un castillo en Transilvania, está obsesionado con una mujer casada y es un conde... pero no es Drácula. Fue creado para evitar pagar derechos de autor y se convirtió en todo un ícono del cine. En popularidad, rivaliza con la creación original de Bram Stoker. 

Pero, aunque no parezca, es un personaje diferente. Conquistó la cultura pop: desde una aparición en Bob Esponja, hasta menciones en Los Simpson y un videoclip de Pet Shop Boys, oportunamente titulado Heart, donde Ian MacKellen interpreta al vampiro. Esta es la historia del ser que quiere sumir al mundo en las tinieblas, pero mientras se conforma con llenar todas las salas de cine: Nosferatu.

Drácula, la novela de estructura epistolar escrita por Bram Stoker, es de 1897. Aunque no la hayan leído, todos conocen la historia del conde: las mordidas en el cuello, el castillo, los murciélagos, el carruaje y todos los elementos que hicieron perdurar la obra. Albin Grau, un arquitecto alemán, estaba fascinado por el mundo que va más allá de lo visible. También estaba enamorado de una invención que había nacido apenas unos años que Drácula: el cinematográfo. La posibilidad de contar historias en un espacio cerrado, casi envuelto en la oscuridad total, apenas iluminado por la fuerza de un proyector. El espacio donde el mundo de los sueños se mezcla, el cine.

Grau se convirtió en un productor de películas. Específicamente, fue el productor de Nosferatu, la película que se estrenó en 1922 y tiene el honor de ser el primer largometraje que muestra un vampiro en la pantalla grande. Para evitar una demanda, los involucrados en la realización de Nosferatu decidieron cambiar algunos nombres y situaciones de la novela de Bram Stoker. 

La estructura es casi la misma: un agente inmobiliario tiene que viajar a un castillo, pese a las advertencias de los lugareños, para venderle una propiedad a un conde. El viajante desconoce que es enviado por un demente y que en su primer destino lo aguarda un muerto vivo, un ser que controla la oscuridad. El vampiro compra la propiedad y viaja para acechar a la esposa del agente inmobilario. 

No hay un heroico personaje como Van Helsing, aunque sí existe un científico especializado en las artes oscuras, el profesor von Franz. El conde Orlok, en vez de perseguir a través de los sueños a Mina Harker, busca morder a Ellen Hutter. Los roles de los personajes de Nosferatu son los mismos que en Drácula, aunque se hayan cambiado algunos nombres. 

Bajo la dirección de F.W. Murnau, director alemán de películas extraordinarias como Amanece, Nosferatu se convirtió en un éxito. El paso del tiempo hizo crecer el estatus de una de las mejores películas de la época del cine silente. Los surrealistas franceses creían que la película era un ejemplo del cine como espacio de liberación, capaz de adentrarse en lo más profundo de la psiquis de los espectadores. Hasta poetas como Robert Desnos e intelectuales como André Breton escribían odas a favor de la película en la década de 1920. Pero no todas las opiniones compartieron el entusiasmo favorable.

El diario alemán marxista, Leipziger Volkszeitung, argumentaba que la película estaba diseñada para engañar al proletariado, para distraerlo de la realidad política y sumirlo en un mundo de fantasía. Pero hubo otras interpretaciones con el correr de los años. Especialmente después del nazismo: porque Nosferatu es una de las obras fundamentales para entender la producción artística durante la República de Weimar.

Después de la Primera Guerra Mundial y el famoso tratado de Versalles, Alemania quedó devastada, obligada a aceptar condiciones indignas que empobrecieron aún más a una sociedad quebrada. La hiperinflación estaba chupando la sangre de un pueblo a la deriva. Los estudios de la Escuela de Frankfurt sobre el movimiento expresionista en el cine alemán son uno de los más conocidos: De Caligari a Hitler. No conviene adentrarse en el debate que, hasta el día de hoy, divide a la cinefilia sobre si Nosferatu es o no una obra del expresionismo alemán (estéticamente, es muy distinta a una película como El gabinete del Dr. Caligari). Pero sí es necesario desarrollar cuál era la lectura de la Escuela de Frankfurt sobre Nosferatu.

