Trump, la realeza y un “show de Disney”: los detalles de una visita marcada por los escándalos
El Reino Unido se rindió a los pies de Trump con una ceremonia en Windsor, no vista desde el funeral de Isabel II. Tanto esplendor, acaso, busca conseguir que el impredecible Trump beneficie al Reino en sus negociaciones, en medio de sonadas polémicas.
- 🎉 Trump visita el Reino Unido: Segunda visita de estado del presidente estadounidense con pompa y espectáculo en Windsor.
- 👑 Recibimiento real: Trump y Melania fueron recibidos por el rey Charles y la reina Camilla en el palacio de Windsor.
- 📅 Suites separadas: La pareja pidió habitaciones separadas durante su estancia, ya que viven en diferentes lugares.
- ⚠️ Controversia en la visita: Un video controversial sobre Trump y su relación con Epstein fue proyectado, causando polémica.
- 🚫 Protestas anticipadas: Se esperaban hasta 50 grupos de protestas en Londres y Windsor en respuesta a la visita de Trump.
- 🏰 Cambio de ubicación: Debido a las protestas, la visita se trasladó del palacio de Buckingham al de Windsor.
- 🎺 Desfile militar: Se llevó a cabo un espectacular desfile con soldados, caballos y carruajes para recibir a Trump.
- 📸 Detalles del desfile: Incluyó gaiteros escoceses y un mini "Trooping the Colours".
- 🙁 Problemas de salud: Trump mostró signos de problemas de salud durante el evento, especialmente al revisar a las tropas.
- 📜 Acuerdo tecnológico: Gran Bretaña y EE.UU. firmaron un acuerdo de prosperidad tecnológica por miles de millones de dólares.
- 🛡️ Seguridad extrema: La ciudad de Windsor fue fuertemente patrullada y decorada con banderas británicas y estadounidenses.
- 🖌️ Opiniones divididas: Turistas estadounidenses expresaron opiniones negativas sobre la visita y el recibimiento ceremonial.
Solo faltaba Minnie. Pompa, circunstancia y un show militar "Mickey Mouse" con caballos, carruajes y bandas en el muy británico perímetro de Windsor para encantar y entretener a Donald Trump, un presidente que adora la Familia Real y goza de una inédita segunda visita de estado a Gran Bretaña.
Trump inició así, al mediodía del miércoles, su visita en el esplendoroso palacio de piedra de Windsor, recibido por los príncipes de Gales, el rey Charles y la reina Camilla, sus "viejos amigos", para conseguir que el impredecible jefe de estado norteamericano beneficie al Reino en sus negociaciones.
El presidente y la primera dama, Melania, pidieron suites separadas en el palacio de Windsor. La realidad es que la primera dama vive en Nueva York y él en Washington. Se encuentran para las actividades oficiales en Mar-a-Lago, en Florida.
Un campo minado amenaza esta visita y desespera al gobierno británico. La torre de Windsor fue sorpresivamente iluminada en la noche del martes, con proyecciones de un video que mostraba a Donald Trump con el pedófilo Jeffrey Epstein y a éste con el príncipe Andrew, hijo de la reina Isabel II, y con Ghislaine Maxwell, condenada por tráfico sexual.
Las imágenes están dando la vuelta al mundo. Cuatro personas que participaron en la proyección fueron detenidas. Pero recuerdan cuán controvertida es la decisión de invitar a Trump a una segunda visita de estado al Reino.
Las protestas en Windsor y en Londres este miércoles lo van a ratificar. La policía se prepara para una manifestación de hasta 50 grupos de protesta en Londres contra la visita de Trump.
Normalmente, a los presidentes estadounidenses en su segundo mandato se les ofrece una visita más corta, tal vez un té o un almuerzo con el rey en el Castillo de Windsor. Pero la alfombra roja se está desplegando de nuevo, con Trump recibiendo una segunda visita de estado completa, con toda la pompa y el boato que conlleva.
