Las primeras 24 horas de Lionel Messi en India, donde llegó por segunda vez y 14 años después, tuvieron de todo. La devoción demostrada en esa imponente figura de 21 metros que se inauguró en homenaje, el caos que generó una visita fugaz de 22 minutos a un estadio repleto y desbordado en Calcuta que derivó en su evacuación por seguridad, y los pases de pelota con un político en su segunda parada en Hyderabad que lo hicieron correr más de la cuenta, producto de los dotes futbolísticos del mandatario. El GOAT Tour 2025, organizado por una empresa privada cuyo promotor terminó detenido este sábado, lo llevará también a Bombay y Nueva Delhi. Además, el Gobierno inició una investigación especial para determinar responsabilidades en el desborde de Calcuta.

El rosarino campeón del mundo desembarcó en el gigante de Asia junto a Rodrigo De Paul y el uruguayo Luis Suárez, sus compañeros en Inter Miami. También estuvo a su lado, como hace muchos años, Pepe Costa. El camino del aeropuerto al hotel fue multitudinario, pero bastante ordenado. Ya cuando estaba en su habitación empezaron los desbordes, con gente por los pasillos esperando a cruzarse con el astro o hasta llegar a la habitación. "Leo está durmiendo, descansando después del viaje", tuvo que salir a decir un colaborador para intentar calmar a los fanáticos.

Toda esa situación fue el preludio de lo que ocurrió unas horas más tarde en el estadio Salt Lake. Messi llegó muy custodiado a ese primer evento, en el que primero pasó por un escenario para tocar un botón que le permitió ver la impactante estatua de 21 metros en la que posa con la Copa del Mundo entre sus manos y que tardó un mes y medio en construirse, en una zona cercana a otro monumento a Diego Armando Maradona.

La devoción de los casi 70.000 fanáticos en el estadio se sintió a cada paso que dio en el césped. Pero ahí también empezaron los problemas. Hubo una turba que lo persiguió durante la caminata, que hasta lo tomaba del brazo para frenarlo e intentar sacarse una foto. Todo esto mientras el promotor Satadru Drutta, ubicable en las imágenes por sus lentes amarillos, trataba de buscar seguridad que lo ayudara a frenar el desborde. Según las redes sociales, la mayoría de los que le hicieron marca personal a Leo eran políticos, ávidos de una foto que les aumente su popularidad.

Messi lo intentó. Dio una media vuelta a la cancha para pasar lo más cerca posible de las tribunas, abarrotadas de gente que había pagado hasta 4.366 rupias indias (unos 50 dólares) para verlo "con sus propios ojos", según revelaron en varias entrevistas. No solo hubo fanáticos de India, sino de otros países cercanos que viajaron especialmente para este evento. Tomó el micrófono en un momento y, en español y con traducción en inglés, dijo: "Muchas gracias por este reconocimiento, es un honor estar acá. Sé del cariño de la gente y del apoyo que tuvimos en el Mundial, muy feliz de poder compartir con la gente estos días".

Fueron 22 minutos los que Messi estuvo dentro del estadio Salt Lake de Calcuta, cuando la gente que lo rodeaba no pudo ser contenida, la resolución de los encargados de la seguridad, en donde estaban mezclados agentes policiales y de empresas privadas, fue evacuarlo rumbo al aeropuerto. Así, muchos hinchas no pudieron verlo "limpio", ya que todo el tiempo estuvo rodeado en el campo de juego.

"Estamos muy decepcionados. Mi hijo estaba muy emocionado de ver a Messi. Pienso que es una estafa para el pueblo. Cuando llegó Messi, todo el mundo lo rodeó y no pudimos verlo”, se quejó una fanática, con palabras que fueron repetidas por aquellos que dejaron su testimonio ante las cámaras.

No extrañó que todo desembocara en los disturbios. Primero, un grupo de fanáticos forzó una reja perimetral para invadir el campo de juego. La Policía intentó contenerlos y devolverlos a las tribunas, pero se vieron superados en número y en enojo, por lo que la invasión de la cancha fue inevitable. Las escenas que siguieron fueron de una violencia alta, con butacas lanzadas como proyectiles, carpas linderas al campo destrozadas y hasta el túnel de acceso fue destruido. A esa altura, Messi ya estaba en el aeropuerto para viajar dos horas rumbo a Hyderabad, su segunda escala.

En ese trayecto, el escándalo aumentó. La jefa de Gobierno de Bengala Occidental, Mamata Banerjee, pidió perdón públicamente y ordenó la creación de un comité para investigar la mala gestión. "Presento mis sinceras disculpas a Lionel Messi, así como a todos los amantes del deporte y a sus fans por el desafortunado incidente", escribió Banerjee.

El viceministro de Educación indio, Sukanta Majumder, acusó al partido gobernante en la región de haber "secuestrado" el evento y provocado el desastre por un esquema de corrupción en la venta de entradas. La Federación India de Fútbol, por caso, se despegó del evento.

La detención del promotor Satadru Drutta se dio con el objetivo de que firme un escrito en el que se comprometía a reembolsar el dinero de las entradas a los fanáticos. En sus redes sociales, Duttra se muestra como devoto del fútbol en general y la Selección Argentina en particular. Uno de sus hijos, por ejemplo, se llama Diego por Maradona.

En febrero de 2024 y el mismo mes de 2025 estuvo en Miami, reunido con Lionel y Jorge Messi para cerrar los detalles del GOAT Tour. Antes, había sido quien llevó a Pelé y Maradona a India y a Emiliano Dibu Martínez a Bangladesh, el país que más alentó a la Scaloneta durante la conquista de Qatar 2022. Las cifras que pagó Duttra por este viaje de la Pulga, De Paul y Suárez no trascendieron.

Ya en Hyderabad, todo fue más "normal", aunque con el antecedente cercano tuvieron que publicar en redes sociales un "minuto a minuto" del evento. Vestido con un look oversize de color verde, Messi desembarcó en el estadio Internacional Rajiv Gandhi, también repleto de fanáticos. Ahí sí pudo tocar la pelota para locura de todos, incluso del ministro en jefe de esa región, Revanth Reddy, quien hizo correr de más a la Pulga porque sus pases no tenían una buena ejecución. De Paul lo asistió para que hiciera un gol al arco vacío y el público tronara.

Leo dio el puntapié inicial de un desafío de famosos, siete contra siete, y después también peloteó con dos grupos de chicos y chicas. En el cierre, volvió a tomar el micrófono para repetir palabras similares y la gente también ovacionó a De Paul y Suárez, que no se separaron de él. El GOAT Tour tuvo de todo, pero todavía le quedan algunos días más.