Como señala el libro de Nosferatu: A Symphony of Horror las películas son producto de un contexto social y económico determinado. La narración de Nosferatu puede ser interpetada como la representación de una o dos generaciones perdidas. A diferencia de Drácula, en Nosferatu no existe el final que reúne a todos los héroes que van a dar caza, estaca en mano, al vampiro. En Nosferatu está la tragedia y el sacrificio. "La crisis financiera, política y social de Alemania solo podía resolverse mediante un milagro que dispara todo lo malo que aquejaba a la sociedad", señala la autora Cristina Massacessi, que también se encarga de señalar los problemas del análisis sesgado de la Escuela de Frankfurt: veían en Nosferatu a una película que avalaba al nazismo antes del nazismo. Donde el vampiro, según la interpretación de la Escuela de Frankfurt, representaba a los judíos. Totalmente alejado de la realidad y de la visión que Murnau y Grau tenían sobre Nosferatu. La interpretación de la Escuela de Frankfurt no resistía mucho análisis.

¿Qué representaba entonces, Nosferatu, para sus realizadores? Para Murnau, la posibilidad de hacer crecer al arte. Especialmente a la pintura romántica, los trabajos de Caspar David Friedrich, Edvard Munch y Arnold Böcklin, entre otros. Murnau había estudiado en la Escuela de Arte de Berlín. Era un cineasta con un talento formidable para la puesta en escena, el encuadre, el montaje y todos los elementos que hacen a una película. Las frecuentes referencias al arte, que van más allá del cine, servía para "hacer crecer el prestigio de los cineastas de Weimar que ansiaban combinar su sensibilidad y conocimiento artístico, propio de la academia, con el atractivo y la popularidad que ofrecía la taquilla del cine". 

Nosferatu lo consiguió, porque fue una película popular. Quizás demasiado: el éxito provocó la ira de la heredera de Bram Stoker, quien inició juicio acusando a los realizadores de plagiar la obra de su difunto marido. Apenas cinco años después de su estreno en salas, la sentencia no hizo más que confirmar lo que todos sabían de antemano: Nosferatu era un plagio de Drácula. Un juez alemán ordenó destruir todas las copias de la película y prohibir su exhibición.

Muchas películas de la época del cine silente, incluso algunas que fueron populares y taquilleras, se perdieron para siempre. El celuloide se gastó, se quemó, se deterioró o se perdió. Una parte considerable de la historia del cine desapareció. Pero no Nosferatu. Es un misterio, o un milagro, pero de alguna manera Nosferatu sobrevivió en el fílmico pese a la orden de ser completamente destruida. No solo eso: la película creció en popularidad con el paso del tiempo. Nosferatu vivió y vive gracias al fílmico.

¿Por qué el vampiro que interpretó Max Schreck es tan llamativo aún hoy? Conviene señalar diferencias con Drácula. El vampiro de Bram Stoker puede salir a caminar a plena luz del día. De hecho, lo hace: porque vive con la melancolía de alguna vez haber sido un humano. Se mezcla entre la población que habita las calles londinenses de la época victoriana. Incluso parece querer conservar cierto decoro, cierta elegancia, en su apariencia física. 

El cine representó la historia de Drácula en muchas, muchas oportunidades. Una de las más conocidas la protagonizó Bela Lugosi para la película de Universal en 1931, con la capa, la mirada penetrante y los movimientos de la mano. Otra intepretación destacable sucedió en 1958, cuando Christopher Lee se puso la capa y los colmillos en Horror de Drácula, la película de los estudios Hammer.

Pero una de las más recientes y conocidas fue la versión que dirigió Francis Ford Coppola. Gary Oldman, con atuendo glam rock y la melancolía propia de quien pasa cientos de años añorando el amor de una mujer que vive en otra ciudad. El conde, en todas esas películas, tiene rasgos de un verdadero caballero. Puede, eventualmente, convertirse en un monstruo como sucede en la película de Coppola, pero es una figura trágica. Ahí hay una diferencia fundamental entre la obra de Stoker, las adaptaciones para el cine y Nosferatu: Nosferatu no es eventualmente monstruoso. Es un monstruo todo el tiempo. Es horrible. Es una presencia que inspira terror. Que, literalmente, necesita vivir en la oscuridad. Nosferatu, la película, fue la que inventó que la luz del sol elimina a los vampiros. Es no fue una idea de Stoker, pero ya está canonizada en el imaginario colectivo como parte indiscutible de lo que hace (o deshace) a la historia de cualquier vampiro.

En 1979 se estrenó la primera remake de Nosferatu, dirigida por Werner Herzog y protagonizada por Klaus Kinski e Isabelle Adjani. Es la única que mezcla los nombres originales de la obra de Bram Stoker con las imágenes y situaciones de la película de 1922. Y profundiza otra diferencia con Drácula: Nosferatu comanda un ejército de ratas. Es un ser tan maligno que transmite la locura, las enfermedades y la peste que diezma a la población.

