Un fuerte terremoto de magnitud 7.5 en la escala de Richter sacudió la región austral de Chile, específicamente en la Región de Magallanes, con epicentro a 218 kilómetros al sur de Puerto Williams y a 225 kilómetros al sureste de Ushuaia, a una profundidad de tan solo 10 kilómetros. 

El sismo, que se sintió con intensidad en Ushuaia y otras localidades de Tierra del Fuego, desencadenó una alerta de tsunami emitida por el Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM) de Chile, ordenando la evacuación inmediata del borde costero de Magallanes, incluyendo Punta Arenas y Puerto Williams. 

En Argentina, la Secretaría de Protección Civil de Tierra del Fuego implementó medidas preventivas, como la evacuación de la zona costera de Ushuaia, especialmente en áreas como Puerto Almanza, y la suspensión de actividades acuáticas y navegación en el Canal de Beagle durante al menos tres horas. Hasta el momento, no se reportan daños materiales ni víctimas en Argentina, aunque la población permanece en alerta debido a la posibilidad de réplicas.

La situación se agravó con la ocurrencia de al menos cuatro réplicas en Puerto Williams antes de las 10:30 horas, con magnitudes de 6.1, 5.3, 4.4 y 2.6, lo que incrementó la preocupación en la región. 

En Chile, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) activó protocolos de evacuación masiva, apoyados por Carabineros, hacia zonas altas y seguras, mientras el presidente Gabriel Boric instó a la población a mantener la calma y seguir las indicaciones de las autoridades. 

En el norte argentino, particularmente en provincias como Jujuy, Salta y La Rioja, se reportaron réplicas , aunque no se especificaron magnitudes ni impactos significativos. 

La alerta de tsunami sigue vigente en Chile, pero en Argentina no se ha declarado una alerta oficial, aunque las autoridades locales continúan monitoreando la situación y recomendando precaución. La cercanía del epicentro al Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona de alta actividad tectónica, explica la intensidad del evento y el riesgo asociado

La probabilidad de que ocurra un tsunami en Argentina varía según la región. En general, el riesgo es bajo en la mayor parte del país debido a la ubicación geográfica de sus costas, principalmente en el océano Atlántico, que carece de la actividad tectónica intensa asociada con tsunamis, como la subducción de placas en el Pacífico. Sin embargo, según Think Hazard, en Argentina existe un peligro clasificado como alto, con más de un 20% de probabilidad de un tsunami dañino en los próximos 50 años, especialmente en áreas cercanas a la Falla de Magallanes, en Tierra del Fuego y Santa Cruz. Esta zona, junto con las islas Orcadas del Sur en la Antártida Argentina, presenta actividad sísmica significativa, como el terremoto de 7.6 en 2003 que generó un tsunami tectónico atenuado por hielo marino. En regiones como Buenos Aires o Mar del Plata, la probabilidad es casi nula debido a la ausencia de fallas tectónicas activas cercanas.

El evento más notable relacionado con un tsunami en Argentina ocurrió el 21 de enero de 1954 en Mar del Plata, conocido como el "tsunami de Mar del Plata". Este fenómeno, probablemente un meteotsunami de origen meteorológico, consistió en una tríada de olas grandes que golpearon 3500 metros de costa entre Punta Iglesia y Playa Chica, sorprendiendo a los bañistas. Aunque no se reportaron víctimas fatales, las olas, separadas por 5 segundos, elevaron el nivel del agua más de un metro, causando alarma en plena temporada turística. Otro caso significativo fue el tsunami tectónico en las islas Orcadas del Sur el 4 de agosto de 2003, generado por un terremoto de magnitud 7.6, pero su impacto fue limitado por el hielo marino. No hay registros de tsunamis de gran magnitud comparables a los del Pacífico, lo en Argentina.

La ausencia de tsunamis significativos en Argentina se debe principalmente a su ubicación geográfica y geológica. Las costas argentinas, especialmente en el Atlántico, están lejos de zonas de subducción de placas tectónicas, que son las principales generadoras de tsunamis tectónicos. El océano Atlántico sudoccidental tiene baja actividad sísmica en comparación con el Pacífico, donde el Cinturón de Fuego produce terremotos de gran magnitud. En Argentina, las provincias con mayor riesgo sísmico, como Mendoza, San Juan y Tierra del Fuego, están asociadas a la cordillera de los Andes o la Falla de Magallanes, pero los terremotos en estas áreas rara vez generan tsunamis de gran escala. Además, la plataforma continental ancha y la topografía costera en muchas regiones argentinas, como Buenos Aires o Mar del Plata, disipan la energía de posibles olas, reduciendo su impacto. Fenómenos como sudestadas, más comunes en la costa bonaerense, generan mayores preocupaciones que los tsunamis.

Predecir un tsunami con exactitud es imposible, ya que dependen de eventos impredecibles como terremotos, erupciones volcánicas o deslizamientos. Sin embargo, los sistemas de alerta temprana pueden detectar señales precursoras. Los centros de monitoreo, como los del Pacífico, usan sismógrafos y boyas marinas para identificar terremotos submarinos de magnitud 7 o superior con potencial tsunamigénico. En Argentina, donde no hay un sistema de alerta tan desarrollado, las señales naturales son clave: un terremoto fuerte cerca de la costa, el retroceso repentino del mar o ruidos inusuales del océano pueden indicar un tsunami inminente. La planificación incluye mapas de evacuación y simulaciones de inundaciones para zonas de riesgo, como Tierra del Fuego. El conocimiento local y la educación comunitaria también son esenciales para reconocer estas señales y actuar rápidamente, evacuando a zonas elevadas o tierra adentro