Milei lo mandó a evangelizar "la nueva Argentina liberal" a París y hoy es hiper bullish: "No hay techo"

"No hay techo para los próximos dos años con el liderazgo de Milei y Karina, junto al canciller Pablo Quirno", dijo Sielecki. .
La Argentina volvió a entrar en el radar de los grandes inversores europeos. Y Francia es hoy uno de los termómetros más claros del cambio. Según reveló el embajador argentino en París, Ian Sielecki, las inversiones francesas en la Argentina crecieron un 50,7% desde el inicio del mandato de Javier Milei, impulsadas por un giro económico sin precedentes y una señal política que el mercado interpreta como irreversible.
"Argentina sin populismo es un imán de inversiones", sintetizó Sielecki en un extenso posteo donde explicó, paso a paso, cómo se reconstruyó la confianza perdida tras décadas de inestabilidad.
Cuando Javier Milei lo designó embajador en Francia, la instrucción fue clara: evangelizar sobre la nueva Argentina liberal y demostrar que el cambio no era solo discursivo.
El trabajo, según Sielecki, fue casi terapéutico. "Hablar con inversores fue cercano al psicoanálisis", reconoció. La desconfianza estaba profundamente arraigada. El planteo se repetía una y otra vez: Milei parecía decidido, pero ¿tenía realmente el músculo político para sostener las reformas?
La respuesta inicial fue política y cultural: Milei había ganado la batalla cultural antes de ganar la elección, con un mandato social claro para hacer reformas profundas. Algunos inversores creyeron y avanzaron. Otros prefirieron esperar.
El punto de quiebre llegó con la Ley Bases.
"Pasó la ley económica más disruptiva de la historia argentina con solo 7 senadores sobre 72", explicó el embajador. Lo que parecía debilidad parlamentaria se transformó, para muchos inversores, en la mayor señal de fortaleza: incluso la oposición se vio obligada a acompañar porque la sociedad ya había tomado una decisión.
El de @JMilei debe ser el fenómeno barrial más raro del mundo. El Paris Economic Forum le dedicó un bloque central exclusivamente a la Argentina de Milei.El foro lo abrió el Premio Nobel de Economía 2025, Phillippe Aghion, y yo tuve el privilegio de cerrarlo contando por qué la... pic.twitter.com/WQ4PEXFIxt
La siguiente duda fue temporal: ¿qué garantía había de que el cambio no fuera reversible?
Ahí entraron en juego los resultados. La baja inédita de la inflación y de la pobreza, junto con el cambio de expectativas, consolidaron la percepción de que la Argentina había modificado su matriz cultural y económica. Además, el RIGI ofreció una señal concreta de estabilidad y reglas de largo plazo para el capital extranjero.
Muchos inversores decidieron entrar. Otros esperaron las elecciones legislativas.
Las elecciones terminaron de despejar cualquier incertidumbre. El oficialismo arrasó en las urnas, incluso en un contexto de fuerte escepticismo heredado del pasado.
"Si logramos más del 51% con todo ese lastre histórico, imaginate ahora que el futuro se instaló y se puso cómodo", señaló Sielecki. "No hay techo para los próximos dos años", añadió.
Para el embajador, el escenario abre dos años sin techo para la llegada de inversiones, con el liderazgo de Javier Milei, Karina Milei y la Cancillería alineados detrás de la misma estrategia.
El salto del 50,7% en inversiones francesas no es solo un dato aislado: funciona como un caso testigo del nuevo posicionamiento internacional de la Argentina. Un país que, tras décadas de populismo, vuelve a ofrecer previsibilidad, reformas estructurales y una señal política clara al mundo.
El mensaje que hoy escuchan los inversores en París es simple pero potente: esta vez, el cambio no es cosmético. Es estructural. Y el capital, una vez más, parece haber tomado nota.