El huérfano que dejó Rodríguez Larreta

Al exjefe de Gobierno se lo veía sonreír como nunca antes el 18 de mayo. Parecía ser la consagración, a su vez, de una revancha personal.
Cristina candidata. Tercera Sección. Kicillof. Septiembre. Ya nadie se acuerda del sorprendente 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires. Las últimas noticias que llegan desde el peronismo no dan espacio para pensar más allá que en todas las especulaciones alrededor de la Tercera Sección; especulaciones a las que poco se puede seguir aportando. Pero si cruzamos el riachuelo y volvemos a la Capital de todos los argentinos, encontramos una situación interesante de cara a octubre. Para ese mes, existirá un vacío a ocupar que podría ser clave y del que todavía nadie habla.
Algunos dirán que, para un ex (doblemente) Jefe de Gobierno, ocho puntos porcentuales son una mala elección. Otros lo definirían como la vuelta perfecta. La victoria de la instalación del "hay olor a pis" en la agenda. Por lo menos a Rodríguez Larreta se lo veía sonreír como nunca antes en esa noche, como si no pudiera controlar tanto éxtasis. Parecía ser la consagración, a su vez, de una revancha personal. Y con razón.
8 puntos pueden ser pocos y también muchos, como ya vimos. Y eso no cambia para nada en octubre. Lo que sí cambiará es la postura de Horacio Rodríguez Larreta. Su espacio, Volvamos Buenos Aires, no presentará candidatos a diputados o senadores nacionales por la Ciudad. De repente, esos ocho puntos quedan en la orfandad. Son sangre fresca en un mar lleno de tiburones. Gran parte del espectro político está calculando cómo llevarse la mayor parte del botín dejado, aparentemente, a su suerte. Porque desde el entorno de Rodríguez Larreta, no hacen más que asegurar y perjurar que no presentarán candidatos del espacio.
"Va a opinar cada vez que lo considere necesario, pero no va a participar directa o indirectamente", aseguran. Confirman, a su vez, lo que se deduce de ello: Horacio Rodríguez Larreta tampoco apoyará a terceros espacios. Alguien me sabrá explicar más tarde cómo, si sale a hablar, no influiría, en mayor o menor medida, en la campaña.
Ricardo López Murphy, diputado nacional por CABA, ya hizo hincapié en que pretende renovar su banca o probar suerte en el Senado. Es uno de esos tiburones que olfatean con gusto. Su ruptura con el bloque de Encuentro Federal a principios de este año se debió a la necesidad de encontrar mayores puntos de contacto con sectores "liberales". Él mismo salió a respaldar a Silvia Lospennato días antes de los comicios. Anteriormente, también se había especulado con un acercamiento a La Libertad Avanza, pero hoy, desde su entorno, explican que las chances de un acuerdo son cercanas a "nulas".
Con Mauricio Macri sigue existiendo un "buen vínculo". Pero hay dos afirmaciones interesantes: "Hay asombro con el nivel de ausentismo" y "los demás espacios que quedan disponibles para conversar son aquellos que tengan una mirada republicana". Claro que habla de las repercusiones de mayo. Pero en octubre, además, el ausentismo será de los candidatos, y de un espacio republicano. Bien saben que hay que robar puntos allí.
¿Si López Murphy va con el PRO, sigue con posibilidades de cooptar los puntos larretistas? Mejor dicho, ¿puede el PRO mismo reconquistar a ese electorado? A primera vista uno podría decir que sí. Es lo más similar dentro de la oferta electoral convencional (si no es que no aparece nada disruptivo). ¿Pero qué pasa si Rodríguez Larreta "opina cada vez que lo considera necesario"? Convengamos que las últimas veces que opinó nunca fue muy bondadoso con su ex espacio político, sino todo lo contrario. Hasta dijo que él se había equivocado en traer a Jorge Macri a la Ciudad. Una opción podría ser poner como cabeza de lista a María Eugenia Vidal, de largo vínculo, tanto público como privado, con Rodríguez Larreta. Esto podría asentar una tregua momentánea. Sí, a veces los códigos influyen mucho.
¿Y el nuevo peronismo porteño? Está claro que, hace tiempo, Santoro quiere darle un lavado de cara al peronismo en CABA. Algo más socialdemócrata y dialogado. Algo más Boedo y San Lorenzo. Un je ne sais quoi porteño.
Por más que su búnker no fue un clásico festejo peronista (ya se imaginan la explicación que daría Guillermo Moreno) lo cierto es que, en parte, lo logró. Se convirtieron en la primera minoría en la Legislatura. Y es debido a la progresiva tarea de Santoro enfocada en apuntar a ese voto de centro, que también Rodríguez Larreta disputaba. Al fin y al cabo, el anuncio de la candidatura de Rodríguez Larreta habrá causado cierto dolor de cabeza en Santoro, que todavía figuraba, en su momento, primero en la mayoría de las encuestas.
Las tareas del armado peronista hoy en día en CABA parecen dividirse entre Santa María y Recalde. La orientación comunicacional de la campaña no variaría demasiado. El problema es que ya usaron al más "diluido" de los suyos. O sacan a Santoro de vuelta a la calle en campaña o tienen que buscar un nuevo referente "moderado". O lo más amable posible para con el electorado, clásicamente antiperonista, de la Ciudad. ¿Vienen los jóvenes y los streamers?
Recalde, en el programa radial de Romina Manguel, no descartaba, hace pocas semanas nada más, una alianza con Rodríguez Larreta en el futuro. Aclaró, por supuesto, que lo haría solo si el ex Jefe de Gobierno se suma a ellos. Me parece difícil, casi imposible, por así decirlo. Pero esto es Argentina (y Rodríguez Larreta trabajó por años con el peronismo). Igualmente, más allá de hipótesis de alianzas, Recalde no hizo más que evidenciar lo que todos quieren: los votos de Rodríguez Larreta.
El radicalismo todavía tiene que explorar hacia dentro antes que pensar en cazar puntos disponibles. Su elección dejó que desear. Uno se llega a preguntar si en algún momento confiaron en que podían hacer una buena campaña. ¿Por qué será, sino, que la segunda en la lista de Leandro Santoro era la vicedecana de la Facultad de Medicina? ¿Por qué una persona tan cercana al radical Yacobitti? Algunos jugaron a más de una punta. Lo que sigue siendo cierto es que el radicalismo puede todavía apelar, espiritualmente, a los votos larretistas.
Martín Lousteau termina su mandato este año en la Cámara de Senadores. ¿Por qué no un período más para quien, por solo cuatro puntos, perdió el ballotage contra Rodríguez Larreta en 2015? ¿Y si Manes presenta una lista con su nuevo espacio "Para Adelante"? ¿No tiene acaso más chances de arrastrar los votos larretistas, antes que un radicalismo demacrado por no poder conseguir una sola banca?
8.08% de huérfanos. Y queda el resto del orfanato, el 47% que no participó. Eso ya es más complicado. ¿Qué quieren? ¿Están disconformes con la política o conformes con el Gobierno, como asegura Milei? Hay muchas respuestas y la definitiva será en octubre. Lo único cierto es que, en política, la orfandad dura poco.