Al principio del segundo mandato de Trump, se dio indicios de que estaría receptivo a una segunda visita de estado, por lo que, quizás por consejo del nuevo primer ministro, el rey extendió una segunda invitación.
El gran dilema de la visita no era que el palacio de Buckingham está cerrado por refacciones sino las protestas en Londres que podrían arruinarla. Decidieron mudar todo al palacio de Windsor, a 40 kilómetros de la capital.
Sus 1.400 hectáreas sirvieron para desplegar toda la pompa y circunstancia de la Familia Real con la que sueña desde niño el presidente norteamericano, entusiasmado por una madre escocesa.
Bajo una neblina otoñal muy británica, el primer día completo de visita de Estado sucedió en Windsor y su parque. Sin antecedentes.
Un desfile militar "Mickey Mouse" en miniatura. Un paseo en la carroza irlandesa, un dorado carruaje junto al rey Charles por el espléndido parque de Windsor, cubierto de soldados, magníficos caballos y victorianos carruajes cubiertos porque llovía.
El recorrido del carruaje estuvo flanqueado por 22 medias compañías de personal militar para sus 10 minutos de paseo.
El primer tramo, desde Rose Garden hasta Frogmore House, estuvo flanqueado por la Guardia Ceremonial de la Marina Real y la Banda de la Marina Real de Portsmouth.
El segundo tramo, cerca del castillo, estaba acompañado por el Escuadrón de la Bandera del Rey.
El tercer tramo, en Cambridge Drive, por el 1.er Batallón de la Guardia Irlandesa, el 1.er Batallón de la Guardia de Granaderos, el 1.er Batallón de la Guardia de Londres, la División de la Casa Real y la Banda Central de la Real Fuerza Aérea.
La procesión pasó por Frogmore Cottage, antigua residencia del príncipe Harry y Meghan. La calle estaba llena de soldados de la RAF del Escuadrón de la Bandera del Rey. Detrás está el cementerio de los royals y sus jardines, incluida la tumba de la duquesa de Windsor, norteamericana y razón de la abdicación de su marido, el rey Edward.
Así se inició la visita. Trump llegó en su helicóptero junto a Melania, vestida con un tailleur gris de alta costura Christian Dior y una pamela burdeos, que le cubría hasta los ojos.
La reina Camilla se levantó de la cama, a pesar de la sinusitis aguda que no la dejó ir al funeral de la duquesa de Kent, para recibir a los Trump. Estaba vestida de azul cobalto con un enorme sombrero.
William y Kate, los príncipes de Gales, fueron los que recibieron al presidente y la primera dama en su helicóptero. Kate estaba vestida de burdeos por Emilia Wickstead, un sombrero de Jane Taylor y un broche utilizado por la princesa Diana. Mantenía su nuevo color de pelo rubio, tan polémico. "Es hermosa", dijo Trump al verla.
Saludaron a los reyes y partieron en su paseo por el parque de Windsor. Detrás del rey y Trump iban la reina y Melania; en otro carruaje, los príncipes de Gales y detrás, el enviado Steve Witkoff y el secretario de estado Marco Rubio.
El presidente norteamericano pasó junto a la Guardia Coldstream a la derecha, la Guardia Escocesa en el centro y la Guardia Granadera al otro lado. Luego presencia el paso de la Tropa Real, Artillería Montada Real, con los cañones que utilizaban para disparar.
A Trump le costó revistar las tropas porque tiene sus piernas demasiado inflamadas. El rey Charles le indicó que debía continuar el camino hasta el final. Es la segunda muestra de que Trump está sufriendo problemas de salud.
Melania lo lleva siempre de la mano para que no se vea un machucón que tiene en el dorso. Carece del equilibrio de antes, que se hizo evidente cuando bajó en la noche del martes, por la escalerilla del avión.
Luego de la revista volvió a su tienda blanca para seguir viendo la Guardia real con sus extraordinarios cascos con plumas y sus caballos pura sangre. Más la Guardia Escocesa, un homenaje a sus ancestros, frente al magnífico palacio.
