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Jorge Carrera: \'Si se hace una competencia de monedas a las apuradas, va a salir mal\'

Jorge Carrera: \'Si se hace una competencia de monedas a las apuradas, va a salir mal\'
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El exvicepresidente del BCRA planteó que el Gobierno está “desesperado por encontrar un atajo” para saltearse los plazos normales de la estabilización. Criticó la idea de una dolarización, dijo que sin ancla política el plan de Milei no funcionará y advirtió sobre la recesión. El FMI y la auditoría de la OEI.

Javier Milei planteó días atrás la secuencia en la que planea dar sus próximos pasos: apertura del cepo, competencia de monedas y cierre del Banco Central. El economista Jorge Carrera, en diálogo con Ámbito, analizó el panorama. Consideró que la competencia de monedas no es difícil de aplicar en Argentina, pero que hacerlo a las apuradas augura un desenlace problemático.

El exvicepresidente del BCRA sostuvo que el Gobierno está “desesperado por encontrar un atajo” para saltearse los plazos normales que requiere la estabilización de la economía y, en ese sentido, cuestionó que el ministro Luis Caputo haya descartado un camino gradual, como el que en su momento transitara Perú. “En apurar el proceso es donde se les va a arrebatar el asado”, enfatizó.

Carrera analizó el programa desplegado hasta el momento. Dijo que las anclas fiscal, monetaria y recesiva que lanzó el Gobierno no pueden funcionar sin un ancla política. Afirmó que, si bien hubo cierta reducción de la inercia inflacionaria en los últimos meses, va a ser más difícil perforar el piso de un dígito. Cuestionó la idea de una dolarización, planteó que no le será sencillo al Ejecutivo que el Fondo Monetario Internacional le preste más divisas y habló de la auditoría sobre el multimillonario crédito que tomó Mauricio Macri que realiza la Oficina de Evaluación Independiente del FMI, con la que se reunió esta semana.

Periodista: ¿Cómo caracteriza este momento económico del esquema de transición que planteó el Gobierno tras el cambio de gestión?

Jorge Carrera: Da la sensación de que el programa macroeconómico en algunos aspectos está teniendo resultados, pero no se puede disociar de cuáles son sus anclas. Hay un fuerte uso del ancla monetaria, que es tal vez la que han logrado hacer funcionar mejor. Es un programa tradicional de agregados monetarios donde básicamente la idea es no solo controlar los agregados monetarios, como es tradición, sino reducirlos drásticamente en términos reales a través de un instrumento de licuación fenomenal que fue el fogonazo inflacionario con el que se decidió iniciar el programa. Después, el programa también tiene una parte fiscal que ha sido muy contundente, pero esa contundencia es mucho más débil porque está atada con alambres: lo han hecho todo de una forma hipertransitoria, pisando los pagos con deuda flotante, no pagando nada de energía -y ahí tenemos un problema gigantesco-, no transfiriendo a las provincias y pisando la obra pública y un montón de gastos. Pero, sobre todo, usando la inflación como un instrumento de política para reducir los ingresos de los principales perjudicados del ajuste, que son los jubilados y en parte los empleados del sector público. Después, veo que otros analistas dicen que este programa tiene como externalidad negativa una recesión. Pero no, la recesión es un componente fundamental del programa. Las tres anclas del programa son la monetaria, la fiscal y la recesiva, que significa un disciplinamiento de salarios y ahora también vemos que incluso lo ven como un disciplinamiento de precios.

La fiscal es la que tiene más problemas porque todo lo que han hecho es transitorio. Y lo que tienen que hacer para que eso sea permanente -que es lo que le está pidiendo el Fondo Monetario- requiere mucha habilidad para aprobar leyes. No pueden subir el Impuesto a las Ganancias o hacer el blanqueo que tanto necesitan si no tienen un apoyo político. Es la primera vez que veo al Fondo preocupándose seriamente por los jubilados, por los trabajadores, por los costos sociales y por la política. Entonces, yo creo que esas tres anclas solamente pueden funcionar si logran tener un ancla política. Pensar que (Luis) Caputo solo va a salvar al Gobierno es, me parece, tener una visión demasiado restringida. Es claro que están mejorando el fenómeno de inercia de la inflación. Pero a costa de una recesión que va a ser fenomenal. Entonces, sin política, yo creo que no se va a bancar cuando esa recesión empiece a hacer estragos en la cantidad de empleo, en los ingresos, en la masa salarial.

P.: Esta advertencia sobre que, sin ancla política, esto no es sostenible ¿significa que la desaceleración de la inflación va a encontrar un pronto piso?

J.C.: Yo creo que las desaceleraciones de inflación nunca son lineales, es mucho más dificultoso. Les va a costar cada vez más lograr aplastar ese piso en torno a un dígito mensual.

