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Putin negocia con los talibanes para comprar el armamento estadounidense que Biden abandonó en Afganistán

Putin negocia con los talibanes para comprar el armamento estadounidense que Biden abandonó en Afganistán

El presidente ruso pagaría por apoderarse de las armas incautadas por los talibanes durante la retirada estadounidense. Además, ofreció reconocer a los talibanes como gobierno oficial de Afganistán.

Según un informe publicado por el periódico británico The Sun, el presidente ruso Vladimir Putin está en medio de una serie de negociaciones con los talibanes para comprar los equipos militares que Estados Unidos dejó en Afganistán, a cambio de dinero, armas rusas y un posible reconocimiento del grupo como el gobierno legítimo del país afgano.

Según el canal de Telegram “General SVR“, Rusia pretende usar este armamento militar estadounidense que ahora está en manos de los talibanes para reforzar sus fuerzas en Ucrania. El “General SVR” es un canal anónimo que ha ofrecido enormes cantidades de información que resultó verdadera y afirma estar dirigido por un ex teniente general del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR).

Según el General SVR, “Putin está supervisando las negociaciones con los talibanes para reconocer al gobierno talibán” y “a cambio, el liderazgo ruso está ofreciendo un importante intercambio de armas y equipo militar“.

“Las personas iniciadas en los detalles de las negociaciones dicen que los talibanes están extremadamente sorprendidos por tales propuestas, pero las están discutiendo en serio“, asegura.

Putin había dicho en el pasado que los talibanes poseen ciertas armas y equipos, incluidos los incautados después de llegar al poder en Afganistán, que en este momento escasean para el ejército ruso en el frente.

Las tropas estadounidenses se retiraron a las apuradas de Afganistán en agosto de 2021, luego de que Biden diera la orden que las Fuerzas Armadas norteamericanas dejaran de dar asistenica al entonces Ejército de la ahora difunta República Islámica de Afganistán.

Si bien había un proyecto integral iniciado por Trump y coordinado con el Pentágono y el Ministerio de Defensa de la República afgana para que Estados Unidos se retire de Afganistán en mayo del 2021, Biden canceló el plan en abril de ese año y creó un nuevo programa para retirarse oficialmente del país el 11 de septiembre, con una posible visita del demócrata al país islámico.

Esto violó el pacto al que había llegado Trump con los talibanes, que se habían comprometido a reconocer al gobierno de Ashraf Ghani a cambio de la salida de Estados Unidos del país, y rápidamente los yihadistas volvieron a levantarse en armas.

Acorde al nuevo plan las tropas de Estados Unidos debían dejar de dar apoyo aéreo en julio y cesar cualquier participación en conflictos militares en agosto, una decisión que debería haberse modificado tras el anuncio de que los talibanes volvían a lanzar la guerrilla.

Pero la falta de determinación de la Casa Blanca para tomar una decisión, seguramente vinculado al cuadro de senilidad de Joe Biden, quien debía tener la última palabra en cualquier medida de este tipo, las tropas de Estados Unidos tuvieron que empezar a retirarse antes de lo previsto por el avance talibán, hasta el fatídico 30 de agosto cuando la guerrilla llegó a la capital, Kabul.

Una vez más, el silencio desde Washington provocó que las tropas improvisaran una escapada de Kabul, replegándose primero al aeropuerto en las afueras de la ciudad y luego dando 48 horas a todos los civiles estadounidenses en el país para llegar al lugar para ser extraídos.

En esos días, ISIS lanzó un ataque suicida contra el aeropuerto, asesinando 12 marines y un centenar de civiles afganos que acampaban en las puertas para que los dejaran irse a Estados Unidos con ellos.

Las Fuerzas finalmente decidieron abandonar el país, dejando atrás a por lo menos 1.500 estadounidenses (en su mayoría afganos que habían obtenido la ciudadanía por su contribución al esfuerzo norteamericano durante la invasión), con imagenes que recordaron a muchos a la retirada de Saigón, que se dio durante un gobierno demócrata casi tan inepto como el actual.

En esta retirada, Estados Unidos dejó atrás cientos de miles de armas de fuego y municiones, humvees, tanques, helicópteros y demás equipamiento que quedó en manos de los talibanes.

Se cree que los combatientes talibanes se quedaron con hasta medio millón de armas estadounidenses y hasta 50.000 vehículos. Un informe del Pentágono en abril de 2022 estimó que Estados Unidos había dejado atrás equipos militares por valor de US$ 7.000 millones de dólares en Afganistán.

Durante los 20 años de guerra, Estados Unidos gastó un estimado de US$ 78 mil millones de dólares en armas y vehículos para equipar al ejército afgano mientras apuntalaban al gobierno después de derrocar a los talibanes en 2001.

Documentos estadounidenses revelan que un número asombroso de armas, vehículos y equipo militar fueron entregados a Kabul, solo para que las fuerzas afganas fueran arrastradas contra la marea del avance talibán.

Las estimaciones indican que 22.174 Humvees, 634 autos blindados M1117, 115 camiones Maxx Pros y 549.118 ametralladoras, rifles de asalto y pistolas fueron entregados por los Estados Unidos al gobierno afgano en los últimos 20 años.

Además, unos 33 helicópteros Black Hawk, 23 aviones de combate Super Tucano y 4 aviones de transporte C-130 también fueron entregados a la Fuerza Aérea Afgana. Además, se entregaron otros equipos de apoyo, entre los que se cuentan unos 16.035 pares de gafas de visión nocturna, 162.043 radios y unos 8.000 camiones.

Si bien una buena parte de estos equipos militares fueron retirados durante el gobierno de Trump, cuando en julio del 2020 se redujo la fuerza norteamericana de 13.000 efectivos a 8.600, la gran mayoría del armamento norteamericano quedó en el país en su apresurada retirada.

Esta noticia surge al mismo tiempo que Alemania aprobó el envío de tanques Leopard y Estados Unidos de tanques M1 Abrams a Ucrania, lo que podría llevar a una situación similar, en la que Rusia también accederá a armamento occidental si ganan batallas contra las fuerzas defensoras.

Además, Rusia envió esta semana un buque de guerra armado con misiles hipersónicos “imparables” hacia la costa de los Estados Unidos en una preocupante demostración de fuerza. La fragata de misiles guiados “Almirante Gorshkov” ha sido monitoreada de cerca por las armadas de la OTAN en su viaje inaugural armada con armas Zircon de 6.670 mph.

Un informe no confirmado del canal ruso Telegram dice que fue “visto en el radar en aguas neutrales del Océano Atlántico, a una distancia efectiva de lanzamiento de salva desde la costa de Estados Unidos“. Cabe aclarar que los misiles Mach 9, con capacidad nuclear, que se encuentran en la fragata tienen un alcance reportado de 625 millas.

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