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A 20 años del comienzo de la pesadilla kirchnerista: El origen de la inflación y la crisis que sufre el país al día de hoy

A 20 años del comienzo de la pesadilla kirchnerista: El origen de la inflación y la crisis que sufre el país al día de hoy

Hace exactamente 20 años el presidente Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación, y con ello se revirtieron la mayor parte de las reformas implementadas en los 90s. Argentina reinstaló el problema de la estanflación tras haberse superado en 1991.

El 25 de mayo de 2003 el presidente Néstor Kirchner asumió como presidente del país, valiéndose de una contienda electoral en la cual la Justicia proscribió el proceso de internas dentro del Partido Justicialista para perjudicar a Carlos Menem (el candidato más votado en las elecciones). Kirchner inició un proceso de contra-reformas que sentó las bases para los problemas económicos que siguen teniendo vigencia hoy en día.

El drama de la inflación fue nuevamente instalado en la economía del país como algo normalizado. El kirchnerismo se negó a aceptar la apreciación del tipo de cambio nominal a pesar de que esto hubiera sido lo natural dada la fuerte entrada de capitales, y por medio de la nueva carga orgánica de la institución (sancionada en 2002) se emitieron grandes cantidades de dinero para comprar los dólares excedentes y mantener un cambio estable en $3 por dólar.

La inflación interanual saltó del 2,2% al 12,4% al término de la presidencia de Kirchner, y este problema se arrastró irremediablemente durante todas las administraciones sucesoras. Alcanzó el 22,6% hacia el final de la primera presidencia de Cristina Fernández, casi 28% para diciembre de 2015, superó el 53% en el último mes de la gestión de Mauricio Macri y Alberto Fernández la llevó hasta el 108,8% al cierre de abril de 2023.

Lo que comenzó como un problema de “política cambiaria” poco convencional se convirtió rápidamente en una cuestión de dominancia fiscal, ya que el Tesoro comenzó a usar al Banco Central como su principal medio de financiamiento cuando los déficits comenzaron a dispararse a partir de 2010. Martín Redrado fue expulsado de la institución, y su partida le permitió al kirchnerismo hacerse de pesos constantemente y asaltar las reservas internacionales.

Asimismo, se desbarataron todas las reglas fiscales pautadas por la ley de “Convertibilidad fiscal” sancionada durante el menemismo. Esto le permitió al Gobierno incurrir en desequilibrios siderales sin rendir cuentas a nadie. El déficit primario del Sector Público Nacional (SPN) creció hasta el 3,8% del PBI en diciembre de 2015, mientras que el financiero superó el 5,3% del PBI. Ambas partidas habían sido heredadas con superávit.

A este problema se le añadió más tarde el pago de intereses por la deuda del Banco Central, que tras la conversión de Lebac a Leliq en 2018 se incrementó notablemente. El Gobierno de Alberto Fernández nuevamente profundizó todos los desequilibrios, y se estima que el déficit consolidado del Gobierno nacional más la carga de intereses del Central ya supera los 8 puntos del PBI (un nivel en máximos históricos).

El crecimiento que experimentó la economía desde el año 2003 no sólo no fue particularmente sorprendente, sino que además tampoco se pudo sostener en el tiempo y de hecho la economía sufre una situación de estanflación desde mediados de 2011.

La mayor parte del crecimiento entre 2003 y 2011 se debió a un reboté cíclico, algo muy esperable considerando que la brecha entre el PBI efectivo y el potencial superó el 15% en 2002 y muy difícilmente podría persistir en esos valores. El crecimiento genuino comenzó sólo a partir de junio de 2006, ya que hasta entonces aún no se superaba el pico alcanzado en julio de 1998.

Pero lo cierto es que el desempeño potencial de la economía durante los mandatos kirchneristas fue realmente muy pobre en comparación a lo que se había dado en la década anterior, y más aún considerando las condiciones internacionales verdaderamente excepcionales (tasas de interés cercanas al 0% y altos precios en bienes exportables).

Según las estimaciones del economista Luciano Campos, el PBI potencial registró un fuerte crecimiento entre 1990 y 1998 a partir de las reformas estructurales del Gobierno de Menem, pero entre 2003 y 2015 se observó un dinamismo mucho más pobre. Desde el año 2007 la economía dejó de operar en niveles sostenibles a pesar del magro crecimiento en la producción potencial, y para 2011 el país terminó por estancarse.

El crecimiento registrado en la primera etapa del kirchnerismo se sostuvo a base de consumir la capitalización que se había producido durante la década menemista. Por estas razones se volvió a una situación similar a la década de 1980, en donde si bien la economía logró alcanzar sus niveles de producción potencial, esta potencialidad no es otra cosa que el estancamiento secular. 

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