P.: Caputo dijo en AmCham que Argentina no está como para un proceso de desaceleración gradual, sino que tiene que haber una terapia de shock donde se baje mucho más rápido la inflación. Y Milei habló de tres pasos: abrir el cepo, iniciar la competencia de monedas y cerrar el Banco Central. ¿Tienen las condiciones como para avanzar en ese sentido?

J.C.: Empiezan a aparecer las necesidades políticas. Milei necesita para su proyecto de largo plazo tener resultados contundentes hacia las elecciones de 2025 porque obviamente él se da cuenta que tiene una fuerza política extremadamente débil, que siempre va a estar a merced de la ayuda que le da (Mauricio) Macri pero que, además, eso no alcanza y tendría que estar a merced a los gobernadores o los radicales, en quienes mostró que no confía. Pero en el 90% de las mejores estabilizaciones que ha habido, la de Israel, la de Chile, la de Brasil, la de Perú mismo, la estabilización toma tiempo y donde más tiempo toma es en la última parte, cuando hay que llevar la inflación del 11 a 8%, de 8 a 4% mensual, y lograr que ese 4% después se convierta en anual. Entonces, yo creo que ellos están desesperados por encontrar un atajo que les permita saltearse la normalidad de la curación. Es la misma macana que le hizo hacer (Federico) Sturzenegger a Macri. Todo el mundo le explicó a Sturzenegger que las metas de inflación requerían una cierta cantidad de tiempo, y que porque pusiera la tasa muy fuerte, atrajera capitales haciendo carry trade con Lebac a 30 días, subiera las reservas, etcétera, no iba a solucionar una cuestión que requiere tiempo, que requiere maduración. Como odian el gradualismo, están buscando la escapatoria. Pero habría que avisarle a Caputo que puede cometer el mismo error. En el mundo ideal que pergeñan, buscan alguna medida contundente que pueda bajar la inflación de golpe. Posiblemente la dolarización el Fondo no se la acepte, y es probable que la que tengan más a mano sea la competencia de monedas.

P.: En este caso, ¿la competencia de monedas no sería un paso para la dolarización? ¿O puede funcionar como otra cosa?

J.C.: La competencia de monedas en realidad es una estrategia que es muy fácil en Argentina. Argentina debe ser el único país del mundo en donde vos podés ir al banco y pedir que te abran una cuenta en pesos, una cuenta en dólares, una cuenta en euros y una cuenta en yuanes. En el mercado libre de cambios hay una ronda de yuanes, aunque se use poco o mucho. ¿Cuál es la única cosa que necesitas para que eso explote y se potencie? Básicamente, una modificación en el Código Civil y Comercial, permitiendo que haya una mayor fluidez y que, si se hace un contrato en dólares, no haya un artículo que diga que se puede pagar en pesos al tipo de cambio equivalente. Cuando eso se arme, la competencia de monedas no es algo difícil de hacer. ¿Implica eso que vayas a una dolarización? Depende. El peso puede desaparecer o no en una competencia de monedas. Hay experiencias, como la de Perú. Ellos usaban el dólar como nosotros o más que nosotros. Sin embargo, después estuvo la competencia monedas, y hoy conviven las dos y volvieron a tener los precios nominados en soles. ¿Por qué? Porque bajaron la inflación, porque emitieron poco.

\'No pueden subir el Impuesto a las Ganancias o hacer el blanqueo que tanto necesitan si no tienen un apoyo político\', señaló Jorge Carrera, exvicepresidente del BCRA.

P.: Ahora bien, en ese mismo discurso Caputo dijo que no son proclives a pensar en un esquema monetario gradual como el de Perú…

J.C.: Esa declaración de Caputo es muy grave porque, en vez de aprender de una experiencia exitosa que requiere tiempo, van a intentar hacer algo abrupto que saltee pasos. Vos no podés hacer un vino añejo simulando que es añejo. Tiene que estar añejado y tiene que tomarse el tiempo necesario para lograrlo. Hacer la competencia de monedas a las apuradas, sin que sea con el tiempo para que el peso vaya ganando su lugar, a mí me parece que es muy difícil, me parece que va a salir mal.

P.: ¿Y qué implicaría que les vaya a salir mal ese atajo? ¿Cuál es el riesgo?

J.C.: Las cosas que siempre nos han pasado, lo que le pasó a Sturzenegger. En general, esos caminos rápidos para bajar la inflación consisten en fijar el tipo de cambio, pero no solo fijarlo, es fijar el tipo de cambio dejándolo apreciar. Es el ancla que funciona y que te la baja rápido. El problema es que, si vos no tenés un montón de cosas que hagan que esa fijación cambiaria sea creíble, ahí te empiezan los problemas. Y, en general, todos los planes de estabilización a las apuradas terminan siendo inconsistentes. El mejor consejo que les daría es que, si van por ese camino, tomen el tiempo que se requiera y que no apuren el proceso. Porque en apurar el proceso es donde se les va a arrebatar el asado.

