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Elecciones 2025: el nuevo armado de los moderados ya tiene su primera baja de peso

Elecciones 2025: el nuevo armado de los moderados ya tiene su primera baja de peso
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Es el espacio que promueven peronistas no K y ex macristas.También podrían sumar radicales y parte de la Coalición Cívica.

AI
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  • 🧥 Cambio de imagen: Horacio Rodríguez Larreta ha modificado su estilo de vestir, ahora prefiere camisas y sacos en lugar de ropa informal.
  • ⚽ Afición futbolística: Mantiene un gran interés por Racing, su equipo, que sigue avanzando en competiciones.
  • 📖 Recuerdos de gestión: Rodríguez Larreta sigue usando su agenda con el Teatro Colón, símbolo de su paso por la administración porteña.
  • 🏛 Lanzamiento de MAD: Presentó el Movimiento al Desarrollo, enfocándose en el desarrollo económico y social sin adoptar una postura polarizadora.
  • 🤝 Distancia política: Se separa de ideas de aliados como Emilio Monzó, prefiriendo un enfoque que busque ganar elecciones.
  • 🔄 Autocrítica: Reflexiona sobre su campaña presidencial de 2023, reconociendo que la elección de nombres no garantiza el éxito.
  • 🏙 Aspiraciones nacionales: Aunque tiene raíces en la política porteña, busca afianzarse como un líder nacional sin querer volver a ser jefe de Gobierno.
  • 🏛 Críticas a la gestión actual: Toma distancia de la administración de Jorge Macri, considerándola descuidada comparada con su propio estilo.
  • 🚫 Diferencias con Milei: Se opone a la estrategia política actual del PRO, manifestando su desacuerdo con la violencia verbal de Milei.
  • 🤷‍♂️ Desacuerdos en el PRO: Aunque sigue siendo parte del partido, no comparte la forma de liderazgo de Mauricio Macri ni la conexión actual con Milei.
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Quienes se reúnen frecuentemente con Horacio Rodríguez Larreta observan una serie de cambios en relación al perfil que construyó durante su etapa como precandidato presidencial. Ya no es tan común verlo vestido de forma informal, con remera negra cuello redondo, que reemplazó por camisa y saco, e incluso un elegante piloto oscuro para protegerse de las lluvias como las de mitad de semana pasada en la Ciudad.

Los más detallistas, incluso, notan que Rodríguez Larreta ya no tiene una imagen del escudo de Racing como cobertor del celular. "Complicaba la carga del teléfono", se justifica ante quienes lo consultan, al tiempo que les aclara que una de sus principales preocupaciones por estos días es el presente futbolístico de "La Academia", en semifinales de Copa Sudamericana y con buenas perspectivas tras empatar en Brasil ante Corinthians.

Racing es una parte tan importante en su vida que marca el pulso de su relación con otros actores de la política. Con Mauricio Macri, por ejemplo. Cuando en septiembre Boca perdió 2-1 sobre el final en Avellaneda, Larreta estuvo a punto de mensajear al expresidente, a modo de chicana, como suele hacer cada vez que Racing gana el clásico. No lo hizo, para evitar el contacto, casi como en un vínculo de exparejas que prefieren no verse ni hablarse, más allá de guardarse cierto afecto mutuo por los buenos años vividos.

Hay, en cambio, algunos tips de su etapa como jefe de Gobierno porteño que continúan vigentes. Una lapicera y una agenda, en la que escribe anotaciones puntuales de trabajo, que usa desde hace tiempo y que tiene como tapa una imagen del Teatro Colón, emblema porteño y de su gestión de dieciséis años como funcionario porteño: ocho como jefe de gabinete de Mauricio Macri, y otros ocho como jefe de Gobierno.

Rodríguez Larreta acaba de lanzar el Movimiento al Desarrollo (MAD), un espacio que llega para instalarse como "una comunidad que piensa y sueña una Argentina desarrollada". Desde allí publica contenidos vinculados a resaltar la importancia del Estado para el desarrollo económico, social y educativo, y se postula como una alternativa diferente frente al escenario polarizador que suponen La Libertad Avanza y el kirchnerismo.

Eso no implica, aclara ante sus interlocutores, que quiera presentarse como una tercera posición en los términos que promueve, por ejemplo, un dirigente cercano a él como Emilio Monzó, diputado que viene encarando un proyecto hacia las legislativas de 2025 en el que puedan confluir ex dirigentes del PRO, con peronistas y radicales que no militen las ideas de Javier Milei y Cristina Kirchner.

A partir de una foto que se difundió de Monzó con Larreta y Nicolás Massot, por ejemplo, creció la versión de que pueden ensamblar ese frente hacia lo que viene. Larreta, en la intimidad, pone reparos.

"Horacio participó en todas las elecciones en los últimos 20 años y sólo perdió dos: la primera, en 2003, y la última, en 2023. ¿Por qué tendría que ser parte de un armado que se plantea como una tercera posición y que apuesta a sacar 15 o 20 puntos?", es la reflexión, en modo pregunta, que llega desde el entorno del ex jefe de Gobierno porteño, cuando se le consulta sobre la chance de competir alineado al frente de Monzó.

