Javier Milei lo hizo: fractura en el PRO y extinción de Juntos por el Cambio
La irrupción de Javier Milei sorprendió a las fuerzas políticas tradicionales, que "no la vieron" como se dice ahora. Y por eso, la ubicación frente a un fenómeno imprevisto que llegó a la Casa Rosada es el tema que todavía deben resolver todos los sectores políticos y no les resulta sencillo hacerlo.
Pero el partido más afectado por el crecimiento de Milei es, sin dudas, el PRO. Se entiende: tiene una proximidad ideológica con La Libertad Avanza, como lo demuestra que sus legisladores apoyan todas las iniciativas del Gobierno en el Congreso. Pero lo más relevante es que LLA se quedó con el grueso de la base electoral al PRO, porque gran parte de sus anteriores seguidores son ahora entusiastas mileistas. Además, el fenómeno libertario y el discurso anti casta también penetró en sectores sociales a los que el partido amarillo no llegaba.
Existen dentro del PRO dos lecturas del contexto político. Para Patricia Bullrich, hay solo dos espacios reales en la política argentina, y el que expresa el cambio, lo lidera el Presidente. A su juicio, el PRO debería aceptar esa realidad, y al igual que Milei, piensa que debería darse una fusión dentro de ese espacio. Pero el sector mayoritario del PRO que responde a Mauricio Macri pretende mantener la identidad del partido más allá de que apoye medidas del Gobierno o que esté dispuesto a conformar una coalición para las elecciones legislativas del año que viene. Para esa instancia, en algunas provincias, habrá necesidades mutuas porque LLA tiene ahora los votos, pero carece de estructuras y de candidatos atractivos, como lo demuestra la enorme pobreza de su actual representación parlamentaria.
El PRO tiene mucha presencia institucional con tres gobiernos subnacionales, intendencias grandes en la provincia de Buenos Aires y muchos legisladores nacionales. Fue una creación de Macri que lógicamente es el principal sostén de su subsistencia, más allá de la pérdida de músculo electoral. Pero enfrenta un desafío de difícil resolución, porque un gobierno de Milei exitoso dejaría sin espacio al PRO y, si la gestión es fallida, arrastrará a todos aquellos que, en mayor o menor medida, le dieron su apoyo.
A diferencia de su actual enfrentamiento, en 2023, macristas y bullrichistas estaban juntos frente al larretismo con el que tenían profundas diferencias y al que se encargaron de destruir. Pero desparecido éste como alternativa de poder interno luego de su derrota en las primarias, la pelea ahora es entre los anteriores aliados.
Cuando se consolidó la posición de Macri y Bullrich que implicaba un apoyo pleno a Milei luego de las primarias, se precipitó la ruptura de Juntos por el Cambio porque ni los radicales ni la CC acompañaron esa decisión. Pero luego del triunfo electoral, se precipitó la nueva fractura en el PRO entre los fusionistas, muchos de los que pasaron a formar parte del Gobierno, y los que quieren preservar la identidad partidaria, marcando algunas diferencias, aunque básicamente solo de estilo, con Milei. En el acto de este jueves, se hicieron presentes la mayoría de las figuras del PRO. Pero hubo una ausencia notable que fue la de Bullrich que es la figura del partido con mejor imagen pública. Con lo cual será un nuevo paso a hacer más explícita la fractura que tendrá nuevos capítulos, en particular en la provincia de Buenos Aires. También habrá ruido en los distritos en los que LLA procure construir su propia estructura política.