En un hecho de lo más curioso para los argentinos, aunque no para los uniformados porque este es el protocolo para estas compras, el primer caza F16 Fighting Falcon de los Estados Unidos de una flota de 25 que se le compró este año a Dinamarca está llegando a la Argentina. Y lo trajeron desarmado en varios vuelos. El miércoles 18 será su presentación formal en Tandil, adonde serán destinados.

Este avión que está llegando en un Hércules KC 130 de la Fuerza Aérea Argentinade desde la ciudad de Aalborg -y aterriza provisoriamente en El Palomar- el que se usará como una suerte de “modelo” para entrenamiento de la fuerza de aíre. Para que técnicos, ingenieros y pilotos evalúen el funcionamiento de todas sus pares. Cumplirá funciones de entrenamiento de sus capacidades y posibilidades.

Es el avión número 25, un F16 B Block 19 que no se va a volar. La flota de los otros 24 F-16 Bloque 15, los verdaderos cazas supersónicos que la Fuerza Aéresa va a incoporar para usarlos en la protección del territorio nacional en un país cuyas fuerzas armadas están reclamando desde hace décadas equipamiento, comenzarán a llegar en 2025. Y llegarán de manera gradual hasta 2028, siempre sujeto a compromisos económicos y geo estratégicos, que precisaron del aval de Dinamarca, el vendedor, de Estados Unidos (el fabricante es la Lockheed Martin) y del Reino Unido porque Washington pide a siempre opinión sobre ventas a la Argentina en virtud de un embargo militar de Londres este país, que rige y se afloja en dosis.

El costo de los aviones F-16 que Argentina compró a Dinamarca fue de unos 300 millones de dólares, con un primer pago financiado por Estados Unidos, que a su vez separó el financiamiento de los aviones en sí mismos al del armamento.

El contrato fue firmado pocos meces después de llegar al poder Javier Milei por el ministro de Defensa Luis Petri y por su secretario de Relaciones Internacionales, Juan Battaleme. Y lo había negociado siendo jefe de la Fuerza Aérea, el hoy jefe del Estado Mayor Conjunto Xavier Isaac.

En el contexto de la alianza política, en defensa y seguridad que el Gobierno libertario estableció con Estados Unidos -Argentina además está pidiendo ser "socio global" de la OTAN- en octubre el Departamento de Estado de EE.UU dio el visto bueno a la venta del programa apoyo de los F-16, es decir al armamento. Son U$S 941 millones aprobados por la Agencia de Cooperación en Seguridad de la Defensa de los Estados Unidos que entregó la certificación requerida para notificar al Congreso de EE.UU sobre esta venta. Esto contempla la adquisición de misiles aire-aire de alcance medio AIM-120 y Bombas MK-82, entre otros.

El viernes pasado, cuando las partes del F16 que se usará de modelo volaban hacia la Argentina, el Gobierno volvió a dar otro paso con la firma de una Carta de Oferta y Aceptación (LOA). El LOA es un documento muy formal utilizado en este tipo de cooperación internacional militar que marca que comprador (Argentina) aceptaba los términos y las condiciones ofrecidas por el vendedor (Dinamarca).

En la foto estaban Petri, y el embajador de los Estados Unidos ante la Argentina, Marc Stanley, al tiempo que el Gobierno dispuso secreto militar sobre la incorporación y equipamiento de los F-16, a través del decreto 1073/2024, publicado recientemente en el Boletín Oficial.

El acuerdo por los F16, que es histórico y encuentra la Fuerzas Armadas sin aviones de defensa porque los A4 no están volando a raíz de unos accidentes que los sacaron de circulación hasta tanto no se terminen las investigaciones sobre lo sucedido le permitirá a la Argentina acceso a tecnología avanzada en comunicaciones, transmisión de datos y guerra electrónica, equipo y armamento de última generación, soporte logístico, y formación para pilotos y equipos técnicos.

Entre tanto, la empresa Corporación América de Eduardo Eurnekian está construyendo las pistas para la operatividad de estas naves de gran pore en la Brigada Aérea de Tandil. Allí la Fuerza Aérea también tendrá un nuevo centro de instrucción, que se construye bajo un presupuesto de 3 millones de dólares.

Entre tanto, el Comando Conjunto Marítimo, que depende del Comando Operacional de las Fuerzas Armadas, decidió incrementar las actividades de control de los espacios marítimos de jurisdicción en proximidades de la milla 201. Es decir, dentro de la llamada Zona Económica Exclusiva. Allí se preparan para controlar un aumento constante de la flota pesquera extranjera -unos 400 barcos pesqueros de China, España y otros países- que todos los años desde mediados de noviembre y hasta el mes de junio realizan actividades de pesca del calamar.

A pesar de las enormes dificultades para operar que tienen las patrullas de la Armada y la Prefectura Naval para hacer su control de la pesca ilegal y otros delitos dentro de la mila 200 -por falta de combustible y recursos, se turnan en salidas de quince días un OPV de una fuerza y quice días los de la otra- la Corbeta A.R.A. Robinson y el nuevo P-3 C ORION, de la Armada Argentina, salieron en un nuevo tipo de Operación de Vigilancia y Control de los Espacios Marítimos para concentrarse precisamente en la flota pesquera extranjera hasta Ushuaia.