P.: ¿Comparte las críticas respecto de los riesgos que implicaría una dolarización para el país?

J.C.: Sí, comparto plenamente que sería un problemón. Hay coincidencia entre la mayoría de los economistas de que no es un buen proceso para una economía tan grande como la argentina, que está poco correlacionada con una economía como la de Estados Unidos. Podría ayudar a bajar la inflación, pero va a generar un costo en términos económicos, sociales y productivos muy grandes. Ahora bien, este es un gobierno que, por lo que estamos viendo con el uso que le da a la recesión, o es kamikaze o piensa que va a durar poco o no le tiene miedo a este tipo de costos.

P.: Si rebobináramos un poco e imagináramos que no ganó Milei las elecciones sino Unión por la Patria, ¿qué herramientas del esquema de transición que armó el Gobierno actual eran inevitables, cuáles eran deseables y cuáles eran un parteaguas?

J.C.: Creo que, en un gobierno de Sergio Massa, que estuvo a 3 puntos de ganar en primera vuelta, hay medidas que se hubieran tomado también para hacer una transición. Por ejemplo, no abrir el cepo de un día para el otro. Pero seguramente no hubiera habido una devaluación tan salvaje, el exceso de fogonazo inflacionario. Sí hubiera habido, y me parece muy importante porque fue una de las principales autocríticas, una corrección más gradual del esquema de subsidios porque era absolutamente inconsistente: no era bueno en términos fiscales, en términos del sector externo, en términos políticos -porque nadie sabía cuánto le estaban subsidiando- ni en términos redistributivos. Pero hubiera habido una estrategia para minimizar el costo social. Siempre iba a estar presente el eje de minimizar el costo de la transición hacia un ordenamiento fiscal y monetario, que era imprescindible. Y el peronismo iba a ser más creíble porque hubiera tenido todo el soporte de su electorado.

P.: Tuvo una reunión con la Oficina de Evaluación Independiente del FMI que visitó Argentina. ¿Qué le dejó ese encuentro?

J.C.: Es muy curioso. Vinieron cinco años después (del préstamo que tomó Mauricio Macri), aunque ya tenían mucha información del programa. De los funcionarios del Fondo que participaron no quedó nadie. Pero vienen a Argentina y acá es circular: están los mismos. Está de ministro Caputo, que es el que los hizo volverse locos porque intervino con la plata que estaba para fines de apoyo presupuestario. Y el que sería potencialmente ministro si se fuera Caputo es Federico Sturzenegger. Pero yo creo que el FMI aprendió mucho del acuerdo con Argentina. Primero, quedó demostrado que hay ciertas indicaciones de sus accionistas a las que el Fondo no puede decir que no: ese préstamo solo ocurrió porque Donald Trump lo indicó. Creo que hacia adentro van a ser muy críticos sobre la forma política en la que se implementó. Segundo, el tamaño: ellos saben que comprometieron el capital del Fondo con un solo acreedor de una forma que es muy poco recomendable en cualquier análisis de riesgo. Y tercero, una cosa que en el acuerdo original fue el gran error -que luego en el programa que negoció Martín Guzmán se modificó- es la falta de control de capitales. Una de las grandes autocríticas que se trasluce en todo lo que ellos analizan es “cómo le diste toda esa cantidad de plata y no instrumentaste un mecanismo para preservar el uso previsto para esos fondos”, que era mitad para respaldar las reservas y mitad para uso presupuestario. Es decir, no se generaron mecanismos para evitar que se usara para financiar formación de activos externos o fuga de capitales. Creo que esa lección el Fondo la tiene clara.

P.: Ahora el Gobierno está empezando a negociar un nuevo programa con el FMI y apunta a conseguir nuevo endeudamiento. ¿Cómo lo analiza?

J.C.: Técnicamente está la posibilidad de pasar de u$s44.000 millones a u$s52.000 millones (sumar lo que no se desembolsó en su momento) y con el Fondo de Resiliencia llegar a los u$s10.000 millones extra. Pero me hago ciertas preguntas. Con todo lo que ha pasado el Fondo en Argentina, ¿es tan fácil decir “te voy a dar u$s10.000 millones más” o es una bomba de humo que hace el Gobierno para tratar de presionarlos? ¿El Board está en la misma situación que cuando estaba Trump? (Joseph) Biden y (Janet) Yellen a mí me parece que son gente totalmente distinta. Entonces, me cuesta pensar que en el final del mandato de Biden le quiera dejar a Milei este adicional. Sí puede ser que haya alguna forma de presentar un acuerdo con un número grande, pero que en realidad la plata no entre inmediatamente a las reservas. Porque van a querer ver cómo le va al Gobierno ya que ellos piensan que políticamente es muy débil, que socialmente está jugando con fuego y tienen muchas dudas sobre la implementación del programa.

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