Los Juegos Olímpicos en Francia comenzaron con el Himno argentino bajo silbidos. Sucedió en la presentaciones de las selecciones de fútbol (mucho antes de la ridiculez del VAR más largo del mundo) y de rugby -un escenario más inhabitual para la hostilidad tribunera- aún antes de la derrota de este jueves de Los Pumas contra Francia. Es decir: además de franceses, nos silbaron parejo marroquíes, keniatas, samoanos y neutrales.

¿Qué hemos hecho para merecer esta reprimenda unánime, tan alejada del tradicional espíritu olímpico?

El cantito racista y xenófobo de los jugadores argentinos contra la selección francesa después de ganar la Copa América (y su confuso paso de comedia oficial posterior) podrían ser una pista firme.

No nos digan que en el mundo anda gente irritada por eso (la autocrítica no es nuestro fuerte). Y... puede ser.

El único que se disculpó fue Enzo Fernández, “culpable” por haber sido el ingenuo que transmitió el mal gusto por su cuenta de Instagram. Aunque esas canciones nunca se entonan en soledad.

Un funcionario criticó y lo echaron con un comunicado del gobierno escandalizado por la sola idea de que el capitán argentino hubiese tenido que salir a pedir disculpas en nombre de todo el equipo.

El comunicado resaltaba que se trata de “la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América”.

A la Oficina del Presidente Le Encantan Las Mayúsculas.

Ojo al piojo. Con todas esas copas en la espalda, la idea de disculparse por festejar agrediendo a terceros es insoportable.

¿Cómo va a pedir perdón un ganador?

Argentinidad al palo.

Montada en ese Pegaso, la vicepresidenta Villarruel subió la apuesta (la canción “dice verdades que no se quieren admitir, hipócritas”), pero ahí al gobierno ya no le gustó tanto y le fue a pedir disculpas al embajador francés.

No por la canción ofensiva de los héroes supercampeones sino por los dichos de la vicepresidenta que defendía la canción de los héroes supercampeones.

¿No se entiende? A ver: echaron a un funcionario que criticó la canción diciendo que había que disculparse y fueron a disculparse por la funcionaria que defendió la canción. País de peculiar diplomacia.

Mejor ese rulo a seis bandas antes que sugerirle disculpas a alguno de los otros héroes supercampeones que, además de rivales, tuvieron la picardía -salvo Enzo Fernández- de gambetear a Instagram.

Después de todo, son canciones de cancha.

Como esas que dicen vamo’ a festejar con mucha droga (y mueren chicos por sobredosis) o te vamo’ a matar (y a la salida de la cancha te matan, como este sábado tras el partido entre Almagro y Estudiantes de Caseros, donde murió una mujer y un chico aún agoniza con un tiro en la cabeza).

¿Y el presidente de la AFA?

Cuando los alemanes se burlaron de los argentinos tras la final de Brasil 2014 -”los gauchos caminan así”, cantaban agachados-, las disculpas alemanas fueron de federación a federación.

El jefe del fútbol alemán, Wolfgang Niersbach, se disculpó con la AFA tras una andanada de críticas en su país sobre el “mal gusto” y “la vergüenza” de celebrar mofándose de los vencidos.

Acá no estaría ocurriendo lo mismo.

Quizá El Chiqui Tapia piense que disculparse ante la Federación Francesa porque nuestros jugadores los llaman homosexuales y africanos haría enojar a nuestros campeones. Y eso lo obligaría a la incomodidad de explicar obviedades.

“Chicos, perdón ...pero esto está mal, ¿saben?”.

Dios no lo permita.

Nada ni nadie debe esmerilar esa relación con los supercampeones ni apelmazar la poltrona del poder.

¿Cómo haría Tapia, sino, para tener a alquien que le seque la nuca cuando transpira?