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Papelón histórico: La nueva serie de Disney de Star Wars hace feminista a la Fuerza e introduce lenguaje inclusivo

Papelón histórico: La nueva serie de Disney de Star Wars hace feminista a la Fuerza e introduce lenguaje inclusivo
entretenimiento

The Acolyte es el contenido de Star Wars con peor reseña de la historia (menos del 14% de aprobación en Rotten Tomatoes), gracias al feminismo militante con la que fue producida.

La serie The Acolyte, la última entrega de Disney en el universo Star Wars, es una vergüenza para toda la franquicia. La novela entera parece ser una broma de mal gusto. En tan solo los primeros cuatro capítulos, han introducido desde conceptos feministas para redefinir a la Fuerza hasta lenguaje inclusivo.

El primer indicio alarmante de que la serie estaba encaminada a ser el fracaso más grande de la historia de Star Wars llegó cuando se anunció que la producción, guión y dirección quedarían a cargo de Leslye Headland, una activista lesbiana que tiene en su curriculum haber sido por casi una década la asistente personal de Harvey Weinstein.

La mujer que le manejaba la agenda al famoso productor de cine y que fingió demencia por años mientras el hombre extorsionaba a actrices para cambiar sexo por papeles, vuelve en su nueva faceta de directora de Star Wars para hacer un asqueroso revisionismo histórico de la obra maestra de George Lucas.

En los primeros dos capítulos, que son más aburridos e incoherentes que transgresores, se introduce a dos personajes principales mujeres que son gemelas, Mae y Osha, interpretadas por la misma actriz Amandla Stenberg, una afroamericana con rastas violetas que no logra diferenciar bien la actuación entre ambos roles.

Las hermanas están enemistadas por algo que ocurrió en su pasado y la serie comienza cuando una de ellas, Mae, asesina a una Maestro Jedi, interpretada por la mítica Carrie Ann-Moss, cuyo rol había sido promocionado fuertemente por los tráilers pero finalmente duró menos de 3 minutos en pantalla.

Pero lo realmente inquietante se desenvuelve en el tercer episodio, donde se va 16 años al pasado y se cuenta el orígen de las gemelas. En ese capítulo, nos enteramos de que Mae y Osha vivían con sus madres, sí, dos madres lesbianas, en una sociedad de brujas, todas ellas mujeres.

¿Cómo nacieron dos hermanas en una sociedad compuesta íntegramente por mujeres y donde los hombres no tienen permitido estar? Claro, se explica que "fueron concebidas por la Fuerza", como Anakin Skywalker, destruyendo y devaluando el mito de El Elegido.

¿Creías que Anakin, llamado por todos como El Elegido y quien traería balance a la Fuerza, una alegoría directa a Jesucristo y quien tiene uno de los mejores arcos de redención de la historia del cine, era especial? No, dos mujeres afroamericanas lo hicieron primero, casi 100 años antes de su nacimiento.

El revisionismo no termina ahi. En el tercer episodio, la madre de Mae y Osha, una bruja afroamericana super-poderosa, explica que la Fuerza en realidad se llama "el Hilo", y que es algo que mejor funciona entre las mujeres.

Osha y Mae pelean constantemente y son muy, muy irritantes durante todo el episodio. Cuando los Jedi aparecen y piden probar a las chicas para determinar sus poderes de la Fuerza, Osha quiere dejar la sociedad de brujas lesbianas y Mae quiere quedarse.

En una escena que verdaderamente da vergüenza ajena, las brujas hacen un cántico feminista colectivista donde gritan, sin sentido: "el poder de una, el poder de dos, el poder de muchas", como rito de iniciación de las niñas. Un verdadero papelón cinematográfico.

Y como si el guión quisiera completar un chiste de mal gusto, Mae se enoja y amenaza con matar a su hermana, encerrándola en su habitación y prendiéndola fuego. El incendio aparentemente termina matando a todas las brujas, mientras que uno de los Jedi rescata a Osha. Mae parece caer al vacío pero en la siguiente escena aparece viva, completando el peor episodio jamás emitido al aire de una serie.

En el cuarto episodio, como si faltara algo más para indignar a la totalidad de los fanáticos de Star Wars, Osha se refiere a Bazil, una ardilla humanoide que ayuda a los Jedi a rastrear a un ex miembro de la Orden, como "él o ellos" ("he, or they"), un modismo de lenguaje inclusivo en Estados Unidos, donde se usa el plural para usar un pronombre de género neutro.

La serie, que tiene un 14% de aprobación en Rotten Tomatoes, la principal página para reseñas de películas y shows de televisión, costó aproximadamente 22 millones de dólares por capítulo, unos 180 millones a lo largo de los 8 capítulos.

Para poner en contexto, la serie costó más que cada una de las películas de Star Wars, más que Una Nueva Esperanza, más que El Imperio Contraataca, y más que La Venganza de los Sith, obras múltiples veces galardonadas.

El presupuesto de The Acolyte es tan astronómico como el presupuesto de la Trilogía Original entera y combinada. Las tres primeras películas de Star Wars costaron un total de 74 millones de dólares, que sería aproximadamente 233 millones de dólares en moneda de hoy.

Por su parte, también costó más que las precuelas. La Amenaza Fantasma y El Ataque de los Clones tienen presupuestos de alrededor de 115 millones de dólares, y La Venganza de los Sith tiene un presupuesto de 113 millones de dólares.

Es imposible entender en qué se fue el millonario presupuesto. Los efectos especiales son malos, las actuaciones son paupérrimas, cada mundo que visitan se siente pequeño, cada puesta en escena se siente berreta. No hay sensación de escala o variedad. Es todo implacablemente genérico.

Unos 50 millones de dólares fue destinado, en teoría, a costos de pre-producción, y los restantes 130 millones de dólares se utilizaron para la filmación, refilmaciones y post-producción. Si se revelara que usaron la serie para lavar dinero o directamente los productores se lo robaron, no debería sorprender a nadie.

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