En tanto no haya avances en la eliminación de las PASO, proyecto incluido por el oficialismo en las sesiones extraordinarias (anunciadas pero no oficializadas), queda confirmado el calendario electoral anunciado en octubre para los comicios legislativos de 2025. 

El cronograma se adelantó por la implementación de la Boleta Única de Papel, que se utilizará por primera vez el año próximo. Esto implica que los partidos políticos tienen un tiempo acotado para presentar sus alianzas y listas para competir. Eso significa que quienes manejan la lapicera deberán apurar las negociaciones. 

En esa línea, cabe destacar la foto de unidad que presentó recientemente el peronismo, que incluye a la ex presidenta Cristina Kirchner; el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof; el ex ministro de Economía Sergio Massa; y el diputado y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner. 

Se trata de una imagen clave de cara a las elecciones 2025. Con la llegada de Cristina Kirchner a la presidencia del PJ nacional, el peronismo tiene el doble desafío de sanar las heridas que dejó la derrota de 2023, pero también las que generó la interna breve, pero fuerte, con Quintela para la renovación de autoridades partidarias. 

La provincia de Buenos Aires es hasta ahora bastión del peronismo. Por eso, las disputas entre Máximo Kirchner y Axel Kicillof deberían ser superadas a fin de reordenar las filas para las elecciones legislativas. Negociar las listas e intentar llegar unidos será la estrategia para enfrentar lo que será el primer test electoral clave para el presidente Javier Milei, pero también para la oposición.

Sin embargo, lo cierto es que la unidad es estratégica. El hecho de que Kicillof decidiera no asistir al acto de asunción de Cristina en la presidencia del PJ Nacional muestra que la foto de unidad en la provincia de Buenos Aires no resultó ser tal. 

En aquel encuentro, Cristina expresó: "Veo dirigentes convertidos en militantes electorales", en una clara referencia al gobernador. 

Kicillof fue uno de los gobernadores que mantuvo el silencio en la interna peronista que protagonizó Cristina junto a Ricardo Quintela. Esa indefinición le ganó numerosas críticas desde La Cámpora, y desató un escenario de profunda tensión entre los partidarios de ambos. 

Dado el peso de la provincia en la cantidad de votos que el justicialismo recibe a nivel nacional, esa interna es mucho más relevante para el futuro del partido que la disputa con resultado cantado por la presidencia del Consejo Nacional.

Kicillof, a esta altura, es la figura más relevante que tiene el peronismo para armar una oferta electoral competitiva a nivel nacional, algo que todos los sectores reconocen. Pero el gobernador, de llegar a ser candidato presidencial, pretende serlo en sus términos y con recursos propios.

También quiere tener la lapicera para confeccionar la lista de candidatos para las próximas elecciones legislativas, sobre todo para la Legislatura provincial, como ocurre con todos los gobernadores y no cederle esa posibilidad a La Cámpora, una organización que lo cuestiona. Kicillof tiene además una herramienta para negociar que es muy potente que es la definición sobre cómo y cuando se votarán los cargos provinciales. 

Al mismo tiempo, el enfriamiento de las internas en el principal espacio de la oposición abre un escenario de desafíos para La Libertad Avanza. Sucede que el oficialismo tiene la presión de ganar la provincia de Buenos Aires no sólo por tratarse de un territorio peronista, sino además por la lectura que los mercados hacen de esos comicios. Si bien se trata de una elección nacional, con una dinámica distinta en cada provincia, los resultados se mide a partir de los porcentajes obtenidos a nivel bonaerense. 

En esa línea, el consultor político Carlos Fara recordó dos ejemplos. El primero se trata de Francisco de Narváez, que "no ganó la Nación pero quedó la imagen de que el kirchnerismo había perdido cuando en realidad fue un empate". Y el segundo es el caso de Sergio Massa, que "ganó pero solamente en la provincia de Buenos Aires: quedó la impresión de que el kirchnerismo perdió cuando en realidad lo que pasó fue que ganaron a nivel nacional". 

"Cristina, el kirchnerismo y Unión por la Patria, ganando la provincia de Buenos Aires, va a generar un efecto psicológico sobre la lectura política aun cuando Milei gane en el resto del país y eso puede generar ruidos en las expectativas del mercado", sentenció Fara.

En ese contexto se abren mayores exigencias para La Libertad Avanza,  que ahora deberá pensar más seriamente la posibilidad de competir con una lista compartida con el PRO. La idea de dividirse frente a un partido unido no trae grandes ventajas.

Fara señaló que "la unidad del PJ alienta la creación de una coalición oficialista que pueda captar todos los votos anti-kirchneristas". 

En tanto, el analista Julio Burdman agregó que "el gran desafío que tienen LLA y el PRO es coordinar los esfuerzos para potenciar a sus candidatos a partir de la imagen positiva de Javier Milei y Patricia Bullrich".

Además, "la idea de un oficialismo unido puede potenciar la idea de la confrontación, que es parte de las herramientas de construcción de la propia fuerza". 

Y en esa línea, destacó la posibilidad de construir "una tercera vía peronista", dado que "existe un electorado potencial" y también algunos dirigentes con peso que fortalecen los argumentos de un peronismo no kirchnerista, tales como el intendente de Tigre, Gerardo Zamora; y el de Esteban Echeverría, Fernandro Gray.