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Milei ante abril: ¿un giro estratégico en el horizonte?

Milei ante abril: ¿un giro  estratégico en el horizonte?
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El gobierno liderado por Javier Milei, desde su asunción, ha alternado entre la confrontación y la negociación, pero ahora parece estar adoptando un enfoque más pragmático. Este cambio de táctica coincide con lo que consideran un momento crítico en términos socioeconómicos. Aunque observan signos alentadores en la macroeconomía, como el superávit, acumulación de reservas y una disminución de la inflación, son conscientes de la necesidad de obtener respaldo político, especialmente con la llegada de abril.

En este contexto, las primeras señales de pragmatismo se manifestaron con la convocatoria al Pacto de Mayo por parte del presidente en la apertura de sesiones ordinarias, así como la posterior incorporación de José Luis Espert  a las filas oficialistas. Estos gestos fueron seguidos por otros, como las imágenes de Milei junto a la vicepresidente Victoria Villarruel, destinadas a calmar tensiones internas luego del revés sufrido en el Senado con el DNU. Además, se han llevado a cabo reuniones en la Casa Rosada con representantes del PRO, la UCR y los diputados del bloque de Miguel Ángel Pichetto, quienes fueron recibidos por destacadas figuras del Gobierno, como el ministro del Interior Guillermo Francos, el jefe de gabinete Nicolás Posse y el asesor presidencial Santiago Caputo.

En paralelo, el gobierno de Milei avanza en la negociación de una nueva Ley Ómnibus y en la implementación del mega DNU, demostrando una disposición al diálogo y a la búsqueda de consensos. Asimismo, se muestran más receptivos a los movimientos de la CGT para disminuir la tensión y establecer un canal de comunicación, especialmente tras la designación de Julio Cordero como secretario de Trabajo.

No obstante, el Gobierno mantiene una postura beligerante con su oponente ideal: el gobernador bonaerense Axel Kicillof agitando por estos días la rebelión fiscal.

En cada entrevista, Milei deja en claro su escepticismo hacia la política, pero con los gestos de los funcionarios de su gobierno y algunas fotos expresa su determinación de seguir intentando obtener apoyo para sus reformas.

"El Presidente Milei se encuentra en sus primeros 100 días con múltiples interrogantes y frentes abiertos, pero también con mayores certezas de las que pensamos", señala Rodrigo Martínez, politólogo y director de Isonomía. Para Martínez, contrario al desafío de los últimos casi quince años de la política, Milei ha definido que su suerte no está atada a la búsqueda de amplitud, moderación argumental, y construcción de una imagen para construir bases de apoyo más amplias que las que le otorgaron la legitimidad de origen.

"El Presidente se apuntala desde la hipernitidez que consolida sus atributos en los propios, pero al mismo tiempo les da argumentos a aquellos ciudadanos desimplicados y desvinculados de las grietas, temas y posiciones políticas intensas", explica Martínez. Esta nitidez no construye identidad en estos electores, pero sí construye sentido. Identifica responsables claros y ancla expectativas futuras. Esta nitidez le permite al Presidente vivir todavía en 2023, comunicar como si estuviésemos aún en 2023 y anclar en un futuro aún no datado la posibilidad del reclamo de rendición de cuentas del Gobierno por parte de la ciudadanía.

Milei difícilmente cambie los métodos y el fondo de su comunicación. Martínez explica que ‘el Milei público' (es decir, aquel que consume el público atento y no el público altamente informado) no permitirá bajo ningún aspecto que se ponga en duda la nitidez. "Esta corriente mainstream parece no impedirle, en este nuevo tiempo, a baja escala y mínima intensidad, empezar a hilvanar principios de contacto de acuerdo con aquellos actores del sistema que, a costa de reducir la pureza, le permitan tener herramientas para construir el vehículo que debe llevar a ‘los argentinos' hacia la ‘Argentina' que hoy Milei dice defender públicamente", explica.

En este mismo sentido, el consultor político Juan Courel considera que no está en el ADN de Milei conciliar y que su estrategia política no lo necesita porque es maximalista. "Apuesta todo a su relación con la opinión pública, más específicamente con quienes lo votaron en segunda vuelta y eso sigue siendo su fortaleza. El DNU, la Ley Ómnibus o el Pacto de Mayo no afectan el resultado de su verdadero objetivo de esta etapa que es la estabilización a través de la licuación de los ingresos y la baja del consumo. Busca mantener la discusión en trámites parlamentarios, la industria del cine y probablemente ahora en los derechos humanos mientras aumenta la pobreza a niveles desgarradores sin mayor oposición que la de los movimientos sociales. A la larga no creo que le salga bien pero hay que ver cuánto sostiene la ilusión de que este es el único camino posible", señala a El Cronista.

Lo cierto es que mientras Milei sigue siendo Milei, en esta postura más negociadora de varios funcionarios, el Gobierno proyecta que la nueva Ley Ómnibus o Ley Bases se trate en la Cámara de Diputados a mediados de abril.

"Los encuentros del ministro Francos con gobernadores y otros actores políticos pueden considerarse fenómenos vistos; veremos si esta vez son igualmente inconducentes. Lo que no hemos visto, y que sería una novedad, es a Milei con los gobernadores o a Milei con los diputados", explica Shila Vilker, analista política y directora de Tres Punto Zero.

Para Vilker, no se puede perder de vista que este es un gobierno con formas y dinámicas inéditas. La facilidad para convivir con el conflicto, generarlo y potenciarlo es uno de estos fenómenos desconocidos. "Todos los días hay un enemigo nuevo, la lógica de confrontación parece dominante en relación con la vocación dialoguista. La deja opacada y acotada".

El formato amigo-enemigo, en el que todos los días hay un adversario, sea de la política, sea del mundo de la cultura (puede ser un gobernador, Nacho Torres, puede ser Mirtha Legrand, Lali Espósito, puede ser el Congreso, los aliados, puede ser Juan Grabois, puede ser ahora Luana Volnovich, y otro día Kicillof), imprime sobre el diálogo un marco más general y permanente de conflicto. Además, por ahora, el conflicto es un modo de mantener cohesionado a un electorado golpeado por el ajuste como un ganatiempo", agrega Vilker.

En un juego político donde cada movimiento es crucial, la apuesta pragmática de Milei plantea un desafío profundo: ¿podrá conciliar su enfoque determinante con la necesidad de construir consensos en un panorama político fragmentado?. Historia en desarrollo.

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