Terminar con el peso producirá un efecto similar al que tuvo la Convertibilidad en sus primeros años de aplicación. Se eliminará la inflación y permitirá evitar el deterioro sistemático del poder de compra que sufren los salarios desde hace dos décadas.

De cara a las próximas elecciones generales, el candidato liberal Javier Milei propone eliminar el peso argentino y la posibilidad del BCRA para falsificar el dinero de curso legal, en reemplazo por la adopción del dólar. Esta es sin lugar a dudas su propuesta más famosa y reivindicada por el electorado, harto de la dramática evolución de la inflación.

En este sentido, Milei anunció que la dolarización generará un shock positivo sobre el nivel de los salarios reales. Tal y como ocurrió en el Ecuador, los salarios en dólares podrían recuperarse progresivamente en los primeros meses del eventual nuevo sistema monetario, hasta alcanzar el nivel natural que corresponderá observar dada la productividad relativa de Argentina.

Explicó que los precios relativos sufrirán un proceso de reacomodamiento, para compensar la acumulación de ineficiencias a lo largo de estos últimos años (especialmente durante el mandato del Gobierno kirchnerista).

“El dólar ya no subiría, el valor de los transables (bienes que se importan y exportan) no aumentarían, los mayoristas van a subir menos y después vienen los minoristas, que ya venían subiendo, pero van a hacerlo más que los mayoristas”, explicó Milei en su entrevista con Alejandro Fantino.

En este punto es importante señalar que, de entre todos los precios ampliamente distorsionados por la inflación, uno de los más importantes es sin dudas el nivel de los salarios.

El salario en dólares (y también el salario real en términos de poder de compra) subiría por encima de los precios minoristas, por encima del tipo de cambio (que en la dolarización funciona como un tipo de cambio fijo), por encima de los bienes transables y también por encima de los precios minoristas.

Pero no es necesario recurrir a la experiencia ecuatoriana para poder observar este mismo efecto que describe Milei. A partir de la sanción de la Ley de Convertibilidad en marzo de 1991, el salario real se disparó hasta un 49% hasta diciembre de 1995, y un 49% considerando la totalidad del período de su vigencia entre 1991 y 2001.

Por las mismas razones que explica Milei, los salarios y los precios relativos de Argentina se normalizaron durante la década de 1990, y a partir de ese reacomodamiento inicial volvieron a regir las reglas de juego que aplican las economías modernas.

El programa de Milei también incluye una profunda reforma laboral, consensuada con empresarios y sindicatos, para poner fin al entramado regulatorio obsoleto que aplica el país desde hace décadas, y poder incluir al sistema a las millones de personas que trabajan en el sector informal del mercado laboral.