El Gobierno cambió el tono y mandó a Bullrich y Quirno al Congreso mientras busca postergar el Presupuesto 2026

Después de dos años sin aprobar una ley de Presupuesto, el presidente Milei envió a dos de sus principales funcionarios a exponer ante Diputados. Bullrich marcó el tono político de la nueva etapa, Quirno defendió el rumbo económico y el oficialismo busca ganar tiempo hasta que asuman los nuevos legisladores en diciembre.
Tras las elecciones legislativas del domingo, en las que La Libertad Avanza mejoró su representación en ambas cámaras, el Gobierno dio una señal de apertura inédita: después de dos años sin sesiones activas en la Comisión de Presupuesto, envió a sus ministros y secretarios a responder preguntas ante los diputados. El cambio de tono fue evidente. Patricia Bullrich y Pablo Quirno encabezaron una avanzada política y económica que marcó el giro del oficialismo, mientras en paralelo el Ejecutivo negocia postergar el dictamen del Presupuesto 2026 para diciembre, ya con los nuevos legisladores asumidos.
La estrategia tiene un objetivo doble: mostrar diálogo en la recta final de las sesiones ordinarias y ganar tiempo para negociar desde una posición más sólida. Hasta ahora, el tratamiento del proyecto está emplazado para dictaminar el 4 de noviembre, pero en la Casa Rosada ya anticipan que buscarán correr ese plazo. “No queremos un tercer año sin presupuesto, pero tampoco queremos aprobarlo con esta composición del Congreso”, reconoció una fuente libertaria a este medio.
El gesto de enviar a los funcionarios —algo que el Gobierno había evitado sistemáticamente durante 2024 y gran parte de 2025— busca también reconstruir un puente con los gobernadores, los grandes derrotados de las elecciones del domingo. El presidente Javier Milei los necesita para garantizar la aprobación del Presupuesto y de futuras reformas económicas que también podrían tratarse en extraordinarias.
La primera en llegar al Congreso fue Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y senadora electa por la Ciudad de Buenos Aires, que aprovechó su exposición para hacer un repaso de gestión y un discurso político en clave de campaña. “El que las hace las paga no es un lema de campaña: fue, es y seguirá siendo un principio de gobierno”, dijo, al asegurar que “sin seguridad no hay libertad”.
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Bullrich reivindicó la baja de los homicidios, la inversión en equipamiento y las leyes aprobadas durante su gestión, como las de Reiterancia y Antimafia, y reclamó al Congreso avanzar con las iniciativas sobre legítima defensa, régimen penal juvenil y antibarras. También destacó la presencia del Estado en Rosario y las fronteras, con una reducción del 85% en los robos de carga y un despliegue de drones y equipamiento “inédito” para las fuerzas federales.
Entre los momentos más tensos, se cruzó con diputadas de izquierda que la acusaron de negar el aumento de femicidios. “Aprenda matemática, diputada”, respondió a Mercedes de Mendieta, tras citar cifras de la Corte Suprema que muestran una baja interanual del 9%.
Bullrich también respondió sobre el escándalo del narcotraficante Fred Machado, causa que derivó en la renuncia de José Luis Espert a su candidatura. Dijo que “Machado no tiene causas en Argentina” y que “cometió sus delitos fuera del país”. “Si había irregularidades, debían haberlas denunciado en 2021. Nosotros no juzgamos, pasamos la información”, agregó.
En tono político, la ministra pidió “más leyes para sostener el orden” y agradeció al Congreso por acompañar sus iniciativas. Fue, a la vez, la primera voz de la victoria electoral del Gobierno dentro del Parlamento: algunas chicanas con la oposición, pero en un tono más dialoguista.
Dos días después de jurar como nuevo canciller, Pablo Quirno asistió a la misma comisión para defender el rumbo fiscal y despejar sospechas sobre su vínculo con el JP Morgan, el banco donde trabajó durante 17 años. “Hay muchos prejuicios sobre las operaciones de deuda; no hay ningún conflicto de intereses”, aclaró.
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El exsecretario de Finanzas aseguró que “Argentina no tiene un problema de cantidad de deuda, sino de credibilidad y de acceso al mercado”, y destacó que “la deuda consolidada neta con privados y organismos internacionales bajó del 56,6% del PBI en 2023 al 42% en agosto de 2025”. “Gracias a los resultados del domingo, el valor de nuestros activos subió significativamente”, celebró el funcionario, quien defendió el acuerdo con el FMI como “un programa inédito que permitió capitalizar el Banco Central”.
Quirno negó que el apoyo de Estados Unidos esté sujeto a condicionalidades políticas. “La única condición expresa es que la Argentina mantenga el orden fiscal”, explicó, y detalló el funcionamiento del swap entre el Tesoro norteamericano y el Banco Central.
También respondió preguntas sobre educación y deuda social: “El ajuste permitió duplicar la ayuda real a sectores vulnerables y cortar la cadena de corrupción”, dijo, en una frase que generó murmullos en la oposición.
Aunque el tono fue diplomático y prudente, varios bloques se retiraron disconformes. “No respondió sobre los conflictos de interés ni sobre los mecanismos de control”, señalaron desde Fuerza Patria.
Las jornadas de exposición continuaron con los funcionarios de Educación, Carlos Torrendell y Alejandro Álvarez, quienes negaron recortes y defendieron la suspensión de la Ley de Financiamiento Universitario por falta de respaldo presupuestario. “No íbamos a financiar una ley sin fuente de financiamiento, sería un acto de ilegalidad”, dijo Álvarez. Torrendell, por su parte, aseguró que el nuevo Presupuesto “aumenta un 17,6%, con una inflación proyectada del 10%”.
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Desde el Ministerio de Defensa, Luciana Carrasco habló de “una política de defensa moderna, federal y soberana”, destacó la expansión del FONDEF y negó rescates a la fábrica estatal FAdeA, que “tendrá que corregir sus contratos”.
Finalmente, el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, defendieron el equilibrio fiscal y criticaron los presupuestos de la gestión anterior: “Planteaban gastos que no había forma de financiar, era chamanismo económico”, lanzó Rolandi, en una frase que sintetizó la mirada oficialista.
El regreso del Gobierno al Congreso fue, ante todo, un ensayo de convivencia institucional tras un año en donde el oficialismo buscó paralizar al máximo la actividad parlamentaria. Milei busca evitar un tercer año sin presupuesto, pero no está dispuesto a votarlo con la actual composición del Parlamento. En paralelo, avanza la negociación con los gobernadores para reabrir el debate en diciembre, ya con un bloque libertario ampliado y un escenario político más favorable.
Entre los pasillos del Congreso, incluso en la oposición dialoguista, nadie duda de que algo cambió. La victoria del domingo le dio aire al Ejecutivo, pero también la obligación de mostrar que puede pasar del ajuste a la gestión y del monólogo al diálogo. El Presupuesto 2026 será su primera prueba, pero en paralelo ya se habla de la reforma laboral, tributaria y previsional.
LLA, con el interbloque que conformó con el PRO, pasará a tener 115 diputados y ser la primera minoría, con números de sobra para blindar cualquier veto (86), pero no lo suficiente para tener quórum propio (129). Por eso es que necesitará del apoyo de las fuerzas provinciales y el radicalismo.
JD / DCQ
