Toda la Argentina en una sola página

Trump, qué grande sos, canta Milei; Bullrich quiere influir y Santilli, que le cumplan

Trump, qué grande sos, canta Milei; Bullrich quiere influir y Santilli, que le cumplan
opinion

Hay que poner foco en la intención franca de Estados Unidos de disminuir la influencia china en América Latina y, a la vez, favorecer la exportación de productos americanos.

¿Quiénes son los principales socios comerciales de Argentina? Es un ranking que varía, pero en los primeros lugares siempre están los mismos: China, Brasil, Unión Europea (como bloque), Estados Unidos, India. ¿Con quién anunció la Casa Blanca estos acuerdos comerciales marco? Argentina, Guatemala, El Salvador y Ecuador. E inició conversaciones con Brasil con el mismo propósito: el canciller Mauro Vieira, antiguo embajador en Buenos Aires, lo pactó con Marco Rubio. Trump había penalizado a Brasil con un aumento del 50 % de los aranceles de exportación por la sentencia judicial contra su aliado Jair Bolsonaro. Se pelea con Lula pero ahora lo seduce.

Hay que poner foco en la intención franca de Estados Unidos de disminuir la influencia china en América Latina y, a la vez, favorecer la exportación de productos americanos. Las impugnaciones internas a Trump de su propia base electoral forman parte de esta política en la que, por supuesto, la región no ocupa el centro del escenario de la guerra comercial pero forma parte del frente de batalla.

Javier Milei salta de contento con este acuerdo cuyos detalles aún se desconocen. El Presidente siente que su manifiesta admiración con Trump le está dando frutos y esa devoción ha sido fuertemente retribuida. La Casa Blanca salvó al gobierno libertario argentino de una debacle a plazo fijo, despejó las crecientes dudas de un default y le puso gasolina a un proyecto que, con el reciente triunfo electoral, ha desplegado todas las velas. El anuncio también ha sido celebrado por los empresarios argentinos.

Las observaciones económicas e impugnaciones al acuerdo, sobre todo a las consecuencias sobre algunos sectores, no provoca fisuras en el objetivo de Milei de aliarse incondicionalmente a Washington. La coincidencia, hay que reiterarlo, es política, de estilo y de modales. El proteccionismo económico del trumpismo nada tiene que ver con la apertura que impulsa Milei pero es lo de menos. Lo importante es que esa sujeción económica, ese rescate sobre la hora, le ha prestado un músculo que recién comienza a desarrollar esta experiencia libertaria.

Peter Lamelas, el nuevo embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, está hiperactivo desde su llegada. Esa hiperquinesia tiene que ver con el cumplimiento de los ejes de su gestión que delineó ante el Senado en Washington cuando discutían su acuerdo para venir a la Argentina: frenar a China y tratar que los gobernadores no cierren acuerdos de sus provincias con Beijing, seguir de cerca la situación judicial de Cristina Kirchner y del kirchnerismo en general, y ayudar a Milei a consolidar su gobierno y su espacio político. De paso, su reelección.

En este último punto hubo un gran progreso, no solo por la ayuda americana sino por el claro triunfo de Milei y la defección del peronismo. Aquella idea de que la derrota del 7 de septiembre fue un despertador para una sociedad que se iba desentendiendo de la suerte del gobierno es una buena hipótesis para explicar el vuelco de expectativas. El peronismo, desnortado, bajo todavía la influencia de Cristina, ha respondido con un “Lamelas, Go Home”, con el que empapeló tímidamente algunas calles. Solo slogans para un gran desconcierto.

Los vientos favorables soplan para Milei pero pueden cambiar sin avisar: hay que aprovecharlos ahora.

Diego Santilli se ha lanzado a una tarea de convencimiento a los gobernadores para aprobar el Presupuesto pero los caciques provinciales quieren saber si está en capacidad de cumplir con las promesas. En primer lugar, señalan con intención, la presencia de Manuel Adorni en cada una de las conversaciones con gobernadores en la Casa Rosada, al menos sorprende. ¿Será por eso que Santilli viaja a las provincias para eludir esa sombra?

La política es también simbólica: el nuevo ministro del Interior debe despachar en una pequeña oficina porque el lugar tradicional del ministro del Interior lo usa Adorni. Y el gran despacho de la jefatura de Gabinete, con acceso privilegiado al despacho presidencial, está en manos de Karina Milei.

No es simplemente un problema arquitectónico sino de poder. Guillermo Francos prefirió quedarse en la planta baja de la Casa Rosada para tener más “autonomía”. Adorni dio por hecho que esas oficinas eran para sus nuevas funciones.

Santilli trata de ponerle el pecho a las sorpresas - la disminución de áreas de su ministerio- siempre que le cumplan con la promesa de que los acuerdos a los que arribe con sus interlocutores serán cumplidos. Es el punto principal. Los gobernadores quieren ver para creer.

Otra cuestión de reordenamiento es quién influye sobre qué área. La versión que circula es que Santiago Viola, apoderado de La Libertad Avanza, está en los planes de Karina para avanzar sobre áreas sensibles que todavía maneja Santiago Caputo. Se ha hablado de la ex SIDE pero esa versión puede ser parte de la guerra interna que mantiene su intensidad, sobre todo después de que Caputo constató que cuando le estaban ofreciendo lo que él creía que sería la jefatura de Gabinete, ésta ya tenía a Adorni como dueño. Francos, que la ejercía en ese entonces, y que cantaba “La Cigarra” por televisión, tampoco lo sabía.

Entre las incertidumbres existente está la influencia que quiere mantener Patricia Bullrich en el ministerio de Seguridad a través de Alejandra Monteoliva, su actual segunda, a la que la futura senadora quiere como su sucesora.

“Tengo derecho de pedir porque a mí me pidieron que vaya de candidata”, dicen que Bullrich repite frente a quienes le preguntan sobre el futuro del ministerio que ocupa. Por lo pronto le dio un zarpazo a Interior y se llevó Migraciones y el Renaper (documentación), que después devolvió a un atónito Santilli, a quien conformaron dándole el área de Deportes amputándosela, a su vez, al incombustible Daniel Scioli.

Queda el Ministerio de Defensa con dos candidatos: el brigadier Isaac o alguien del actual escalafón. Macri habría intentado con Pinedo en sus poco productivas charlas con el poder.

Decidirá Karina, afirman, y lo hará buscando la mayor afinidad con los Estados Unidos porque la cooperación militar con Washington es, dentro de la política actual, obviamente esencial.

Trump ha tenido en los últimos dos días reuniones con sus asesores militares examinando opciones militares sobre Venezuela y el uso de tropas de operaciones especiales dentro de ese país, según fuentes citadas por medios americanos.

El retorno a la “diplomacia de las cañoneras” del siglo pasado, es decir la fuerte presión naval para forzar cambios internos, ha vuelto en otro contexto y en otro mundo del que se desplegaba la “gunboat diplomacy” de antaño.

¿Acaso hay alguna línea de colaboración militar con Trump en el enorme despliegue naval frente a las costas venezolanas? Antecedentes: el envío de fragatas a la guerra del Golfo, durante el gobierno de Menem como gesto de alianza con George Bush; y el entrenamiento clandestino y asesoramiento en Honduras de la “contra” nicaragüense, en la dictadura militar que se interrumpió abruptamente cuando Estados Unidos apoyó a Gran Bretaña en la guerra de las Malvinas.

930930

Suscribite a nuestro newsletter

Un resumen de las noticias más relevantes directo en tu email.