"Todo bien con Emilio, que haga su planteo. Pero que él diga eso no implica que Horacio piense igual. Él, si compite, va a ser dentro de un espacio que busque tratar de ganar la elección. Si vos ya de entrada te definís como una tercera vía, vas a terminar tercero seguro, con suerte, no es una buena estrategia", sostienen en el larretismo, diferenciándose fuerte de la premisa monzoísta, e incluso deslizando la chance de que tal vez Larreta no juegue como candidato en la próxima elección.

En las charlas que mantiene con su entorno, Larreta suele hacer una autocrítica respecto a la planificación de su campaña presidencial el año pasado. "Si había alguien que tenía todos los nombres adentro de la lista, ése era yo. No había manera de perder la elección si hubiera sido por eso. Pero los nombres no ganan las elecciones, la gente eligió otra cosa", reflexiona cuando conversa sobre lo que pasó en 2023. Por eso, les asegura, bien lejos está al menos por ahora de pretender integrar una fuerza que agrupe simplemente apellidos conocidos.

Si bien la mayor parte de su carrera política fue construida dentro de la política porteña, Rodríguez Larreta intenta consolidarse como un dirigente nacional de cara a lo que viene. "No tiene ganas hoy de construir para el día de mañana volver a ser jefe de Gobierno. Ya lo fue ocho años, y siente un gran orgullo porque la gente en la calle sigue reconociendo su gestión", dicen quienes trabajaron con él en su gabinete.

No obstante, Larreta sabe que si se decide a competir en esta elección o en la siguiente, deberá hacerlo por algún distrito. "Es porteño y debería jugar por la Ciudad, ya sea para un cargo legislativo o ejecutivo: pero eso no significa que tenga como objetivo ser jefe de Gobierno otra vez", se desmarcan cerca del dirigente en relación a una vuelta a la función pública en los próximos años.

No lo va a decir nunca públicamente, pero Larreta toma distancia de la conducción actual de Jorge Macri. Íntimamente, cree que la gestión porteña está descuidada en relación a su paso y cree que eso tiene que ver con una mirada de gobierno de su sucesor que está más identificada con la de un "gobernador" que la de un "intendente" como debe ser, cree, el titular del ejecutivo porteño.

"Es un nombre demasiado ampuloso el de jefe de Gobierno. Yo fui un intendente, un tipo que estaba cerca de los reclamos y al que los vecinos acudían para pedir soluciones a sus problemas. No hay mucha más vuelta que esa", les dice a quienes le preguntan por las diferencias entre su paso por la Ciudad y la gestión actual. En ese sentido, a la distancia, refuerza dos leitmotiv que siempre lo acompañaron al frente de la Jefatura porteña y que, cree, la conducción actual no está implementando.

"Cuando armaba las reuniones con los equipos de trabajo, Horacio siempre insistía en dos slogans: culto al método y cercanía al ridículo", cuentan cerca suyo, y describen de qué se trataba. "Culto al método significaba que si había una luz que no funcionaba en una plaza, el mecanismo tenía que estar aceitado para que se resolviera mucho antes de que él se enterara. Si el Jefe de Gobierno se enteraba de eso, era porque había habido problemas, antes", grafican. "Cercanía al ridículo era, por ejemplo, verlo correr a las seis de la mañana con vecinos por Palermo. Eso lo vinculaba directo con ellos, que le contaban sus problemas, lo acercaba", resumen.

A principios de marzo, en una entrevista con Clarín, Rodríguez Larreta fue tajante al declarar que no estaba de acuerdo "con entregarle el PRO a Milei". Siete meses después, cree que no se equivocó en ese diagnóstico y que la conducción del partido de Mauricio Macri fue en esa línea, a partir del estrecho vínculo que tiene con el gobierno nacional del líder libertario.

Sus diferencias con Milei son enormes, iguales que las que marcaba en tiempos de campaña. "Nos dice que no tenemos que acostumbrarnos a sus formas, a su violencia verbal. Que hay lugar para quienes pensamos diferente. Él está seguro que no es por acá cómo se va a encontrar una salida a los problemas de los argentinos", cuentan quienes dialogan periódicamente con él.

Sobre el PRO, ejemplifican. "Horacio siempre dice que él toda la vida va a ser de Racing, que nunca va a cambiar de club, pero eso no implica que tiene que estar de acuerdo con todo lo que se haga. Lo mismo le pasa con el PRO: él es parte, pero no está alineado con esta forma de conducir el partido que tiene Macri, así que prefiere no estar en este momento".

Si bien acepta las decisiones que se toman a nivel personal, Larreta está sorprendido por cómo dirigentes que él valora han decidido acoplarse al PRO macrista. El caso más emblemático es el de María Eugenia Vidal, diputada nacional y titular de la Fundación Pensar desde que asumió la presidencia del partido el exjefe de Estado. El exjefe de Gobierno cree que Macri utilizó a la exgobernadora y la expuso políticamente. Por eso no comprende cómo hoy está tan alineada a su mirada partidaria y de alianzas con el gobierno de Milei.

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