A la caza de culpables por el Senado y la foto frustrada; Malvinas, por el sí o por el no

Milei, Santiago Caputo y Karina apuntan a Lorenzetti, que llevó la idea de que Lijo era un buen representante del Poder Judicial en la Corte, a Villarruel porque no pudo frenar las sesiones y a Cúneo Libarona. Hacen esto para eximirse de sus propios errores.El canciller Whertein está siendo el chivo expiatorio de la frustrada foto con Trump,
- 👻 **Fantasma en Tribunales**: Manuel García-Mansilla es ministro de la Corte en "comisión", tras ser designado por el presidente Milei.
- ❌ **Rechazo en el Senado**: Su pliego fue rechazado por 51 votos, generando incertidumbre sobre su futuro en la Corte.
- 📜 **Firma y rechazo**: A pesar del rechazo, firmó para referirse a la situación de Ariel Lijo, otro aspirante rechazado.
- ⚖️ **Presión judicial**: García-Mansilla enfrenta presiones, incluido un fallo que impide a otros jueces consultarlo sin riesgo de "desobediencia".
- ⚔️ **Responsabilidades**: El gobierno busca culpables por la derrota en el Senado, apuntando a figuras clave como Lorenzetti.
- 🔍 **Nuevas negociaciones**: Se plantean posibles negociaciones con la oposición para reformar la Corte, incluyendo la posibilidad de una Corte ampliada con ministras mujeres.
- 🇬🇧 **Cuestión Malvinas**: Milei propone que la autodeterminación de los malvinenses sea parte de la negociación, pero esto contradice la Constitución Argentina.
- 📉 **Situación económica**: La llama del acuerdo con el FMI se vuelve urgente frente a la delicada situación económica global exacerbada por políticas estadounidenses.
Un fantasma recorre el cuarto piso de Tribunales, el fantasma de Manuel García- Mansilla. Nombrado por decreto por el presidente Javier Milei, está “en comisión” como ministro de la Corte hasta el fin del año parlamentario. Apenas fue designado, se apresuró a jurar ante los otros tres miembros del Supremo Tribunal -Rossatti, Lorenzetti y Rosenkrantz-, se instaló en un despacho y estampó su firma para rechazar la pretensión de Ariel Lijo, su coequiper en el decreto de Milei, de no renunciar como juez federal para entrar en la Corte.
No es un fantasma que asuste en los pasillos de la Corte sino es un fantasma que quedó en el limbo. Cosechó 51 votos negativos en el Senado -más de los dos tercios del cuerpo- y su pliego fue rechazado. Su reacción fue avisar que enviaría una nota de consulta- que aún no llegó- a sus todavía pares de la Corte para decidir si se queda o si se va. No se escucha en Tribunales críticas a sus conocimientos académicos y su idoneidad. Alguien importante intentó elogiarlo desde el realismo más cruel: “Ayudarlo a salir con dignidad”.
García-Mansilla está sometido a una triple presión: su pliego ha sido abrumadoramente rechazado, el gobierno intenta sostenerlo como puede, sobre todo Santiago Caputo, el estratega en jefe que lo auspició, y el juez camporista Ramos Padilla que dictó una cautelar prohibiéndole por tres meses tratar asuntos en la Corte.
Y ese mismo fallo advierte que los otros jueces que consulten a García-Mansilla para futuros fallos en la Corte pueden ser acusados de “desobediencia”. Una rara figura en la que un estrado inferior de la Justicia actúa sobre la máxima instancia del Poder Judicial. Con un agregado no menor, si esa “desobediencia” fuera denunciada, el caso podría caer en el juzgado de Ariel Lijo, otro de los rechazados por el Senado (43 votos en contra) que tiene el cuchillo entre los dientes. Hay quienes dicen que está abatido, que hay acuerdos políticos que fueron ignorados o traicionados. Otros, conociendo el paño, aventuran: habrá venganza.
