El sacudón electoral reaviva la desconfianza mutua en el peronismo y dispara un interrogante

El mismo domingo, aún antes de que se conocieran formalmente los resultados, ya habían comenzado las primeras recriminaciones entre los actores del espacio. Cada sector busca un padre a la derrota en la Provincia de Buenos Aires
Si la provincia de Buenos Aires era "la madre de todas las batallas", en el día después de la caída "inesperada", dentro del peronismo comenzaron la búsqueda del padre de la derrota, con acusaciones cruzadas, públicas o privadas.
En general, la opinión pública ha visto como, desde el inicio, fueron dirigentes de La Cámpora o muy cercanos a Cristina Kirchner los que, a través de diversas declaraciones, echaron sal en la herida, una más en el lastimado cuerpo del peronismo.
Además, ayer la gestualidad en el escenario de la derrota había dicho mucho. Axel Kicillof fue el único orador y su rostro es el que quedará asumiendo, sinuosamente, la derrota. Por detrás, se pudo ver a un Máximo Kirchner distante, que acompañó con tibios aplausos algunos fragmentos del discurso del gobernador. Los gestos, sin embargo, quedan a libre interpretación de quién los mires.
Desde ese momento, la interna política del peronismo quedó formalmente abierta. Existen, entre los espacios mayoritarios concepciones distintas sobre la estrategia a seguir de cara a un lejano 2027. Es algo que va más allá de la disputa por un nombre de una lista, aunque en esas negociaciones hayan quedado al aire esas diferencias.
Públicamente fueron dirigentes como Mayra Mendoza, Teresa García o Florencia Carignano quienes tomaron la voz cantante para achacar al desdoblamiento la culpa de la derrota.
La intendenta de Quilmes había escrito "el conurbano va a salvar a La Patria y Cristina Kirchner tenía razón (no importa cuando leas esto)", en clara alusión al rechazo de la expresidenta al desdoblamiento decidido por el gobernador bonaerense. Hoy, además, destacó el triunfo alcanzado por Gerardo Zamora en Santiago del Estero. Cristina también había destacado la decisión de ese mandatario de hacer elecciones concurrentes.
Teresa García, electa diputada nacional y mujer cercana a CFK calificó el desdoblamiento de "error estratégico" y recordó que, en 2023 había "15 provincias gobernadas por el peronismo y, tras los desdoblamientos, quedaron solo cuatro".
Gracias #Quilmes por votar con sentimiento nacional y por ser parte de la defensa del país. Gracias por no perder la solidaridad y la empatía con los jubilados, las personas con discapacidad, las mujeres, lxs niñxs y el pueblo trabajador.El conurbano va a salvar a La Patria y... pic.twitter.com/ADRwL3qtkf
En privado, sin embargo, desde La Cámpora reconocen al desdoblamiento como uno de los factores que influyeron en el resultado.
"Es una multiplicidad de factores, pero resulta que los dos más importantes son lo presente que sigue estando el gobierno de Alberto (Fernández), el rechazo que genera la idea de volver a que gobierne el peronismo (el "factor kuka", lo reconocen ellos mismos como su puntal de campaña estos 45 días) y el desdoblamiento, que le permitió reaccionar a ellos y al electorado antiperonista", comentó un conocedor de las entrañas del cristinismo.
El kicillofismo, mientras tanto, se pellizca para intentar saber si se trata de un mal sueño. Con los números sobre la mesa, subrayan que no se esperaban la derrota. En algo coinciden ambos espacios y la lectura del Frente Renovador. Como con la inflación, hay una multicausalidad, pero el peso está puesto en diversos lugares.
Por ejemplo, cerca del gobernador señalan, entre otros puntos, "el crecimiento de la gente que fue a votar" o "la falta de alternativas interesantes que hicieron que se polarizara más" con La Libertad Avanza.
Sin embargo, agregan dos puntos a la lista: "La estrategia nacional también falló" y la "falta de candidatos potables en la lista". En ambas explicaciones se pone el foco en una aparente externalidad: las dificultades de hacer una campaña nacional cohesionada y sin fisuras, pero por, sobre todo, apuntan a la confección de una lista que, argumentan, estuvo fuera de su alcance.
También defienden a los intendentes peronistas, hoy en el centro de la noticia. Para el kicillofismo fue un error no contemplar a los jefes comunales en las listas. El caso de Fernando Gray es paradigmático. En la gobernación, lejos de acusarlo por haber presentado una lista propia, se preguntan cuál fue la razón para que no fuera por adentro: sus 70 mil votos le hubieran dado la victoria al peronismo bonaerense.
El massismo dice a todo el que quiera escuchar que no se sumará a la polémica por el desdoblamiento. En cambio, apuntan a la división producida por las listas de peronistas disidentes como Gray: "La unidad no solo es un valor político, sino que también es una estrategia electoral. Cuando vamos divididos a las urnas, la división nos complica los resultados. Nuestro cierre con listas divididas en muchas provincias nos jugó en contra".
Después, hacen una prueba aritmética cuando señalan que los cambios respecto de la elección de septiembre. "Los de votantes de SOMOS en PBA eran intendentes radicales y del PRO, y se fueron con Milei. Otro dato para agregar es que no votaron los extranjeros, que en PBA fueron unos puntos que ayer no estaban".
La victoria del 7 de septiembre con una diferencia arrolladora de casi 14 puntos había proyectado la imagen de Kicillof, en volviéndolo en una mística que algunos ya soñaban, de forma anticipada, como presidencial. No obstante, la derrota -aún por la mínima- menos de dos meses después volvió a minar el camino del gobernador hacia su candidatura, con nuevos reproches por parte de sus opositores en la interna bonaerense.
Los análisis están a la orden del día. En La Cámpora alguien fue más allá y sintetizó una respuesta más general: "Hay un 40% de la Argentina que evidentemente es antiperonista y va a votar siempre a lo que haya en frente al peronismo. Si sabes concentrar eso en una oferta electoral no muy dispersa, y en frente el peronismo está dividido, ganas como ayer".