En el año 2000 hubo una película que, a través de la ficción, contó el detrás de escena de Nosferatu, la sinfonía del terror de la década de 1920. John Malkovich interpretó a Murnau, el director, Udo Kier a Albin Grau, y Willem Dafoe encarnó a Max Schreck a su vez interpretando a Nosferatu. El trabajo de maquillaje en la película de Murnau es tan bueno que muchos duduaron de que Schreck realmente haya interpretado a Nosferatu. Algo similar a lo que sucede ahora con Bill Skarsgård, irreconocible como el nuevo conde Orlok.

La Sombra del Vampiro fue producida por Nicolas Cage, otro fanático de los vampiros y, especialmente, de Nosferatu. En 2023, el histrónico actor coprotagonizó Renfield, una parodia de Drácula, junto a Nicholas Hoult, el actor que se pone en los zapatos de Thomas Hutter en la nueva remake de Nosferatu. ¿Son todas casualidades estas conexiones? Puede que no.

La nueva versión de Nosferatu está producida por Chris Columbus, director de Mi Pobre Angelito y Harry Potter y la Piedra Filosofal. La dirección está a cargo de Robert Eggers. Es una amalgama de las distintas apariciones de los vampiros en la pantalla grande, como la historia romántica de la versión de 1992, o la puesta en escena que enfatiza la convivencia de Ellen Hutter (interpretada por Lily-Ross Depp) con la naturaleza. En especial, las plantas: en una escena se la puede ver con un ramo de lilas que, invitablemente, se van a marchitar en tres días. 

Hasta en la cuidada estética de la película se nota la influencia del cine silente. Nosferatu, la versión de 1922, no es en blanco y negro: tiene tinte azul o amarillo, según cada escena. Esta nueva remake imita el estilo a través de la iluminación y la dirección de fotografía a cargo de Jarin Blanschke.

Eggers es un fanático de Nosferatu, la original. Antes, dirigió La Bruja (un éxito, considerado el bajísimo presupuesto, de terror folk protagonizado por Anya Taylor Joy); El Faro (una película en blanco y negro, que oscila entre la comedia y el terror, protagonizada solo por Robert Pattinson y Willem Dafoe que pese a las críticas positivas, apenas pudo recaudar lo que costó producirla); y El Hombre del Norte (una película con un presupuesto alto, US$ 100 millones, que recaudó apenas US$ 69 millones en todo el mundo). 

Eggers nunca se desentendió del fracaso de El Hombre del Norte ni, en sus propias palabras, buscó "culpar a la decadencia de la civilización occidental" del fracaso de la película. Al contrario, confesó en distintas entrevistas que intentó hacer una película de gran presupuesto comercialmente exitosa, pero no lo consiguió. Nosferatu, en poco más de una semana, se convirtió en la más taquillera de toda su carrera: ya recaudó más de US$ 100 millones y podría convertirse en uno de los mayores exitos del cine de mediano presupuesto (costó US$ 50 millones, una cifra alejada del cine independiente y de las producciones faraónicas de Hollywood) en muchos años.

Nosferatu, la película de 2024, se estrenó en una fecha que los estudios suelen evitar como la peste si se trata de películas para adultos, serias y oscuras: Navidad. La Chica del Dragón Tatuado, la remake dirigida por David Fincher, con Daniel Craig y Rooney Mara, no cumplió las expectativas comerciales de Sony, que la promocionó como "la película para sentirse mal en Navidad". Desde entonces, la industria optó por eludir una fecha complicada por las fiestas. 

¿Por qué tiene éxito Nosferatu? Podríamos argumentar que es por la valoración de la crítica (79/100 en Metacritic) o porque al público, en general, le gusta (7.7/10 en IMDb, 3.9/5 en Letterboxd y B- en CinemaScore). Pero algo cambió desde el fracaso comercial de La Chica del Dragón Tatuado en 2011 a la fecha. 

La nueva versión, mezclando un poco de todas las que vinieron antes, plantea varias ideas interesantes aunque no sean del todo novedosas:

¿Quién va a ir al cine para ver un relato macabro y tenebroso sobre seres desesperados, consumidos por un mal mucho más complejo de lo que pueden comprender? Aparentemente hoy en día, como sugieren los números de taquilla de Nosferatu, mucha gente. Quizás porque los espectadores ya no sean los mismos de la República de Weimar, pero sientan que algo maligno, algo que escapa al mundo físico, está acechando.

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