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Los contactos de Máximo y Cristina Kirchner con Lousteau y Pichetto para armar un gran frente anti Milei

Los contactos de Máximo y Cristina Kirchner con Lousteau y Pichetto para armar un gran frente anti Milei
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Como hicieron con Massa para enfrentar a Macri, la expresidenta y el jefe de La Cámpora juntan voluntades para oponerse al Gobierno.

Con sigilo, pero que se note lo suficiente. Así es la estrategia de la negociación que Cristina Kirchner, la máxima jefa del kirchnerismo, mantiene con su par de la Unión Cívica Radical, Marín Lousteau, y con Miguel Pichetto, el líder de un sector del peronismo autopercibido disidente que hasta el año pasado fueron candidatos de eso que supo ser Juntos por el Cambio.

Un truco gallo la expresidenta y su hijo Máximo de un lado, Lousteau en una punta y Pichetto en la otra. Se hablan desde hace tiempo, pero en la últimas semanas varias de esas comunicaciones telefónicas y por whatsapp se convirtieron en presenciales, según pudo reconstruir Clarín a través de media docena de fuentes. Algunos encuentros habrían sido en las oficinas de Sergio Massa en avenida del Libertador y otras, en el departamento porteño de "Wado" de Pedro.

Como los tiburones con la sangre, el kirchnerismo olfateó una oportunidad de articular una especie de frente anti Milei. A través de Massa y De Pedro, Máximo se acercó a Lousteau. "Hace al menos un par de meses que se hablan seguido. No armaron una amistad, pero sí una relación de confianza. Máximo aprovecha que Milei no paró de mear (SIC) a Martín y que este se la tiene jurada de por vida. Nunca te olvides que, sobre todo en política, el enemigo de mi enemigo es mi amigo", le recuerda a Clarín un senador peronista que asegura estar al tanto de las incipientes tratativas.

Otro senador, pero del radicalismo, también le señala a este diario que el jefe de su partido "hizo una especie de pacto con Cristina que ninguno de nosotros entendemos muy bien. O, para serte sincero, sí lo entendemos, pero no lo compartimos".

En la UCR, no hay nadie que no se sorprenda por el comportamiento de Lousteau. "Está muy enojado con Milei, no tanto con su Gobierno. Te diría que es algo personal. Acumuló mucha bronca y el único que realmente juega con Martín es su amigo (Emiliano) Yacobitti, que también es su mecenas, je. Lo que hizo con el dictamen a sola firma es monumental. Para mí, acordó con los K modificar la Ley de Bases para seguir teniendo caja en las Universidades. Lo sabremos el miércoles", indica un correligionario que también es legislador de la Cámara alta.

Lo de Pichetto no es tan lineal, según indican otras fuentes más ligadas con el recinto de Diputados. "Miguel nunca va a admitir que habla con Máximo para participar en algún tipo de frente legislativo contra Milei, pero fijate cómo salió con una firmeza inusitada a defender las jubilaciones de privilegio. Eso fue leído como un apoyo a la figura de Cristina, que es la más cuestionada por cobrar casi 15 palos", interpreta un diputado que habla seguido con el ex candidato a vicepresidente de Mauricio Macri.

Un curtido jefe peronista del Conurbano, de los municipios más populosos, confirma las reuniones entre Máximo y Lousteau. También los contactos con Pichetto. "La cantidad de votos que reunieron con la reforma jubilatoria fue un éxtasis entre tantas pálidas. Fue la primera vez que sentimos ganar la agenda que siempre nos impuso Milei. Eso generó una ventana para poder seguir insistiendo en algún tipo de acuerdo contra el Gobierno. Es lo que suele pasar siempre en este tipo de casos y olvidate esta no será la excepción", sostiene.

En su dictamen, Lousteau hizo mucho más de lo que podría haber hecho cualquiera de los senadores kirchneristas. Allí plantea no entregarle a Milei casi ninguna facultad extraordinaria que él mismo como legislador sí le concedió a otros presidentes.

También avanzó contra las privatizaciones. El jefe radical excluye Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y Radio y TV Argentina de la lista de empresas que el Gobierno puede vender. Y si Milei quiere avanzar con alguna otra, debería presentar ante una Comisión Bicameral la propuesta para la privatización.

Por último está el tema del RIGI. O el régimen para poder atraer según el Gobierno, con beneficios impositivos y aduaneros, inversiones millonarias en dólares. "Esta es la madre de las batallas legislativas. Más allá del evidente exceso en algunas prerrogativas para esos grandes inversores, todos sabemos que de aprobarse, al otro día podrían entrar al país 20.000 palos verdes. Sobre todo en energía y minería. Sería el despegue que necesita el Gobierno", admite un diputado que votó en contra de la Ley de Bases.

Consultado por este diario, el jefe de la UCR salió a tomar distancia. "La última vez que hablé con Máximo fue porque me llamó él, en marzo de este año. Y antes lo había contactado cuando ocurrió el atentado contra Cristina". Hasta la tarde, en tanto, Pichetto no había respondido los llamados de Clarín.

El grueso de las fuentes coincide en que la nueva alianza está enfocada en el Congreso y no se piensa en electoral. Al menos por ahora.

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