Era un mini "Trooping the Colours", cuando se celebra el cumpleaños oficial del rey. Una ceremonia que jamás el palacio practicó para un presidente de visita.
¡Y llegaron los gaiteros escoceses! No podían faltar en este show único, sin par.
En kilt, con sus shawls de cada clan. Allí terminó el show. Los Trump entraron al palacio de Windsor, "mucho mejor que Buckingham", según el presidente, para conocer sus habitaciones y almorzar. Y los soldados a su trabajo, después de estar en preparativos desde las 4 de la mañana.
Los carruajes fueron una licencia de los servicios secretos norteamericanos a Donald Trump. No los consideran seguros. Detrás iba "The Beast", el automóvil blindado y artillado, que utiliza el presidente diariamente.
James Roscoe, encargado de negocios del Reino Unido en Washington y reemplazante del despedido embajador británico Lord Peter Mandelson, estaba en Windsor tomando fotos del espectáculo. Roscoe es el diplomático de mayor rango en la embajada en Washington, tras la destitución de Mandelson por el escándalo de Jeffrey Epstein.
Los Trump almorzaron en el palacio y luego visitarían la tumba de la reina Isabel en la capilla de St George. Por la noche, el banquete de gala en el imponente salón St George. Otro cuento de princesas para el presidente Trump con sus tiaras y joyas.
El jueves, el presidente pasará el día con Sir Keir Starmer, el primer ministro, en Chequers, su casa de campo, a 60 kilómetros de Londres. Otro problema porque habrá conferencia de prensa. Todos preguntarán por Epstein, Mandelson, el príncipe Andrew seguramente.
Starmer está bajo fuego, tras nominar a un amigo de Epstein como embajador británico en Washington. Lord Peter Mandelson fue despedido abruptamente, cuando había organizado la visita a Londres y está furioso.
Ahora Starmer está obligado por el Parlamento a mostrar los mails sobre Mandelson, que también involucran al príncipe Andrew, otro amigo de Epstein, que la Familia Real ha apartado. La nueva canciller Yvette Cooper informó que ella no participó en su nombramiento. Su puesto está en peligro.
El presidente Trump llegó al Reino Unido el martes por la noche para su segunda visita de Estado y se alojó en la embajada británica en Regent's Park, con el segundo jardín más importante de Londres después del palacio de Buckingham.
El martes por la noche, también, Gran Bretaña firmó un "acuerdo de prosperidad tecnológica" con EE.UU. por miles de millones de dólares.
La ciudad de Windsor está adornada con banderas británicas y estadounidenses, mientras la policía patrulla en parejas. La seguridad es draconiana. Se esperan protestas.
Los turistas pasan lentamente por el castillo, observando el cierre de carreteras y la presencia de las fuerzas de seguridad. Hay algunas gorras de MAGA entre la multitud, así como disfraces con la bandera británica para la ocasión.
"Trump no merece pompa", dicen turistas estadounidenses de visita.
Rolph y Cheryl Schregardus, de Wisconsin, estaban en Windsor en la primera etapa de su visita al Reino Unido con sus hijos adultos. No sabían de la visita de Estado hasta que no pudieron reservar entradas para el castillo.
Cheryl dijo que habían votado por Trump en 2016, pero que desde entonces habían cambiado de opinión, ya que se había excedido en sus acciones. Rolph dijo: "Es un abusador, un narcisista, todo es para él". Sobre la bienvenida ceremonial que Trump recibirá hoy, admitió que era importante, pero dijo que el presidente estadounidense "no se la merecía".
En Windsor, Kaya Mar, un artista londinense que pinta sátira política, sostenía una imagen del presidente Trump y el rey fuera del castillo. La pintura, que le había llevado dos días, mostraba a Trump como un hombre de la Edad de Piedra, empuñando una lanza y sosteniendo a un Charles del tamaño de un bebé.
Mar dijo: "Es un narcisista de la Edad de Piedra. Se cree un gigante. Si sales aquí y gritas que es narcisista, la policía te llevará a juicio, así que lo digo con pintura".