Me encanta recordar momentos. Incluso cuando estoy en casa trato de ver viejos partidos de Copa Libertadores, atajadas mías. Eso me llena mucho. Está bueno recordar”. Uno de los secretos del éxito de Franco Armani fue siempre no quedarse con lo ganado, mirar hacia adelante, no recostarse en el colchón de laureles que desde hace rato lo ubican como el arquero más ganador de la historia del fútbol argentino. Y en eso está el Pulpo, enfocado en otra CL con River, en ser protagonista, en llegar por tercera vez a la #GloriaEterna. Pero sabe también Armani que con 37 años su carrera ya entró en una recta final y tal vez por eso hoy empieza a recordar las noches épicas en el arco. Lo sabe también River, que durante ya más de seis años descansó en un arquero de época para su propia historia pero que de a poco tiene que ir diagramando cómo será una sucesión muy pesada.

La filtración del nombre del uruguayo Ignacio De Arruabarrena como una opción a explorar a futuro sólo confirmó lo que ya habían anticipado los propios agentes de Armani: así como aceptó en público que la Copa América de Estados Unidos probablemente marque su adiós a la Selección, el Flaco sabe que el club busca arqueros para anticiparse a la próxima era en el arco y que no pasará de este mercado o el de diciembre para que tenga una competencia que, ahora sí, promete ser más pareja y llevarlo a alternar en la titularidad a futuro. Claro que el nivel de FA y sus números esta temporada no ponen en duda que en el corto y mediano plazo será el dueño indiscutido de los guantes, pero la idea del club y del CT es que la herencia que deje el campeón de América y el mundo sea lo menos traumática posible: el año y medio que duró la etapa post Barovero fue costoso para un River que recién encontró seguridad en el casildense a principios de 2018 luego de que pasaran Batalla (aunque todavía pertenece a River y haya sumado buenas experiencias en San Lorenzo y España, no lo ven como una opción para volver), Lux y Bologna bajo los tres palos sin que ninguno se ganara su lugar. Y es que no es fácil, claro, encontrar un arquero para River: antes de Trapito, de hecho, hay que irse muy atrás para encontrar arqueros de época asentados, entre Comizzo a principios de este siglo y Bonano o Burgos a finales del anterior.

En ese contexto, el CARP ya analiza opciones. De Arruabarrena fue apenas una de ellas. Tras su gira por Europa, Ponzio anotó el nombre del atajapenales del Arouca portugués (queda libre a mitad de año y tiene ciudadanía argentina) en una carpeta que ya acumulaba otros goleros de unos meses a esta parte: Rochet era hasta el año pasado el que más encajaba por perfil y experiencia de selección, pero los tiempos jugaron en contra, con menos urgencia justo cuando el uruguayo buscaba salir de Nacional (Inter fue el que aprovechó la oportunidad de mercado y vaya si lo sufrió un River que quedó afuera de la Copa en buena parte por culpa de sus atajadas); el colombiano Kevin Mier también estuvo en el radar hasta que hace unos meses Cruz Azul se lo compró a Atlético Nacional; el charrúa Santiago Mele, de muy buen paso por Unión y actual arquero de Junior es otro nombre que rebotó en las oficinas del Monumental; el sueño del marroquí Bono, figura en el último Mundial, aún se ve algo lejano: tiene contrato en Al Hilal hasta mediados de 2026 (para entonces, tendrá 36 años).

Lo cierto es que así como la Copa América puede arrancar la retirada de Armani en la Selección, el Mundial de Clubes del 2025 podría ser uno de los topes para la carrera en Núñez del Pulpo, que estiró su contrato hasta fines de 2026 pero que firmó en modalidad uno más uno, por lo que diciembre del año que viene es también un punto importante para un futuro que, de a poco, en River van imaginando sin su capitán...