Son tiempos de confusión en la política argentina. El estilo Milei de desafiar las habitualidades y modos políticos hacen que el arco que va del peronismo al radicalismo -pasando por los noveles libertarios- observen todo con pasmosa perplejidad. Un primer ejemplo es la reunión de esta semana entre el ministro del Interior, Guillermo Alberto Francos, y los gobernadores del Norte Grande, como pomposamente se denominó a los mandatarios norteños durante la gestión en ese ministerio del kirchnerista Wado de Pedro. La charla entre los provinciales y el ministro de Javier Milei fue cordial pero sin muchas certezas: el lema "no hay plata" fue permanente y las quejas sobre la falta de obra pública estuvieron en la primera línea de conversación. Pero la confusión tuvo dos capítulos: uno, que a la salida del encuentro, los gobernadores comenzaron a mirar sus teléfonos y leían las alertas que les llegaban con las declaraciones del Presidente en el "IEFA Latam Forum" ,realizado en el Four Seasons. Allí había dicho -con la vehemencia del Milei en campaña- que estaba “orgulloso” de haber eliminado "la obra pública de cuajo, siendo que es una gran fuente de corrupción, de robo, a la cual me imagino que toda la gente de bien debería oponerse". Tal vez una respuesta a eso fue que el mandatario de Salta, el dialoguista Gustavo Sáenz, dispuso ese mismo martes la suspensión por 120 días de los aumentos previstos para las boletas de luz. Se mostró ambiguo al, por un lado, ofrecerse como anfitrión y puente entre el gobierno nacional y los gobernadores del Norte, y por el otro lado, al generar un precedente contrario a la política nacional de trasladar los precios reales a la demanda. Con amigos así...

Donde también hay desconcierto es en el radicalismo pues la votación en soledad -en el Senado- de Martín Lousteau en contra del DNU, abrió algunas discusiones ante el desbarajuste interno. Después de las últimas votaciones en el Congreso, en las que el radicalismo votó dividido y desarticulado, el bonaerense Maximiliano Abad intentó acercar posiciones y pidió trabajar en forma conjunta tanto la Ley Bases y la posible inclusión de la Reforma Laboral, votando en ambas cámaras del mismo modo. Para eso, mantuvo reuniones individuales con el propio Lousteau (quien es titular de la UCR) y con los presidentes de bloque Eduardo "Peteco" Vischi (del Senado) y Rodrigo De Loredo (de Diputados). Los ánimos en la legendaria UCR han quedado muy tensos y la charla de Abad con los caciques radicales del Congreso intentó apaciguar iras: el senador nacional bonaerense se había abstenido en la votación por el DNU y esa posición lo habilitó a las charlas con Lousteau y De Loredo, dos hombres de la línea interna "Evolución", que hoy tiene un auténtico desorden debido a las posiciones de sus miembros: el economista porteño es híper crítico de la gestión Milei, el diputado cordobés y jefe de los Diputados radicales intenta ser cordial con el Gobierno y el otro economista del grupo -Martín Tetaz- va a los canales y dispara munición gruesa contra la sordera oficialista. Tal vez, estos jóvenes economistas podrían conversar con Juan Carlos De Pablo, quien se ha convertido en un "cenador" recurrente de la Residencia de Olivos: "El Profe", como lo llaman muchos, va algunos domingos a comer con el Presidente, quien pasa muchas horas en la Quinta estudiando Economía en su obsesión por enderezar la macro de la Argentina. Distintos son los domingos al mediodía, donde las mesas -que incluyen a Karina Milei- son más joviales en virtud de la presencia de periodistas o animadores siempre acompañados de sus familias. Tabula rasa...

Donde no hay, aparentemente, un alineamiento a la idea de no gastar en cuestiones superfluas es en un distrito bonaerense donde el intendente local se dedica al automovilismo y ya genera ruido el gasto que esto ocasiona. Sebastián Abella es un dirigente del PRO que gobierna en la localidad de Campana y que se hizo conocido por su desempeño como automovilista en la categoría TC Pista. Hoy, el alcalde sigue compitiendo en carreras de TC como la del pasado 25 de febrero en El Calafate, el 17 de marzo en Viedma o las previstas el 7 y 28 de abril, en Neuquén y La Pampa, respectivamente. Pero el "asunto" es que la oposición, como los concejales Paola Garello y Carlos "Toro" Ortega, denuncia que cada carrera tiene un costo de 13 a 20 mil dólares y quiere saber de qué modo Abella financia esas competencias. Para eso, pidieron un informe con los gastos "pormenorizados" en combustible, equipo, sueldos, indumentaria y marketing, así como conocer el listado de sponsors, de modo que ninguno de ellos influya en la gestión o los contratos municipales. No hay plata...