El primer derrotado en todo este episodio ha sido el Gobierno que se embarcó en esta empresa estimulado por Lorenzetti, que estaba seguro que la candidatura de Lijo tendría mucho más de los votos que exige la Constitución. No ocurrió a pesar de las contorsiones que se ensayaron para lograrlo, con negociaciones a varias puntas. Si hubo alguna oportunidad de meter a Lijo, todo terminó cuando la Casa Rosada se empecinó en aquella orden imposible: “Los dos, o ninguno”. Ocurrió: los dos pliegos fueron rechazados de manera contundente.
El rechazo a Lijo, aunque éste retenga su cargo de juez federal, fue más sonoro porque fue el que concentró la intensidad de las críticas. García-Mansilla había prometido ante los senadores que no aceptaría ser designado “en comisión”. Se desdijo sin ruborizarse para entrar en la Corte.
En síntesis, Milei, Santiago Caputo y Karina Milei andan a la caza de los culpables de esta derrota: apuntan a Lorenzetti, que llevó la idea de que Lijo era un buen representante del Poder Judicial en la Corte, a Villarruel porque no pudo frenar las sesiones, a Cúneo Libarona, porque es Ministro de Justicia aunque haya visto todo este proceso por televisión. Hacen esto para eximirse de sus propios errores.
Patricia Bullrich explicitó el estado de ánimo y habló de “golpe”. Suelta de lengua, la ministra se ponen en contra de un mecanismo constitucional, al que ella juró defender al asumir.
Ahora habrá que volver a negociar con la oposición: ya se habla de una Corte ampliada, con ministras mujeres. ¿Habrá antes una decisión sobre el último recurso de Cristina Kirchner para no ir presa?
La otra cuestión interesante y polémica fue la validación presidencial a la opinión de los malvinenses para pertenecer o no a la Argentina. Es decir, la autodeterminación. Acierta Milei cuando dice que si la Argentina fuera un país próspero estaría en mejor posición para negociar las Malvinas. Yerra cuando introduce en la negociación la opinión de los pobladores como factor central. La Constitución dice una cosa bien distinta.
La derrota militar de 1982, tras el desembarco y la guerra con Gran Bretaña, devolvió la democracia por el fracaso de la dictadura pero dejó a la Argentina en una situación muchísimo más débil de la que existía antes de las batallas. El presidente sostiene que hay que dejar atrás el “idealismo ingenuo e infantil”, abandonando los foros de apoyo en común con “dictadores y dictadorzuelos”, es decir las Naciones Unidas. El camino que propone es el crecimiento del país, el robustecimiento de las Fuerzas Armadas, para que los malvinenses en un referéndum voten “con los pies” unirse a ese nuevo país. ¿Ocurrirá eso o preferirán convertirse en un “país” protegido por el alicaído Commonwealth? Ciencia ficción, hoy.
La negociación con Gran Bretaña está empantanada desde hace muchos años. En Malvinas existe no solo prosperidad económica sino una base militar potente. Londres ha demostrado, incluido el gobierno laborista actual, que no tiene intenciones de negociar la soberanía.
Milei partió a Estados Unidos tras elogiar a quienes defendieron las Malvinas. Washington fue entonces un factor vital de aprovisionamiento bélico y de inteligencia del ataque británico. Las formas hacen también el fondo, hablando de la oportunidad del viaje presidencial, tras el discurso en el cenotafio de los caídos en 1982.
La urgencia actual es conseguir el acuerdo con el Fondo Monetario en medio del tembladeral mundial provocado por las medidas arancelarias de Donald Trump, que afectan a la Argentina también aunque el gobierno en su afán de justificar a la Casa Blanca difunda un relato atenuado del impacto económico. El canciller Gerardo Whertein está siendo el chivo expiatorio de la frustrada foto con Trump, aunque de su ministerio no surgió la idea de que el Presidente vaya de urgencia a recoger un premio menor en Miami.